sábado, 11 de agosto de 2018

LOLA TRABAJA




- ¿Mari Pili Fernández, por favor? Soy María Dolores García de TutoBank.
- ¿De dónde dice?
-TutoBank, señora. Vendemos todo, como si quiere la silla en la que estoy sentada.
- ¿Lola?
-Sí, llámeme Lola, si lo desea, pero por su hijo Luisito, cómpreme algo.
-Lola, ¿eres tú?
-Coña, que sí, pero no me puedo salir del guion que me echan, señora Mari Pili.
- ¿De dónde, demonios, me llamas? ¿En dónde te has metido?
-Me ha salido una sustitución de verano en un mercadillo telefónico, señora Mari Pili. ¿Qué quiere comprarme? Tengo lechugas, mesas, medias, fondos garantizados, cubiertos, depósitos, tomates... Dígame.
-No quiero comprar nada, Lola... Si no sabes vender, Lola, por Dios…
- ¿Cómo que no sé vender Doña Fernández? ¿A qué no me compras una bicicleta sin ruedas?
-Pues no.
- ¿Y por qué, Doña Bruja?
-Porque no me sirve para nada, Lola, guapa... Y no me llames bruja.
-Pero siempre será una bicicleta que pese poco, cuantos menos chismes…
-Pero inútil. ¿Para qué la quiero?
-Un detalle para su amantísimo esposo, Don Paquito. Con este obsequio tan obsequiado no se romperá ni un hueso.
-Entonces, sí que no me interesa. ¿Para qué quiero una bici si no se le puede abrir la cabeza a mi Paco? No quiero, corto, cambio.
-Ehhhh, Doña Usted no me cuelgue. ¿Para qué quiere el adminículo en concreto? ¿Quiere asesinar limpiamente, deteriorar, rematar...? Dígame querida clienta, Tuto tiene tuto tipo soluciones.
-Yo quiero que se escabeche un poco y cobro el seguro. Pero sólo un medio escabechado.
- ¿Escabechado entero no le darán más, Doña Fernández?
-Sí, ya, pero después de escabechado, ¿puedo descabellarlo?
- ¡Joder!, usted es una mujer a lo bestia, doña Escabeche. Después de hacerle papilla al pobre Don Paquito, lo quiere estocar como a los toritos... Qué fuerte, ¿no? No creía que estuviera usted tan desesperada.
-Looooooola... Quiero cobrar el seguro, pero que mi Paco vuelva luego a sus orígenes.
-Ahhh... ¿Y cuáles son los orígenes de Don Paco?
-Un macho ibérico.
-Ahhh... Tengo una vajilla por un precio excelente.
- ¿Y para qué quiero una vajilla si tengo sesenta?
-Es usted exagerá para todo Doña cómo se llame. La vajilla que le ofrezco es para que se la tire a la cabeza a su santo Paco.
- ¿Y para qué quiero yo tirársela a la cabeza?
-Anda ésta, ¿pero no dice que le quiere abrir la cabeza para cobrar el seguro por defunción aparente? Se la abre usted sin que deje de ser macho, de los machos ibéricos, ya sabe. La vajilla es tan mala que logrará hacerle agujeros suficientes.
-Sí, claro... Lola...
-Dígame Doña Reverencia, en qué puedo servirla a usted, a la patria y al rey.
-Soy Mari Pili, no Reverencia... Oye...
-...Oigo... Lo de Reverencia se me ha escapado. Lo que quería era hacerle un saludo a lo japonés. Queda muy oriental la venta.
-Lola... Te van a echar del trabajo. Vete tú antes.
-Y un jamón, no me voy. Si no me salgo del guion, Doña Crisantemo, no me echan.
- ¿Ahora Crisantemo?
-A ver, es usted una ceniza y.… para las cenizas, crisantemos de muerto.
-Lola, te cuelgo.
-Nooooooo, que paga la llamada TutoBank.
-Ah, bueno, si Tuto corre con los gastos sigue vendiéndome... ¿Has mirado si te puedes llevar algo debajo del refajo?
-Sí, pero nada. Todo está marcado como las vacas y, además, me he quitado la faja, hace mucho calor y no me queda sitio dentro del vestido.

