miércoles, 30 de septiembre de 2009

LOLA Y LOS IDIOMAS

-Lola, loliiiiiiiiita, ya estoy de vuelta.
-Hola Mari Pili.
-Mi Lola, cuánto te he echado de menos.
-Menos lobos, Mari Pili. Si me hubieras amado como una buena amiga, hubieras puesto a Paquito a hacer un par de paellas y me habrías llevado a Alemania.
-¡Mujer!, Paquito iba a buscar trabajo y yo le acompañaba para que no le engañaran.
-¿Y qué?, ¿le has dejado en Alemania?
-Qué va… Dice que no soy de fiar, que no puede vivir sin mí y que se volvía para España.
-No me extraña, ¿quién se va a fiar de ti? Te quedas sola y la armas.
-Lo que tú digas, pero me valora. Me quiere. Dice que las alemanas a mi lado son pura fantasía.
-Ya, ya sé cómo dices… ¿Y en qué idioma Hablaba Paquito?
-En alemán, por supuesto. Añadía quiebros castellanizados que hacían mucha gracia a los alemanes. Fíjate, Lola, se paraban para escuchar a Paquito y antes de irse se partían de risa.
-¿No le contestaban, Mari Pili?
-Ah, pues no… Fíjate, Lola, no había caído. Ninguno le contestó.
-Ya… En cambio, tú hablabas con él sin problemas.
-Claro, Lola.
-¿Tratasteis de hablar en alemán entre los dos?
-Sí, sí; hubo un momento en que, de hablar tanto ese idioma, olvidamos el español.
-¡Jesús!... Y una cosita, ¿ahora que estáis en casa, seguís practicando?
-Sí. Ahora que hemos cogido carrerilla, es mejor hablar en alemán.
-Ah… Oye, ¿y qué os decís?
-De todo, Lola… Una delicia. Debías probar.
-Yo llevo años, Mari Pili, años…
-¿Sí? Nunca me lo habías contado Lola. Pensaba que entre nosotras no había secretos… Qué piojosa eres.
-Alemán no hablamos, ¿eh? No te enfades. Pepe, ya sabes que es un hombre cultísimo y le encanta el mandarín. Sobre todo lo habla al levantarse y al caer al día.
-Y entre medias, ¿qué habla?
-Ni idea, no estoy con él.
-Y tú, ¿también hablas mandarín, Lola?
-Mari Pili, bien sabes que no soy un cerebrito. Todo el estrellato y protagonismo se lo cedo a Pepe; soy buena esposa. Yo hablo arameo. Es un idioma virtuoso a la par que sencillo… como yo, Mari Pili.
-Y, ¿hablando distintos idiomas, os entendéis?

-No. Pero, antes hablando el castellano, tampoco y, para colmo, menudos globos nos cogíamos. Con el método actual esto es un camino de rosas.
-¿Sí?
-Sí. Esta mañana se levantó con un mandarín de las tierras internas, vamos, con fuerte acento. Fíjate como sería de fuerte, que le ví hasta la coleta. Su bigote subía y bajaba… Impresionante, Mari Pili.
-¿Qué decía?
-A esas horas es el hombre gramola. Llevaba en las manos un calcetín y un calzoncillo. Subía, bajaba las manos en perfecta coordinación… Me devoraba con los ojos.
-¿Sí?, ¿y tú, qué hiciste?
-Contestarle, claro, pero en arameo. No le contesté como yo hubiera querido, es verdad, porque como estaba medio devorada por su pasión, pues hice lo que pude.
-¿Qué hiciste, Lola?
-Le plantifiqué el cesto de los calcetines y los calzoncillos en la cabeza. Serena, decidida y con la misma mirada devora hombres que él me pone.
-¡Soberbio!, Lola, soberbio.

lunes, 28 de septiembre de 2009

LOLA, MADRE CORAJE

Se me caen los mocos, coña… No estoy acatarrada sino el frío que estoy pasando. Toda la noche sentada en esta silla que es más dura que un leño.
¿Qué hago en una silla? Podía estar de pié, pero es más cansado, por eso me he sentado en esta sillita tan incómoda; no tiene ni respaldo… A lo que vamos: soy serena. Serenata no… Eso tal vez cuando termine mi jornada.
Ser madre es querer ser farola en el mobiliario urbano y fundírsete la bombilla… Llevo desde las ocho de la tarde, y son las diez de la mañana del día siguiente, esperando a AntiCristo que fue a por unos apuntes; no sé si esto terminará como la historia del que fue a por tabaco y volvió al cabo de los veinte años diciendo que no encontró estancos abiertos; a mi niño le deben pesar tanto los apuntes que viene despacio… Y yo de serena con mocos sentada en la silla de las lamentaciones.
Mientras, preparo mi discurso, el que le soltaré según abra la puerta. ¿Para qué? No sé, la verdad, porque los hijos de hoy además de impermeables que todo les resbala, son sordos. Tú, inocentemente, llamas a sus móviles y no los escuchan. Puede ser que no suenen, móviles mudos. Puede que halla tanto ruido que el móvil se desgañite y su dueño a por uvas. Tal vez vean la llamada y les importe un manojo de rábanos quien les llame. Sobre todo si sale la marcha de pompas fúnebres que suena cada vez que llamo a mis tiernos niños. Podían haber puesto otra melodía, ¿no? O que se la hubieran puesto a mi Pepe para que haga juego con su oficio. Pero no. Cuando llama su padre, suena el séptimo de caballería y todo el mundo a cuadrarse, pero cuando llama madre, la marcha fúnebre les repele…, no me extraña.
Además de pringada, soy una santa alcahueta… Les tapo toooooodo para que el del séptimo de caballería no se altere el sonido de su trompetilla…, pero qué gilipollas soy: yo sin dormir y el de la trompetilla roncando, ¡zúmbale al bolo!
Me podía, entre tanto, desahogar con alguna amiga, ¿no? Pues no. Porque cuando suceden estas cosas, sólo me pasan a mí. El resto de las madres tienen hijos perfectos, modélicos… En fin, las imperfecciones me las llevé yo todas y no entienden lo que las cuento, así que os lo cuento a vosotros que mientras me leéis no rechistáis.
“Lola, a partir de mañana vas a cambiar; se acabó esta tomadura de pelo” Me digo cada vez que me arman una parda, pero como soy de memoria débil, se me olvida. Además, son tan cucos que me tienen cogida la medida de mis debilidades… Callad, oigo el sonido de unas llaves… Es él, reconozco el sonido de sus pasos. ¡Gracias niño Jesús, llega sano!...
… Bueno, ya lo he metido en la cama. Además de congelado, venía con hambre; le he puesto un tazón de Cola-Cao con las galletas que le gustan. Me ha explicado todo: No había medio de locomoción y, claro, ha tenido que esperar a que resucitaran y cuando han resucitado venían llenos y él que es muy menudo no cabía… Y yo preocupada y la culpa es del señor Alcalde que no se pone en el lugar de una madre sufridora.
¡Ah!, el niño se ha creído que me he tragado toda la historia de autobuses funambulitas.

