viernes, 21 de octubre de 2011

LOLA ENFERMERA

-Monchita, no querrás que te cuente lo que me pidió Pepe ayer a la una de la mañana… Qué desvergüenza, qué desfachatez, qué tortura de hombre… ¿Te lo cuento, Monchita?
-No, Lola, pero lo vas a contar igual, así que empieza.
-Fíjate, Pepe me pidió que le cosiera un botón. ¿Tú te crees que son horas?
-Lola, te recuerdo que son las cuatro de la mañana y no has parado de hablar…
-¿Quieres que explote, Monchita, eh? Antes muerta que callá
-Igual que Monchín… Si es que sois calcados.
-Ah, no, eso no te lo consiento. Yo no me quejo, digo verdades.
-… Y tonterías, Lola… Por cierto, me duele este lado… mira, mira, el que está más abajo del espinazo.
-Buenas noches, doña Monchita, aquí estoy para darle la ración de chute.
-Buenas noches, enfermera.
-¡Alto!... Usted, quién, coños, es…
-Es la enfermera, Lola. Déjala hacer su labor.
-Y un cuerno… A mi amiga no la toca ni San Pedro.
-Lola, cállate, me va a poner el antibiótico.
-El antirrábico ese lleva alcohol…
-Señora, por dios, desde cuando un antibiótico lleva alcohol.
-Es que si no lleva unas gotitas de orujo a mi amiga no la toca ni Rasputín. Así que lárguese.
-Vale, vale, ponga a mi amiga el veneno ése… pero con una condición…
-¡Lola!
-Cállate Monchita, que se lo que me hago.
-A ver, señora, qué quiere…
-Enfermera no haga caso de mi amiga y usted haga su labor.
-Tranquila, doña Monchita, sé lo que hago. He estado cincuenta y cinco años en el pabellón de psiquiatría y sé cómo hay que tratar a estos elementos.
-¿De quién habla usted, doña enfermera? Porque si es de mí, lo tiene claro. Me dieron por perdida antes de nacer, así que, o pone dos docenas de bollos en vena a mi amiga, o se larga por donde ha venido… Decida.
-¡Lola!
-Que no me callo, Monchita. Esta gente de cofia y delantal blanco con termómetro lo que les pasa es que tienen una fijación con los gordos.
-Señora, no querrá que llame al agente de seguridad y la echen del hospital, verdad.
-Llame, llámele.
-Ahora mismo…
-Corre, Monchita, vistote.
-Pero, a dónde me quieres llevar, Lola…
-A Telepizza, Monchita. Desde allí llamaré a mi vecino el fontanero. Date prisa…
-¿Para qué queremos un fontanero, Lola?
-Hija, para qué va a ser. Te quita los gases, te desinfla, te desatasca y mano de santo.

martes, 18 de octubre de 2011

LOLA Y MÍSERA VERDAD

-Oye, guapa… Disculpa…
-Dígame, señora…
-Llámame Lola, hija. Suena rotundo y sincero.
-Vale, Lola… en qué la puedo ayudar…
-Hija, ¿quién te ha engañado?
-¿A mí? Nadie.
-Te han tenido que engañar a la fuerza o, bien, no tienes espejo en tu casa. Tú dirás…
-¿De qué me habla, señora?
-Llámame Lola, hija.
-De acuerdo, Lola. Tengo espejo y no hay nadie que me engañe.
-Pues entonces no lo entiendo. Con lo mona que tú eres. Ese pelo, esos ojazos… No me lo explico.
-Que no se explica el qué, señora…
-¡Coña! Que me llames Lola… Con lo español que es, la fuerza que tiene este nombre que Dios me ha dado… No serás vasca o catalana, verdad…
-Señora, soy de Lugo.
-Anda, mira, como mi prima la Chelito.
-Lola, tengo prisa. No la conozco de nada, pero si la puedo ayudar, dígame.
-La prisa es mala, te lo digo yo que tanto, tanto me aceleré que ni las pastillas me resucitan.
-Ya decía yo que no la veía a usted muy normal… ¡Adiós!
-Eh, niña, no te vayas… Te he dicho que estoy pasada de revoluciones y te largas… Si es que no se puede decir la verdad.
-Lola, Lola…
-Calma, bonita, calma… Si es que, verás tú… Hoy me he levantado con el espíritu samaritano y me he dicho “Loli, sal y di la verdad como Jesucristo”
-Lola, soy atea.
-¡Qué juventud!... No te das cuenta que debes de tener amigos hasta en el infierno…
-No  me había parado a pensar esa teoría, Lola.
-Bueno, no todo vale, eh. Yo no soy amiga ni del diablo ni de los políticos, aunque…
-¿Qué?
-Nada, que digo que en el infierno están los marchosos. No sé…
-Otro día me lo explica… ¡Adiós!
-Eh, eh, para… un segundín, bonita.
-Dígame… Lola…
-Que digo que vas hecha un Eccehomo… Con lo bonica que tú eres. Mírate, mírate… Pareces pasicorta. El tiro del pantalón te llega a la rodilla y el culo parece un pandero…
-Señora, señora, y a usted qué la importa… Se ha mirado usted…
-¿Yo?... Qué va. Desde que me dijeron que no tenía solución lo mío, me he venido ahorrando ese disgusto. Pero tú, alma de cántaro…
-Váyase usted a la mierda… ¡Adiós!
-ves, Lola. No se puede decir la verdad… Si aún me tendré que hacer amiga del diablo… Puerca miseria…

