viernes, 28 de enero de 2011

POR FIN LOLA REGRESA EN "LOLA Y EL ENIGMA DE LOS PATOS

-Loooooooooooola…
-¿Qué quieres, Mari Pili?
-¿Dónde estás metida? No te veo.
-Cómo me vas a ver si ves menos que un elefante en una pollería… Estoy debajo de la cama.
-¿Y qué haces ahí?
-Para no distraerme, Mari Pili. Necesito concentración para resolver el enigma de los patos.
-¿Qué patos, Lola?
-Pues los patos, Mari Pili… De repente tengo tantos patos que me dan ganas de mandárselos a Pepe a la funeraria para que le hagan compañía en negocio tan alegre y, también de repente, se incineran ellos solos y desaparecen. ¿Tú lo entiendes, Mari Pili?
-Pues no, Lola, no entiendo nada… Oye, y dónde ves los patos?
-Ven, métete debajo de la cama, no hay suciedad. La limpié hace dos años.
-¿Qué no limpias desde hace dos años debajo de la cama, Lola? No me extraña que veas patos, lo que no comprendo es que no veas cocodrilos y vacas, y ovejas y gallinas y caballos y…
-Para, Mari Pili. De eso tengo muchos y ya ves, no se me escapan. ¿Tú tienes?
-¿Qué, Lola?
-Hija, pues caballos, potros, gallinas, huevos...
-Pues no, Lola. Sólo tengo los huevos de Paquito, y estoy de esllos hasta las narices. De todas formas es que yo soy muy limpia, sabes. Tengo la costumbre de pasar el plumero cda veinticinco minutos.
-¡Joder, Mari Pili! Eres Cagadita a tu madre. Recuerdo que tu madre pasaba dos plumeros, uno en cada mano, cada medio minuto. Me parece que tú me has salido un poco más guarra… ¡Ah!, hablando de cerdos, tengo sobredosis de cerdos. ¿te interesa alguno?
-¿También los tienes debajo de la cama?
-Síiiii. Ven que te los enseño.
-Sí, sí, ahora. Espera un momento que voy a hacer una llamada… ¿Funeraria La alegría? Que se ponga don Pepe
-Diga…
-Pepe, soy Mari Pili. Oye, estoy con tu Lola y dice que tiene patos que aparecen y desaparecen. ¿Tú crees que era buen momento para regresar? Es que los lectores van a pensar que después de tantos meses desaparecida, vuelve peor de lo que estaba. ¿Qué hacemos Pepe?
-Si eres tan generosa, Mari Pili, dale, por favor, la medicina.
-¿Cuál de todas, Pepe? Te recuerdo que al día toma ochenta y dos pastillas y media.
-No, le han cambiado el tratamiento, Tranquila. Ahota sólo toma noventa y si se pone nerviosa y ve alucinaciones, se le da las especiales.
-Pues dime cuál son las especiales, Pepe, que se las doy horita mismo.
-Dale una manada de patos con un poco de agua… Bueno, mejor dale dos manadas… ¡Adiós, Mari Pili!, te dejo que tengo que maquillar y hacer el peeling a cinco muertos.
-¡Adiós, Pepe!… Yo no sé quién de los dos está más trastornado. Claro, díme con quién andas y te diré en qué te conviertes… Ay, Señor, Señor, qué cara de pato tengo hoy.