jueves, 24 de septiembre de 2009

LOLA Y MARI PILI DE MANIFESTACIÓN

-Lola, ¿qué vamos a hacer hoy?
-¿Qué día es, Mari Pili?
-Primer sábado de otoño, comienzo de la temporada de pisar la realidad.
-Está claro entonces… Manifestarnos.
-Ah, es verdad. ¿A qué manifestación vamos, Lola?
-En el periódico viene que hay de todo: en contra de los parquímetros, en defensa de los herniados, contra la guerra de las galaxias, la polémica ley de la botella vacía, perros maltratados, socorro territorial al vecino de enfrente, sustitución de los cubos de basura…
-Lola, pero si no hay calles para tanta manifestación.
-La cosa está rara, rara, Mari Pili. Menos mal que yo ya estoy poniendo mis remedios.
-¿Sí? Paquito dice que la situación es semejante a la época de su abuela.
-No sé, Mari Pili. No tengo memoria hacia tras ni abuela. Pero hay que comprometerse con la causa.
-¿Qué causa, Lola?
-Hija, cada persona tendrá unos motivos… Vamos, digo yo.
-Pero, Lola, es que yo me llevo bien con todo el mundo. No he reñido con la vida. Enfadarme me produce desasosiego.
-A mí, gases y colitis. Por lo tanto, no estoy dispuesta. El aparato me ha pedido compromiso.
-¿Qué aparato te has comprado que te pide compromisos?
-Mari Pili, que no te enteras. Que sepas que me he afiliado al partido “Amas de casa saturadas”, a CCOO, a PPAA, a Palomita Buena Onda y a “Esponjas derramadas”
-Lola… ¿Pepe lo sabe?
-Claro.
-¿Y que opina de tu militancia?
-Que me he trastornado, Mari Pili… Tan cariñoso como siempre.
-Lola..., Pepe tiene algo de razón… No te mosquees conmigo, ¿vale?
-Pensad lo que queráis, pero si hay un levantamiento y vienen los verdes, pues como yo soy de Esponjas derramadas, no me harán nada. Que vienen los totalitarios, enseño mi carné de PPAAA y tampoco me pasa nada. Que ganan los de frente revolucionario, como yo soy camarada sindicalista, ni me tocan. Lo malo son las amas de casa saturadas…, esas pobres no tienen futuro. No sé por qué me he afiliado a ellas.
-Lola, porque eres una ama de casa más quemada que un pollo churruscado.
-¿Tú no estás encendida, Mari Pili?
-Es otoño y me parece todo tan bonito. Mira qué flores secas, Lola.
-Mari Pili…
-Dime, Lola.
-Me recuerdas a Heidi.

-Sí, eso dice Paquito.
-Me preocupas, Mari Pili. El otoño la sangre altera y tú, sin embargo, estás aplatanada.
-No, Lola. Estoy hasta las narices de todo y de todos, incluida tú… Que lo sepas.
-¿Yo que te he hecho?
-Mira Lola, estás tan cencerro como Paquito; sois monocordes. El mundo está mal, la sociedad está peor, pero me niego a ver lo malo porque hay mucho bueno… ¿Te enteras?
-Sí…
-Y ahora, sin mítines políticos, ¿a qué manifestación vamos?
-Al campo, vamos a pasear al campo y ver las amapolas, Mari Pili. Dicen que relaja mucho.
-Lola, ¿acaso, no tienes conciencia con los perros, con el reciclaje de basuras?
-¡Jesús!...
-¿Qué, vamos? No tengo todo el día para que te definas, Lola.
-…
-Looooooola…
-Estás crispada, Mari Pili. Respira profundo tres veces y luego di “beeeee”, como las ovejas.
-Beeeeeeeeeeeeeeee… Beeeeeeeeeeeeeeeeeeee… Beeeeeeeee… Ahora tú, Lola.
-Beeeeeeeeeeeeeeeeeee… Beeeeeeeeeee…Beeeeeeeeeee… ¿A que sienta bien, Mari Pili?
-Nosotras hemos nacido para ser cabras, Lola; bordamos ese papel.
-Sí… La política produce mucho estrés y mala leche.
-Bien, ¿a qué manifestación vamos?
-A la de los perros maltratados.
-Eso, el mejor amigo del hombre… Vamos, Pepe Perro.