martes, 17 de julio de 2018


En la Librería El Sueño de Pepa te las puede enviar a casa si tú quieres... teléfono 983 016602

domingo, 3 de junio de 2018

LOLA FOTÓGRAFA


Lola, con esa máquina tan estupenda que te has comprado y que, por cierto, no sabes manejar, ¿nos hacemos una foto?
-Mari Pili, yo no me he comprado nada, la compró Pepe aunque él aún no lo sabe.
-Si la compró él, ¿cómo no lo va a saber? La trastornada eres tú, no él.
-No me insultes, Mari Pili, que no te saco, ¿eh?... La máquina se adquirió con su tarjeta VISA…Verás, él estaba dormido, parecía un asno feliz rebuznando, entonces yo pensé inmortalizarle, pero no tenía bicho y vi su monedero y… pero, vamos, estoy convencida de que fue su mente la que me transmitió que fuera, cogiera su tarjeta y comprara en su nombre esta cámara… ¿A qué es monísima?
-Divina de la muerte, Lola, pero si no la sabemos manejar, no nos sirve… Anda, lee las instrucciones y nos enteramos.
-Ni hablar del peluquín, Mari Pili, ¿has visto qué libro más gordo? Nos podemos pasar tres días leyendo, pobres de nuestros ojos.
-Trae, seguro que viene algún resumen…
-Eso, lee, mientras pienso cómo posamos… Mira, en la revista Hola viene la hermana de Jesulín, el torero, ¿qué te parece?
-¿No hay algo con más glamour, Lola?
-Sí… Está la pescadera que suministra al palacio real…, pero aquí nos tendríamos que poner delantal y guantes.
-No, Lola, yo quiero algo más sexy ahora estamos morenas podemos enseñar cuerpo.
-Mari Pili, en tu caso no sé, pero en el mío sólo se vería carne… Entiéndeme.
-Lola eso es mucho más excitante. ¿Los niños no tendrán alguna revista porno?
-¿Qué insinúas, Mari Pili? Yo no me quito el refajo, mi pudor me lo impide.
-Lola, no me seas estrecha. Si una de las cosas buenas que tiene la vejez es que haces y dices lo que e da la gana.
-Oye, oye… Un poquito de por favor. Tú estarás en la vejez; yo, en la segunda adolescencia.
-Precisamente, Lola, a esa edad y a la mía es cuando uno muestra lo que es.
-Mari Pili, ¿te resignas a ser vieja? Ay, yo no, antes muerta… Venga, ¿qué bragas me pongo?, ¿las enanas que llegan a la cintura o las de cuello vuelto?
-Lola, ¿no será mejor que nos las hagamos en traje de baño?
-De traje de baño nada. Me has insinuado que soy una estrecha. Así que a hacernos fotos porno… ¿Cómo me pongo, Mari Pili, tirada en el suelo directamente con la boquita en forma de o?
-Síiiiiiiii… Yo me apoyo en esta silla y saco el culito hacia fuera… ¿Qué te parece?
-En dos palabras, Mari Pili: im-presionante… Enseña un poco los dientes y la lengua, como que quisieras morder a alguien.
-¿En plan felino, Lola?
-Piensa en alguien que tengas manía… Yo pensaré en la vecina del 3º A, la Cacharros, la que dice que no tengo glamour.
-¿Qué dice que no tienes glamour, Lola? Qué mentirosa es la gente, la puñetera envidia… Claro, que mirándote ahora, tal como estás… Una lástima, Lola.
-¿Si?, ¿de verdad, Mari Pili? Bueno, no pasa nada, posaré con efecto intelectual, como si fuera una escritora… Estiro cuello, cojo lápiz, miro a las musas y clavando los ojos en la cámara digo: “Sólo sé que no sé nada”… ¿Qué opinas?
-Fantástico, Lola, pareces autentica, la reencarnación de Emilia Pardo Bazán.
-¿Quién era esa, Mari Pili?
-Una señora, no te explico que te gastas y no te concentras en la foto, Lola.
-Tienes razón… Venga, dispara, Mari Pili.
-¿Cómo voy a disparar, Lola, si no la sabemos manejar?
-Anda… Entonces, ¿qué hacemos?
-Nada, lo de siempre… El indio, eso sí que lo bordamos.
-¿Tú crees?
-Sí.
-Qué lástima, tanta sabiduría malgastada… Estoy pensando, Mari Pili…
-No pienses, Lola, que es malo.
-¡Jesús!, es verdad… ¿Qué hacemos?
-Lo de siempre, Lola, irnos al mercadillo.

martes, 29 de mayo de 2018

LOLA ESCRITORA


Me he afiliado a un club de escritores porque quiero escribir mis memorias. Sé que es difícil porque no me acuerdo de lo que me pasó ayer…, pero no hay problema: me lo invento.

