martes, 22 de agosto de 2017

LOLA PATRIÓTICA

¡Viva España! ¡Viva los españoles!... Ay, qué a gusto me he quedado y no me he puesto el himno nacional porque podría despertar a mi Pepe y me manda a mí y a las soflamas nacionalistas a tomar café a Alpedrete que si no…
Cuando llega mayo y abro “La Lola”, la casita que hicieron mis padres para cuando se jubilaran, lo primero que hago es coger la escalera e irme a la farola. Una vez allí izo la bandera de España que en días de viento ondea con esa gracia que solo los españoles tenemos y saluda jocosa a todos los coches y camiones que pasan por la autovía. El izar mi banderita española lo hago cuando Pepe se va a comprar el pan pues él no es de exteriorizar sino de guardar; así está de gordo.
Pero es que Pepe no entiende que yo necesito exponer mis fobias, mis filias, vamos, compartir lo bueno y lo malo porque, ¿qué es la vida sin compartir? Un erial y hay que demostrar a todo el que me quiera ver y escuchar que la unidad con los amigos, hijos, familia y demás enseres, debe ser igual del derecho que del revés. Todos a una como Fuente Ovejuna. Para que me entendáis más llanamente, es como si a mi Pepe le pongo pantalones y camisa limpios y le dejo los calzoncillos sucios, pues en un momento dado huele, vamos que es un timo de limpieza que parece, pero no es.
Así entiendo el término unidad como entiendo que soy española, aunque mi Pepe siempre añade “Tú eres de San Juan de la Maguana, República Dominicana” “Sí, allí nací por equivocación, mermado, y soy Panchita y a mucha honra, pero me siento española y además gallega, murciana, vasca, asturiana, maña, catalana, de Albacete, de León y Castilla la Nueva, ah y extremeña porque todas ellas me acogieron, me educaron y me dieron de tó pa que ná me faltara” Y me quedo más ancha que larga. A mí me va a venir este vallisoletano de pro a disgregar y diseccionar, ¡y un cuerno de jabalí! Soy España y de los españoles…, he dicho.
Sí, hoy me toca arenga y perorata patriótica porque me siento ninguneada y cuidadín, cuidadín, con tocar los ovarios a Lola que empieza a soltar exabruptos mal sonantes y mamporros y no para, y eso no quiero porque soy una mujer de bien, con la cabeza un poquillo descabalada, pero con la sonrisa como bandera y que vengan los unos y los otros a borrar mi buen humor y conciliadora compostura, lo tienen clarinete. Vamos que soy una Agustina de Aragón en plan casero y como alguien ose atacar a uno de los míos me tiro en plancha encima de él o de ella y aviso que caen encima 120 kilos más los que anduve a gatas.
No soporto a esos mermados que les dan un micrófono y bastón de mando y ¡hala! A soltar por su boca lo que les viene en gana. Libertad hay, pero si ofender ni separar, ni oprimir ni matar. Así que una vez reunidos todos, vamos a firmar que por derecho y de revés somos los mismos, permaneciendo unidos por un bien común y aquellos que son felices separando, diciendo sandeces, por mí que lo sigan haciendo, pero en el zoo o en el circo, les doy a elegir.
¡Viva España, Viva los españoles!

Ay, madre, cuando lea esto mi Pepe, me manda a Alpedrete.

jueves, 10 de agosto de 2017

¡MADRE, MADRE MÍA!

¡Madre, madre, cuánto zumbado anda suelto! Creía que era yo y un par más, pero qué va, hay cientos, hasta debajo de las baldosas si me apuráis. Claro que no me extraña si lo analizo en día par que es cuando pienso.

Todo se debe al cambio climático que perjudica seriamente a la gente. Primero somos irresponsables y muy guarros, y matamos a la tierra con la porquería que desechamos porque, no nos engañemos, somos un cúmulo de basura y suciedad que no respetamos ni a nuestras cocinas, y como la tierra enferma y no produce aire bueno, pues nosotros respiramos la mala leche del globo terráqueo y, por tanto, también enfermamos… ¡Cómo me explico cuando pienso, madre mía!

Yo antes me regía por el termómetro de mi Pepe. Si llevaba veintiséis jerséis puestos, guantes, bufanda, pues sabía que estaba en invierno. Que se quitaba tres jerséis, pues era primavera. Que se ponía las katiuskas con seis jerséis, pues otoño. Pero ahora he perdido el control de la estación y la temperatura. Ayer, por ejemplo, vino a darme los buenos días en bañador y veinticuatro horas después me despierta con pijama, bufanda y calcetines a rayas. Claro, si estoy en día par pues mis neuronas me contestan “Lola, día de barlovento”, pero si es día impar que mis neuronas descansan, pues nada más levantarme sin pensar, creo que he dormido tanto que ya estoy por lo menos en un otoño sin katiuskas.

Y ya ni contar lo que sucede en la radio. Todo el mundo se va y dejan a otros que no conozco y no contentos con eso, la programación varía, pero varía por unos derroteros preocupantes pues dejan el micro abierto a todo aquel que quiera manifestarse; solo falto yo para soltar mi espeich veraniego. Si hasta mi radio ella sola se ha cambiado de frecuencia,
¡Madre, madre mía, qué cosas cuenta la gente! Mucho tiene que pesar su soledad de verano o necesitan su minuto de gloria famosa. No os exagero, la otra noche el momento estelar se lo llevaron por igual un hombre y una mujer. El varón hablaba de su abuela con orgullo y frenesí, hasta ahí todo normal. Pero, de pronto, se puso a llorar, pero llorar con hipo y todo y la presentadora que, por cierto, para mí había desconectado y el programa se movía con el piloto automático, en un momento como decía se activó para consolar al varón sesentero y preguntarle que si hacía poco se había muerto la abuela. Mi sorpresa fue mayúscula ¡Hacía 20 años! Ya la tuvo que querer, pero mucho, mucho, pues añoraba de ella lo bien planchado que iba siempre, lo bien que comía cuando la abuela vivía y que ahora no era lo mismo, ni de coña lo mismo.

Cuando descubrí el pastel de este buen hombre, traté de apagar la radio pues yo misma lloraba de pena, pena de mí misma, pero en ese momento dieron línea al lío más lioso que he oído jamás, y ahí me quedé enredada.
En esta ocasión era una mujer que reclamaba que la devolvieran el primo de su primo por parte de madre que la habían robado los hermanos del primo de su primo porque pensaban que además de una aberración amorosa por ser primos terceros o quintos, ahí me perdí con tanto primo revuelto, pues ella lo que quería, según los hermanos del primo de su primo,  era su dinero. Lo que no sabían los primos del primo de su primo es que el primo raptado, todo supuestamente, eh, es que no tenía donde caerse muerto y que, gracias a ella, le había hecho un seguro de defunción por si se moría. En esto, desperté a Pepe para pedirle que llamara a sus antiguos compañeros de la funeraria a ver si con los datos que yo le aportaba, era verdad lo que la mujer contaba del primo de su primo del primo tercero.

Pepe, ante tanto codazo, se incorporó, encendió la luz, me miró furibundo y sentenció “Mañana mismo te encierro”

Estoy en casa de una prima de mis primas. Temo que Pepe cumpla su amenaza y es verano y me gusta ir a la piscina con mis amigas.