lunes, 21 de septiembre de 2009

LOLA SOMETIDA A VOTACIÓN

-Lola, esos colores no pegan ni con cemento armado.
-¿Cómo qué no pega el rojo vinilo con el verde escorpión y el capuchino diarrea? Anda, revenida. Será mejor ir con esos colores de caracol descolorido. A mí se me ve.
-Desde luego que se te ve. Si no fuera porque los semáforos son altos y espigados, te nombrarían la mujer semáforo. Tantos años a mi lado y que no se te haya pegado un poco de estilo, clama al cielo.
-Tengo personalidad propia, colorido adecuado a mi carácter. Además, cada vez que te imito…
-… Te quedas como un esperpento. Soy única e irrepetible, Lola.
-Y yo, Mari Pili… Fíjate el otro día se paró una señora a preguntarme.
-A preguntarte, ¿el qué, Lola?
-Pues que dónde me había comprado el delantal canario con las zapatillas de pantera rosa.
-Lola…
-¿Qué Mari Pili?
-¿Saliste a la calle con el delantal y las zapatillas?
-Y el plumero azul ocasión.
-¿Qué, ibas a pasar el plumero al coche de Pepe?
-Iba, iba… ¿Y a ti qué te importa a dónde yo fuera, Lechuza?
-A mí como si sales a la calle con unos ajos enroscados a la cintura.
-Mari Pili…, ¿me disimularían las caderas?
-¿El qué, Lola?
-Los ajos… En el mercadillo venden cinco kilos de ajos por un euro. Me puedo vestir de arriba debajo de ajo, Mari Pili, por un precio irresistible.
-¿Y el olor, Lola?
-¿Es que huelo mal Mari Pili? Me acabo de echar Coca Chanela, number five.
-Digo disfrazada de ajo, Lola.
-Ah… Echo Coca Chanela a los ajos, no hay problema. Con tal de parecer delgada…
- Lola, ¿alguna vez piensas lo que hablas?
-No, claro que no. Imito a los políticos y mira qué bien les va… ¿Vamos a comprar los ajos sí o no?
-Lola no te soporto.
-Que sepas que no eres la única, pero eso no es imperativo para que a mí personalidad la siente bien hasta los ajos. Y ahora elige, ¿capuchino diarrea o mujer delirio al puntito de ajo? Date prisa porque van a entregar los premios 20 Minutos.
-Ay, qué emoción, Lola. ¿En qué puesto hemos quedado?
-En el 226 con tropecientos Blogueros más.
-Ah…
-Calla, Mari Pili, que me da la risa…
¡MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS POR VUESTRAS VOTACIONES Y COMENTARIOS!, para mí vuestro granito de arena fue lo más importante.

domingo, 20 de septiembre de 2009

SIMPLEMENTE LOLA

-Gute Tage tut Dame es sie will das es sie hilft ihr?
-Aimm…
-Meine Mutter ist spanisch und mein deutscher Vater. Sie wherefrom sind es sie?
-Aimm...
-Sie sind eine schöne Frau, haben sehr enterteining sehen mir…
-Alto, Pollo… ¿Tú me has visto la cara?
-Das Telefon arbeitet davon nicht, wo es er, Anruf konnte?
-¡Jesús!, qué interesante lo que me dices. ¿Tu madre bien?
-Ich werde verloren, konnte ich helfen?
-Aimm...- este fulano me está poniendo de los nervios.
- Spanien ist sehr nette, großartige Museen. Es will sie mich, Dame begleiten?
-Aimm... Espera un momentito. Quieto ahí.
-¿Pepe? Soy Lola.
-¿Qué te pasa, Lola?
-A mí nada, pero tengo aquí a un fulano que no sé lo que dice. ¿Qué hago con él?

-Vete o trata de preguntarle si habla en inglés.
-¿Y cómo le pregunto en inglés, Pepe?
-Pregúntale: ¿Does mister english, speak?
-Espera que me lo apunto y si dice que sí, ¿qué hago, Pepe?
-Dile que tú no y te vas.
-¿Y le dejo solo?... Pobrecillo, se le ve que está fatal.
-Pues llévatelo al mercadillo… ¿Qué quieres que te diga?
-Vaaaaaaale, qué poca caridad tienes. ¡Adiós, Pepe!
- ¿Eh, tú? Ven para acá. Me ha dicho mi Pepe que te pregunte lo siguiente: ¿Tú mister inglés?
-Nicht bin ich von Albacete und tue hier Kurs des Deutschen.
-¿Eh? Aimm... Mira, Pollo, me aburres, así que vete para Albacete o vente al mercadillo... ¿Qué haces? Tengo pocos sesos y no me los voy a gastar todos contigo.
-Wir gehen zum Straßenmarkt. Meine Mutter mag sie sehr viel.
-Aimm... Que todo me tenga que pasar a mí, leñe. Es que me pierde este corazón tan grande que tengo. Anda, vamos, he quedado con Mari Pili, quizá ella te entienda.
-Gewesen entzückt mit, Ihren Freund Mari Pili zu wissen.
-Que sí, Pollo, lo que tú digas… Saca dinero para pagar el autobús… Money, euritos, plata para bus, ¿me entiendes?
-No tengo dinero, soy un estudiante de Albacete aprendiendo alemán.
-Repite…
-No tengo dinero, soy un estudiante de Albacete aprendiendo alemán.
-¡Milagro!, milagro… Espera, quieto ahí…- ¿Pepe? Soy Lola.
-¿Qué quieres ahora?
-Oye, que al fulano le he enseñado a hablar en cristiano. ¿A qué soy estupenda?
-Sí, mucho. Adiós, Lola.
- ¿Eh, tú? Ven para acá. Te pagaré el autobús. Ya verás cómo te gusta el ambiente del mercadillo.
-Vielen dank für die Karte. Versorgung, dass ich kann, ich geht mit meiner Mutter zum Straßenmarkt. Dort spreche ich auf deutsch, um zu handeln praktizieren.
-Aimm… Ya ha vuelto a su ser. ¡Qué lastima!, qué poco duro el milagro.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

LOLA EN EL MÉDICO

-Su nombre, por favor…
-Me llaman de todo, así que usted no se corte, doña doctora.