miércoles, 12 de octubre de 2011

LOLA Y EL PROBLEMÓN

-Pepe, me oyes… Soy Lola… ¿Pepe?
-Qué…
-¿Qué estás haciendo?
-Trabajar, Lola, trabajar.
-Pues qué aburrido, ¿no? Oye…
-Ay… Dime.
-Qué suspiros, no sabía que te excitara tanto mi persona, qué bien, ¿verdad?
-Lola tengo a un muerto entre manos, qué quieres…
-¿Le has asesinado tú, o se ha muerto sin ayuda?
-¡Hasta luego, Lola!
-Ehhh…, no cuelgues, Pepe. Yo te llamaba porque tenemos un problema. Bueno, en verdad es un señor problemón.
-¿De qué índole?
-De todo. Moral, antinatural, social, sociológico, bilingüe… Un problemón, Pepe.
-Ya sé cómo dices. A ver, ¿qué te sucede?
-¿A mí? Nada, Pepe, estoy sensacional y desde que me has dicho que soy excitable, me siento la mujer cañón.
-Lola, se me estropea el muerto… Dime en dónde está el problema.
-¿Cómo que se te estropea el muerto? ¿Le estás reviviendo? Ay mi Pepe, revividor de muertos… Qué completito es mi Pepe.
-Lola excitas al más tranquilo de los humano. ¿Qué, coños, quieres?
-Pepe… entonces, ¿no te excito de excitar?
-Loooooooooola…
-Ya, ya voy Pepe… Mira es que no sé cómo decírtelo…
-Diciendo, Lola, del verbo decir.
-¿Verbo intrínseco o intransigente, Pepe?
-Loooooooola…
-Ay, ya voy. Te advierto que te llamo porque Mari Pili está en Andorra y allí las conferencias son caras que si no de qué te iba a estar llamando yo.
-Pues vete a Andorra con ella.
-Ya, para que luego me acuses de abandono de hogar y me expropien la hipoteca y la cuenta con números rojos… de eso nada.
-Lola o me lo cuentas o te cuelgo…
-Pepe, nuestro perro es homosexual.
-¿Eh?... ¿Y en qué lo has notado?
-Pues que pasa de las perras y se va de perros.
-Bueno… ¿Y?
-Cómo que y… Pepe, es duro de aceptar, pero acéptalo, Pepe Perro es gay.
-Acéptalo tú, Lola, así conoces de todo.
-Pero cómo lo voy a aceptar, Pepe, ¿y mi madre?
-¿Qué la pasa a tu madre? ¿También es gay?
-Pero qué animal eres… Es una mujer de noventa años, cómo va a entender que el perrito sea de la otra acera…
-Pues no se lo digas y la evitas sufrimientos, Lola.
-Es que ya lo sabe, Pepe…
-¿Y por qué se lo has dicho?
-Yo no se lo he dicho, Pepe, no soy una chivata, majo… Me lo ha dicho ella a mí.
-Entonces si ya lo sabe, pues ya está solucionado, Lola.
-No, Pepe, no, porque desde que se dio cuenta no sabe otra cosa que decir “¿Por qué?” Es como un disco rallado. ¿Qué hago, Pepe?
-Llévala con el entrenador de Real Madrid, Lola.

lunes, 3 de octubre de 2011

LOLA Y EL MISTERIO DEL JAMÓN

-Lola… -…
-Lola contesta que se me acaba la paciencia… Looooooooooooola
-Pepe no estoy sorda y es más… A un semejante jamás de los jamases se le chilla.
-Looooooooooola
-¿Qué coños quieres, puñetas?
-Lola, esa lengua.
-Ya sé cómo dices “Lola te `pareces a las verduleras”… Pues no, Pepe, no me parezco. Ellas ganan dineritos y yo sólo te aguanto a ti… Anda que no hay diferencia.
-Lola, ¿quién ha tocado el jamón?
-Mismamente el perro, Pepe.
-¿No me digas, Lola, que el perro come jamón?
-Bueno, Pepe, hasta atragantarse por una veta mal cortada. Con eso te digo todo… Pepe.
-Y quién, coños, le corta el jamón al perro...
-Quién va a ser, Pepe, el mismo. Es un animal muy eficiente.
-¿Con qué corta el jamón?
-Con un cuchillo, Pepe… Y lo que es más gordo…
-¿Qué, Lola, qué es lo más gordo?
-Bien recordarás mi querido Pepe que en las capitulaciones matrimoniales nuestras existe un apartado muy doloroso para mi…
-¿Si?... Y cuál es, Lola que no lo recuerdo…
-La partición de cuchillos. Tú tienes los tuyos y yo los míos… Y que jamás de los jamases yo, tu Lola, tu santísima esposa cogerá un solo cuchillo tuyo, y menos el jamonero para pelar una triste patata.
-Sabia decisión, Lola, sabia decisión. Recuerdo aquel dia en que te encontré pelando un plátano con el hacha de partir la leña.
-Claro, no tenía otro instrumento a mano, Pepe.
-No desvíes mi atención, Lola y dime con qué corta el jamón el perro.
-No te lo vas a creer, Pepe, pero el perro corta el jamón con tu cuchillo jamonero.
-Pero si lo tengo guardado en la caja fuerte. Es imposible.
-De imposible nada, Pepe. El perro se sabe la combinación de tu caja. Te piensas que como es perro es tonto.
-Ahora mismo cambio la combinación.
-Haces bien, Pepe, pero que muy bien. ¿Quieres que te acompañe o lo sabes hacer tú solo?
-Ven si quieres, Lola.
-Voy contigo vida mía.
-¿Qué combinación puedo poner?
-Pon si quieres la fecha de mi cumpleaños así no se me olvidará, Pepe.
-Sí, estupendo, porque esa fecha no la sabes ni tú. La última que nos dijiste ya eras más pequeña que tus hijos. ¿Lo recuerdas, Lola?