-Dígame qué pone en su carné, por favor…
-¿Cuál de todos? El DNI, pasaporte, el del supermercado, videoclub, el del club de escritores muertos, el de conducir, el de…
-Pare, dígame el del DNI.
-Justamente ese no es de fiar. Yo que usted…
- ¿Me está insinuando que su DNI es falso?
-No, su eminencia doctoral. Lo que digo es que si no la vale el del supermercado. -Usted es una inmigrante con papeles falsos, ¿verdad?
-Anda que para que luego digan que yo tengo imaginación. ¿Dan clases en la carrera de medicina de melodramas, doña Matasanos?
-Señora, me presenta su documentación o sale por esa puerta ahora mismo. Usted verá.
-Ver, veo fatal. Tome y cállese antes de que desarrolle un guión de terror sobre la inmigración.
-Pilar Fernández.
-Sí.
-¿Dónde nació?
-¿Quién?
- Usted, Pilar Fernández.
-Y yo qué sé dónde nació Mari Pili, pregúnteselo a ella. Yo, en San Juan de la…
-¿Pero usted no es Pilar Fernández?
-Pues no, doña Médica.
-Entonces, ¿usted quién, demonios, es?
-La amiga de Mari Pili Fernández, doña Catedrática.
-Me está poniendo de los nervios, señora. Dígame su nombre, déme su cartilla de la Seguridad Social ahora mismo.
-Cuidadín con los nervios. Más con los cambios de ciclo estacional. El otoño es el peor. La voy a recetar, doña Termómetro, unas tisanas naturales que prepara mi tía Eustaquia que en paz descase, Amén, que la van a dejar como nueva.
-¿Quién es la doctora, usted o yo?
-No sé qué decirla porque hasta ahora no la he visto ningún signo de su licenciatura en vivos y muertos enfermos. Al menos yo ya le he dado un consejo y graaaaatis.
-Dígame qué quiere y lárguese.
-Uy, qué modales, doña Inyección. A los enfermos hay que tratarlos con ternura y si encima no están delante, más.
-Dígame qué la pasa, señora.
-¿A mí? Nada. ¿Acaso tengo mala cara, doña Mercromina?
-Entonces si usted está sana, ¿para que viene al médico?
-Vengo a pedirle que vacune a Mari Pili.
-¿A la señora Fernández?
-Sí, a Mari Pili, no quiero que por la gripe del tocino, la vaya a pasar cualquier cosa. Es la única amiga que me aguanta, vea usted y si se me muere, a ver qué hago yo. Ella es grupo de riesgo riguroso, doña Escalpelo.
-¿Qué la pasa a Mari Pili?
-Pues verá usted. Es una mujer de pan y moja de buena, pero el pecho lo tiene estrecho. Ya la digo, de grupo de riesgo rigurosísimo. ¿Cuándo me la vacuna, doña Paracetamol?
-¿Dice que el pecho lo tiene estrecho?
-Sí, como las calles estrechas. Cuando hay mucho aire, se me ahoga porque no la cabe todo el viento. ¿Me entiende usted?
-Ni papa. Diga a su amiga que venga a hablar conmigo. Y ahora lárguese, lianta.

-No me llamo Lianta aunque respondo a todo. Me llamo Dolores aunque no me duela nada, pero llámeme Lola, suena más artístico.
-Looooooooooola lárguese de mi consulta.
-Me voy pero, ¿va a vacunar a mi amiga de pecho estrecho? ¿Sí o no? Porque no me muevo de aquí, eh.
-Sí. Ahora váyase.
-Ahora si que no me voy.
-¿Pero por qué, Lola?
-Doña Recetas, usted tiene que vacunar a Mari Pili de la gripe del tocino porque tiene pecho estrecho, pero no vacunarla de pecho estrecho, que no es lo mismo. Es que ustedes los matavivos se equivocan mucho y yo solo tengo una amiga. ¿me comprende, doña Alcohol?
-Síiiiiiiiiiiiiiiii…
-Tranquila, tranquila, que la noto muy nerviosa y tiene la sala llena de enfermos y, tal vez, sean peores que yo.

martes, 15 de septiembre de 2009

LOLA Y HANNIBAL LECTER

-Mari Pili llegas tarde; llevo esperándote dos minutos y treinta un segundos. Podías haberme avisado, guapa.
-Tardo más en llamarte que en llegar… Lo siento. La culpa la tiene mi tía Rufina.
-¿La del pueblo? ¿Se ha muerto?
-Lola, hija, te pareces a tu Pepe. Que sepas que no todo el mundo se muere.
-Mi Pepe dice que sí y sabes que sabe de todo.
-Pues mi tía Rufina no.
-¿Es incandescente?
-Dirás inmortal, Lola
-Eeeeso, Mari Pili.
-No, Lola, es mortal como todos.
-¿Ves como tenía razón Pepe?
-Pero es que mi tía aún no se ha muerto.
-¿Te ha dicho cuándo lo va a hacer?
-¿Hacer el qué?
-Morirse…
-No, no me lo ha comunicado. Ha venido a hacerme entrega de los restos del gorrino.
-¡Amén!... ¿Dónde vas a enterrar al cerdo?, ¿tienes ya ataúd?, ¿quieres que le diga a Pepe que te saque un ataúd de esos que tienen tara y los dejan a buen precio?
-¡Lola!... No necesito ataúd, ya lo tengo. De momento lo guardaré en la nevera.
-¡Qué horror, Mari Pili!, cada vez eres más excéntrica. Yo, desde luego, cuando se muera Pepe, no pienso guardarlo en la nevera. ¿Te imaginas abrir la nevera y encontrártelo entre la leche y las lechugas? Aimm…Por cierto, ¿vas a dejar ya para siempre al cerdo en la nevera? Tendrás que comprar otra.
-¡Por dios, Lola!, estás tarada. ¿Cómo voy a conservar toda la vida el cerdo en la nevera? Me ha traído las partes más buenas y me las iré comiendo, obviamente.
-¿Eres familia de Hannibal Lecter?
-Y tú, Lola, ¿acaso eres familia directa de los Gilipollas?
-No. Soy de la saga de los García… No te ofendas, pero lo que vas a hacer con el pobre cerdo, en mi tierra se llama canibalismo.
-Un poquito de por favor, Lola, ¿tú no te comes unas tapitas de jamón? Venga, contesta.
-¿Yo? Dios me libre. Sólo pensarlo se me ponen los pelos como escarpias.
-¿No te comerías, ahora mismo, unas rajitas de chorizo de esos que chorrean aceitito?
-¿Yo? Jamás…
-Y, ¿una morcillita bien lustrosa?
-Mari Pili, entérate de una vez que la caníbal eres tú, no yo. En mi casa sólo productos de la tierra: tomatitos, lechuguita, zanahorias…, y pare, usted, de contar.
-Entonces, explícame, Lola, de dónde, demonios, vienen esas morcillas que tienes alrededor de tu cintura…
-Mucho quieres saber tú… Hannibal Lecter, que eres calcadita a él.
-Lola, tanta grasa como tienes en tu cuerpo, sin mencionar la tripa de tu Pepe ni la de mi Paquito, no la generan las verduritas.
-¡Envidiosa!, cochina envidiosa. Lo que pasa es que tenemos carnes generosas que se reproducen por generación espontánea… Que lo sepas.
-Ya, ya sé cómo dices. Y la caníbal soy yo. En fin, qué paciencia he de tener contigo. Toma, te he traído unas pocas morcillas, un par de chorizos y un trocito jamón. Déjalo que se cure unos días.
-Mari Pili, ¿cómo voy a tener cachos del cerdo muerto a la intemperie? Trae, los voy a enterrar ahora mismo, ¡pobre animalito!
-Pero, ¿dónde vas a enterrar a los chorizos y a las morcillas?
-En mi estómago, Mari Pili. Ahora mismo me voy a casa y preparo un funeral como Dios manda. Sacaré vino de Ribera del Duero y regaré mi garganta para que corran los restos del cerdito. ¿Vienes?
-¿A dónde?
-Al funeral de tu cerdo, leñe.
-¿Y eso no es canibalismo?
-No, Mari Pili, es un acto de buena cristiana…
-¡Amén!, Lola.

sábado, 12 de septiembre de 2009

LOLA Y EL MEGÁFONO

-Mari Piiiiiiiiiili, corre, ven. ¿Qué opinas?
-Loooooooooooola…
-¿Qué? Dime algo.
-Looooooooooola…
-Ya, ya te he oído, coña, que pronuncias muy re bien mi nombre, pero dime tu opinión
-Por San Cucufato, ¿qué te has hecho?
-Soy la presentadora del desfile de disfraces de los niños, Mari Pili. Tengo que ir a tono.
-Por San Remigio… ¿De qué vas vestida?
-La verdad es que no lo sé definir. Me surgió el espíritu vanguardista y… ¿Pero a qué mola? Parezco una presentadora de televisión.
-Por San Anastasio, no tienes desperdicio, Lola… Por curiosidad, ¿Eso que llevas al cuello qué es?
-Fui a una tienda de chinos y vi un traje de sevillana a un precio irresistible, no era mi talla, pero pensé que con voluntad me valdría y no pasó de la garganta. La china se empeñó en cobrármelo ya que no me lo podía quitar. Y siendo positiva pensé que los volantes me harían parecer a Felipe II.
-Por San Tancredo… ¿Y lo que llevas en la cabeza?
-La Giralda, la Torre del Oro y el castillo de la Mota. La pena es que ya no me cabía en la cabeza la corona de Isabel la Católica por lo que me la he puesto en el muslo derecho. ¿Queda ideal, verdad?
-Por San Restituto… ¿Qué te has puesto en tronco y patas?
-Deja ya de nombrar a todos los santos, Mari Pili, sé que gozo con el beneplácito de toda la cúpula de la iglesia porque llevo hasta la capa de obispo a modo de Batman, y para dar ritmo a la par que colorido, me he puesto la camiseta de Hormigoneras la Celestial que financia a la selección brasileña. Los zapatos son de Pepe… Mirame por detrás, he cosido en la capa obispal el anuncio de…
-Date la vuelta, Lola… “Muérete feliz en la funeraria la Alegría”… Impresionante Lola.
-Hija es que de paso ya ayudo en el negocio de mi Pepe. Aunque lo total es mi megáfono. ¿Qué te parece?
-¡Coño!… ¿Qué hace el bicho ése?
-De todo, Mari Pili. Que quieres bailar la danza del vientre a Paquito, tocas este botón y ¡Hala! Te sale el ritmo árabe en versión china. No hay que olvidar que el aparato es chinesco.
-Ah… ¿Hace más cosas, Lola?
-Uy, muchas más. Por ejemplo, graba. Que deseas expresar tu amor a Paquito vas y dices “Paquito te quiero, cua, cua” y lo repite y lo repite sin tu mover un músculo. Aunque yo no lo emplearé para declararme a Pepe.
-¿Ah, no?
-Yo cuando termine el festival, grabaré un spot y lo colgaré en la ventana de la cocina.
-Ah… ¿Y que anunciarás, Lola?
-Pondré voz profunda aunque clara y radiante y diré “La vecina del 4º A es una hija puuuuta”… La u la arrastraré para que cale como me cala toda la porquería que la tía me tira sobre mi ropa limpia. Hay que ser prácticos, Mari Pili.
-¡Qué buena idea, Lola!… ¿Me lo dejas?
-Toma, di lo que quieras. Si alguien te acusa, tú no has sido. Ha sido el bicho ése.

jueves, 10 de septiembre de 2009

LOLA Y LOS HOMBRES

-Hay días Mari Pili que me doy tales besos a mí misma mismamente que me reviento la cara de gusto.
-Mira que bien, Lola, no sabes cuánto me alegro.
-Claro que hay otros en que me lanzo tales escupitajos que soy un puro esputo.
-Pues de eso nada de nada, Lola. Para escupirnos ya están los demás. Nosotras sólo querernos y mimarnos.
-¿Tú crees que no abusaremos demasiado? Porque comienzo ahora mismito a besarme hasta que caiga destrozada, Mari Pili.
-Lola, todo en un punto medio que tú eres capaz de pasarte veintisiete pueblos.
-Ya, claro..., tienes razón, Mari Pili... Pero es que estoy hasta el culo de estos energúmenos y si no me beso para animarme, sucumbo en sus manos. ¿Me entiendes, Mari Pili?
-Pues no, Lola. No sé quiénes son los animales que te destrozan.
-¿Pues quiénes van a ser? Los de siempre.
-Ya, ya sé cómo dices, Lola... ¿Pero quiénes son?
-¿Otra vez, Mari Pili?... A ver, ¿A ti quién te destroza?
-¿A mí? Nadie... A mí me descuartizan directamente.
-¡Coño, Mari Pili!, tu caso es pistonudo. Bésate ahora mismo.
-¿Cuántas veces, Lola?
-No sé, espera que pienso... De todas formas, ¿cuándo te descuartizan cómo lo hacen, Mari Pili?
-Con inquina y alevosía. Fíjate Lola...
-Entonces bésate hasta machacarte.
-¡Coña, Lola! Unos me descuartizan y yo me machaco..., no es justo.
-Pero tu machaque es amoroso... Bésate como los osos amorosos, Mari Pili. Venga, no seas tímida.
-No es cuestión de ser o no ser, pero me parece ridículo besarme a mí misma. Esas cosas excéntricas sólo las haces tú.
-Anda ésta..., y a mucha honra..., si fuera a esperar que me besaran y que me pasaran la mano por el lomo diciendo “Lola eres cojonuda”, me podían crecer coliflores en la cresta... No hija no, me beso a mí misma y hasta me digo que estoy delgada..
-¿Y si me besas tú no quedará más natural, Lola?
-... ¿Pero cómo cuánto quieres que te bese, hija mía?
-Hasta destrozarme, como me dijiste tú... Digo yo que así recuperaré la autoestima, Lola.
-No hija no. ¿Cómo pretendes que te bese de esa guisa? Pasa cualquiera y piensa que somos lésbicas... Un poquito de por favor, Mari Pili, que los hombres son mi pasión.
-Oye guapa, que también son ellos mi fondo de armario.
-¿Cómo dices Mari Pili?... Fíjate no había visto a los energúmenos esos como estilistas de armarios. Me acabo de dar cuenta que los hombres son la caña, fíjate, hasta para empapelar tu armario.
-¿Pero de qué hablas, Lola?
-... Ahora se me acaba de ir la olla porque solo pensar, Mari Pili, que al abrir el armario me apareciera Pepe me da un “Jari Crismas”... Qué horror, prefiero besarme a mí misma mismamente, pero a ti ni de coña, eh, Mari Pili. Quiero que quien me vea siga pensando que soy mujer, gilipollas, pero mujer.
-Lola, a mí me caen bien las lesbianas.
-Mari Pili y a mí “Vive y deja vivir”..., pero yo quiero que me pretendan hombres no mujeres. ¿Me sigues?
-Sí, más o menos. Tu cabeza trabaja muy deprisa y a tu lengua la pierdo… De todas formas, Lola no eres inteligente.
-Lo sé desde que nací, Mari Pili, pero es mí sino...
-¿Cuál es tu sino, Lola?
-Amar a los hombres, Mari Pili y que ellos me escupan. Ayyyyyyyyy qué desgraciada soy...
-Lola mal de muchos, consuelo de gilipollas... Lola bésame.
-Y una mierda Mari Pili, bésate tú porque tú lo vales.
-… En el mundo no debería haber hombres, Lola.
-Mujer no exageres ni te engañes. Nosotras somos su sal, su pimientita...
-… Y ellos una almorrana para nosotras, Lola.
-Pero son unas almorranas tan monas, Mari Pili… Ay…
-Fuera los hombres, coño… Y deja de poner esa cara de lunática enamorada, Lola.
-Joder, qué susto me has dado, Mari Pili… Vale, tiramos las almorranas y dejamos el fondo de armario. ¡Hala!, ahora me voy a besar un rato porque yo lo valgo.

lunes, 7 de septiembre de 2009

LOLA Y LOS NEGOCIOS

-Lola, por Dios, deja de lavarte las manos. Te las has lavado siete veces seguidas.
-Pues espera que me falta una, de momento. La higiene es fundamental y gastar el jabón éste, más. Depende de mí y de todos el negocio jabonero.
-Lola ya estás liándola.
-Mari Pili yo no lío nada. Vete y pregunta en el ministerio de sanos y enfermos ya verás lo que te dicen.
-Lola no me van a decir que consuma jabón.
-No, claro que no. Son muy sutiles y nosotros unos cagados de miedo... Te dicen que para la gripe del gorrino pollo te tienes que lavar mucho las manos. Entonces, ha salido la noticia de que hay un jabón especial para asesinar microbios de gorrino pollo... Hay un negocio incipiente, Mari Pili. Hay que ayudar a que se vuelva rico el jabonero, ¿no lo entiendes? Nada que ver cuando se enteren los fabricantes de kleenex. Inventan seguro el pañuelo mocos gorrino pollo. Ya verás.
-Ah... ¿Y nosotros no podíamos enriquecernos del tirón griposo, Lola? Mi Paquito está en el paro.
-De momento somos cooperantes, Mari Pili. Nuestro deber es gastar. Ahora podemos poner en un semáforo a vender pañuelos antigripales a Paquito. Le tienes entretenido y si saca para el cocido diario, de un tiro matas dos gorrinos pollos. ¿Qué te parece, Mari Pili?
-Paquito es muy mirado Lola. Ya sabes...
-Vamos a ver,¿está o no está en el paro, coña? Las lentejas no entran en casa por difusión cáustica, has de ir a buscarlas y qué mejor que emprender un negocio tan novedoso. Como se despiste te advierto que llegará otro y se llevará el filón.
-Yo no me atrevo, Lola. Me manda a la mierda.
-No problema, Mari Pili. Hablo yo con él.
-¿Túuuuuuu? Te odia. Dice que mi ruina se precipita cuando tú apareces en escena.
-Precisamente, Mari Pili, precisamente. Soy la persona indicada para asesorar a tu Paquito sobre el negocio de "Mocos con pañuelo porcino es menos pollo"... Anda, ¿te has dado cuenta que me ha salido hasta el eslogan?
-Lola, ¿qué le vas a decir a mi Paquito? Ya está bastante tarado.
-Tararlo entero, Mari Pili. Única opción para que trague con el negocio del "Pañuelos Paquito y quítese los pollos de encima"... ¿Ves?, otro eslogan y éste personalizado.
-Sabes, además, que Paquito le encanta su coche.
-¿Y qué tiene qué ver el coche con "Pañuelos Paquito, quitan mocos al instante"... ¿Ves? Otro eslogan. Soy una fábrica de publicidad.
-Lola, hija, no va a ir a un semáforo a vender con un coche deportivo.
-Ah, ahora te entiendo. Va con otro coche, tranquila.
-¿Otro coche, Lola? ¿De dónde sacamos el otro coche?
-De mi Pepe. Coche gratuito, económico y emblemático.
-¿Sí? No me digas que vas a montar a mi Paquito en un furgón funerario.
-Que nooooo, Mari Pili. Mira, en la funeraria han sacado una promoción fantástica de 3X2.
-Lola no quiero comprar dos cajas de muerto para que me regalen otra. De momento no quiero morirme y no tengo sitio en casa para guardarlas.
-La verdad es que ocupan mucho aunque es una oferta irresistible.
-Todo lo que tú quieras, pero no me imagino a mi Paquito en un semáforo asomándose desde la caja mortuoria con los pañuelos de mocos de gorrino... Claro que si le decoro con una corona de flores estaría muy guapo, ¿verdad?
-Sin duda... Ah y con una cinta que diga “Paco, vende pañuelos, coño. Siempre tuya Mari Pili”
-No sé Lola, no le veo metido en el sarcófago ni con corona.
-Que no boba, que la oferta del 3X2 es tan sensacional porque mi Pepe a mayores regala un carrito portátil para los supervivientes del muerto que no pesa ni consume gasolina. Ah y es deportivo y descapotable porque no tiene tapa. Ponemos una pegatina para que no se vea el eslogan de la funeraria de Pepe y Paquito lleva la mercancía allí metida cómodamente. ¿Guay, verdad?
-¿Y si aprovechamos el eslogan de Pepe?. Por cierto, ¿qué pone?
-“Muérete contento en funeraria la alegría”
-Lola... ¿Quién puso ese eslogan?
-Yo. La única vez que Pepe me hizo caso. ¿Mola, verdad?

viernes, 4 de septiembre de 2009

LOLA Y LOS CHURROS

¡Puerca miseria! Qué disgusto más grande tengo. Tan grande que he tenido que matar la pena comiéndome una triple ración de chocolate con churros; con dos no se me pasaba.
Me lo he tomado todo muy deprisa ¡ojo!, casi me atraganto, pero no quería que me pescara Mari Pili y empezara a decirme “Lola, ¿cómo no vas a estar gorda comiéndote treinta y seis churros?” Claro que yo callada no me quedaría, antes muerta que sencilla y muda, y le contestaría rápidamente que eran churros Light hechos sin grasas ni saturantes ¡Hala!, vete a por otra Mari Pili.

Pero es que el disgusto fue serio: se levantaron contra mi graciosa persona falsos testimonios... ¿Qué paso? Mi hijo Peluche me llamo cotilla, a míiiiiiiiiii, a su santa madre... Vamos a ver, ¿para qué Dios me ha dado las teclas de la garganta? Señor, pues para tocarlas con la lengua y crear sinfonías tan armónicas como Mozart. ¿A qué sí? Pues no. Empecinado en que su madre Lola habla y habla sin parar de lo que sabe y no sabe.
Yo me defendía como gata panza arriba hasta que llegó mi Pepe y corroboró al muchacho sus sospechas “Sí, hijo, sí, tu madre nació sin un tapón en la boca”... Peluche entonces se puso como una hidra, claro que nada que ver cuando llegó Mari Pili y le escupió en la cara lo que mi garganta profunda la había contado medio minuto antes... ¿Quién es la bocazas, Mari Pili o yo?
Además, ¿quién es el surrealista que no acepta la incontinencia verbal de una simpática mujer (yo, claro) que no ha sido llamada para el silencio de los corderos ni para la orden del Cister? Peluche es el culpable de no ejercer el quinto mandamiento... ¿Y quién paga el pato de todo este mejunje de insultos y mentiras? La pobre Lola que cada vez que la acusan, va y se come tres raciones de churros para pasar la pena. Llevo ya veinte raciones acumuladas y temo que ahora sí que voy a engordar un poquito.

No entiendo cómo no me valoran con lo entretenida que soy que nunca me falta conversación... Por cierto, os estaréis preguntando qué es lo que cuento de Peluche para que éste se coja esos globos... La verdad es que no cuento nada. Bueno, matizo: cuento mucho, pero no es que Peluche me lo haya contado, que mucho cuidado tiene en no decirme ni media palabra, pero precisamente porque no me cuenta pues lo cuento yo... ¿El qué? Qué más da. Según me levanto, le miro la cara y según la tenga, voy y me imagino qué le puede pasar... Claro, y luego voy y lo cuento... Todo tan inocente que no me explico que me llamen cotilla y encima bocazas... Puerca miseria... ¿Queréis un churro?, yo ya no puedo más, se me ha pasado la pena... Gracias a Dios porque veía que me comía las churrerías de Sevilla entera y aledaños.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LOLA Y MARI PILI DE REBAJAS

- Mari Pili, Mari Pili… Mari Pili
- ¿Qué quieres?
- Ven, mira qué joyas.
- No puedo moverme, Lola, o se me caerá todo.
- Todo menos ponerte nerviosa porque tenemos que tomar altas decisiones y hemos de estar relajadas.
- ¿Relajada, dices? Pero si llevas volviéndome loca todo el día. Parecemos dos corre caminos de tienda en tienda y tiro porque me toca.
- ¡Ah!, quieres encontrar chollos y no mover el culo. Los milagros no existen, Mari…
- Ya, Lola, pero si me lo llegas a decir, tomo un reconstituyente. He perdido hasta un zapato… A ver como vuelvo a casa.
- Gallina, que eres una gallina. Mira cuánto zapato suelto hay ahí, coge uno y deja de quejarte.
- -¿Qué, y si al salir me pita la alarma?
- Pues nos echamos a correr, Mari Pili.
- Estás zumbadísima, Lola.
- A ver, ¿cómo no quieres que me trastorne yendo de compras? Es que me compraría todo, hasta lo que no venden.
- -Yo también, Lola… ¿No estaremos poseídas?
- …Sí, Mari, pero si hacemos estas reflexiones, llegará otra tarada como nosotras y se llevará estas joyas.
- Ah, de eso nada… Venga, Lola, decidamos.
- A ver… ¿Qué te parece este pantalón de cebra del Penedés? Qué precio, es irresistible.
- Sí, pero, ¿has visto qué agujero tiene en medio del culo, Lola?
- No problema, Mari: lo cosemos
- Lola no sabes coser.
- ¿Y qué tiene que ver con lo que estamos hablando?
- Si no sabes coser, ¿quién te lo va a coser?
- Lo llevo roto, Mari Pili… Pero mira qué monada, ¿cómo voy a dejar pasar esta ocasión?... Voy de frente y así no se ve el agujero. ¿A qué pienso mucho?
- -Como un libro abierto, Lola. Pero te convendría ir antes a unas clases de andar para atrás.
- No tengo tiempo… Venga, a ver qué llevas tú ahí…
- He cogido un vestido de pantera; es divino, pero dos tallas más que la mía.
- No importa; lo estrechas.
- No me gusta coser, Lola y tú, hoy, lo arreglas todo con la costura. Acuérdate como llevas a tu Pepe, parece el hombre roto.
- Las apariencias engañan; va con ventilación asistida para, si suda, el olor se evapore. ¿Entiendes, Mari Pili?
- No, pero es igual, Lola… ¿Qué hacemos?
- Saca la calculadora y sumemos.
- Vale… dime.
- Tres, más dos, más, uno, más cinco, más tres, más dos, más siete, más, quince…
- El de quince, quítalo.
- Vale; empecemos: tres más dos, más uno, más siete, más tres, más doce, más uno más…
- Quita el de doce.
- Vale; empecemos: tres más uno, más cinco, más, siete, más tres, más.
- Quita el de siete.
- Vale… Comencemos: uno más tres, más dos, más uno, más seis, mas dos, más…
- Quita el de seis, Lola.
- Vale… Comencemos: uno más dos, más tres más cuatro, más…
- Lola… Estoy pensando…
- ¿Qué, Mari Pili?
- Quita todo y quédate con lo de un euro.
- Vale… Ya está, Mari.
- ¿Qué nos queda?
- El pantalón de cebra con el agujero y el vestido de pantera, pero no el de dos tallas más que la tuya sino el otro.
- ¿Cuál, Lola?
- El que tiene el agujero en el seno izquierdo, Mari Pili.
- Vale, pues eso nos llevamos.
- Ya, pero hay un problema, Mari Pili…
- ¿Cuál, Lola, cuál?
- Pues cuando nos pongamos esto no podremos ir juntas.
- ¿Por qué esa bobada, ahora, Lola?
- Si yo camino al frente para que no se me vea la ventilación del culo y, tú, caminas de espaldas para que no se te vea el seno izquierdo… nunca nos encontraremos, Mari Pili… ¿Qué pena, no?
- Ay… No, No… Vamos, que no, ni hablar… Es que he dicho que no. No, no y no.
- ¿Qué es no, Lola?
- Vamos a ver, Mari Pili, ¿tú no entiendes el significado de no?
- Sí, pero en el contesto que tu lo ubicas, pues no.
- Qué no, ¿qué, Mari Pili? Te explicas fatal.
- Pues sí al no. Pero, claro, no sin más, pues como que no.
- Mari Pili, van a cerrar la tienda… ¿Sí o no?
- ¿Sí? Que no, Lola, aún falta… ¿Qué hacemos: sí o no?
- Pensemos: sí decimos sí, es que decidimos sí.
- Ya, y si decimos no, es que es un no definitivo.
- Sí.
- Entonces, ¿no, Mari Pili?
- No sé, yo no he dicho no, Lola.
- Claro porque has dicho sí.
- No, Lola, tampoco he dicho sí.
- Pero, Mari Pili, has dicho no al sí, entonces es un sí al no.
- Lola… Lola, calla y haz lo que te dé la gana… Te he perdido.
- Tranquila; decido por las dos y digo sí.
- ¿Sí, qué, Lola?
- Que… Mari Pili, Mari Pili, que nos han quitado la ropa…
- ¿Ves, Lola? Tanto sí y terminamos diciendo no.
- Mari Pili yo no he dicho no porque iba a decir sí pero…
- Hasta mañana, Lola.
- ¡Adiós, Mari Pili!, ¿quedamos mañana?
- Nooooooooooooooooooooooooo.