Mi Pepe, cómo no, tiene poquísimas esperanzas de que lo consiga y, precisamente, basta que me diga que no valgo, para que mi ego pretenda empotrar la cabeza en donde sea. Claro que cuando añadió que mi imaginación era infinita, vi la luz. Así que cada mañana, al amanecer, cuando las pestañas no se han despegado de mis ojos miopes, asisto a clase –duermo con las gafas de leer puestas para que cuando me despierte sepa donde están y si, por un casual, se me despegan los ojos pues vea algo. Es incómodo, pero es una forma de prevenir mis despistes… Ahora que lo pienso: el otro día aparecieron en la calva de mi Pepe; como es tan sabio, quizá quisiera leer dormido, digo yo…

Lo primero que me dijeron es que tenía que leer a los clásicos, cuna de la sabiduría. Yo contesté que no había problema, que eso lo hacía todos los días.

-Luigi, como mínimo miro las letras gordas de los periódicos, leo las recomendaciones de la lejía porque, si no lo leo, se me olvida y decoloro la ropa. Además, he cogido la sana costumbre de leer todos los anuncios que veo; fíjate si hay un chollo y no me entero… ¿Crees que con eso es suficiente o añado la lectura de la sopa de sobre?

-Lola, te mandaré un e-mail, léelo atentamente, llevará recomendaciones valiosísimas…-dicho esto, suspiró profundamente, como para recopilar paciencia. La verdad es que es un tipo estupendo porque me aguanta sin rechistar, sólo emplea suspiros para sobrellevarme… Le pediré la receta para dársela a mi Pepe.

Efectivamente, recibí el correo. En el fondo, me pierde que sea una cordera: hago lo que me dicen y, aunque encontré muy raro el contenido, yo hice todo lo que me contaba Luigi Suspiros de España.

El correo se titulaba “Ritmo tántrico” y lo primero que me decía es que me sentara en el suelo y llenara la cavidad torácica de aire –abrí la ventana… anda que no me entró polvo-, entonces vi como me subían y hasta me aumentaban los senos ¡qué gozada!, sin implantes ni nada… Con el ojo derecho miré el e-mail para seguir el siguiente paso que me aconsejaba poner las palmas hacia arriba encima de los muslos –jó, tengo que darme unos masajes, están gordísimos… ah y depilarme-, luego debía de dejar la mente en blanco –esto dificilísimo porque como rentabilizo el tiempo, hago 27,532 cosas a la vez- y, por último tenía que hacer una especie de ruido. Algo así como: “Eeeeeeee”Total, me concentré concentradísima cuando sonó el maldito teléfono. Para no dejar de hacer la concentración, moví, pero muy poquito, la mano izquierda y descolgué.

-Lola, se me olvidó decirte esta mañana que no tengo calzoncillos, llevo unos rotos. O los coses o me compras -¡leches!, mi Pepe con uno de sus temas favoritos.

-Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeee…

-Lola, deja de hacer la cabra y escúchame. Vete, aunque sea al mercadillo y me compras una oferta –oír la palabra mercadillo fue… un desastre. Casi mandé la literatura al cuerno pero, tranquilos, recapacité y:

-Ahora mismo voy, eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee…-me colgó el teléfono. En serio, no comprendo porque todos terminan dejándome con la palabra en la boca. En fin… seguí a lo mío, pero sonó de nuevo el odioso teléfono.

-Lola, soy Luigi.

-Eeeeeeeeeeeeeeeeee…-aquí puse énfasis para que viera lo obediente que era su alumna favorita.

-Lola, ¿te pasa algo? Haces muy bien la oveja. Oye, no he podido enviarte aún el correo. Esta noche lo hago- su confesión me cortó a la cordera que llevo dentro.

-¿Cómo dices?, ¿entonces qué demonios estoy haciendo, Luigi? Dime, habla, por Dios…

-Sinceramente, Lola, ¿quieres que te responda?

-Pues claro que sí, Luigi, me fío de ti, bueno y de Mari Pili que es mi alma gemela, ¿te lo había dicho?, ¿te he hablado de Mari Pili?, ¿quieres que te la presente?

-Sí, Lola, sí, todos los días me hablas de Mari Pili… En cuanto a tu capacidad, puedes hacer cualquier cosa que te propongas, hasta la cabra…- y suspiró.

-Ya sabes, Luigi, soy gente sin complejos. Es más, si tú me dices que aparque mis memorias e intente escribir un estatuto, lo hago, pero ojito: luego no me eches del tripartito. Soy feliz escribiendo, Luigi, no me cortes las alas, he encontrado mi arma para seguir hablando que es la escritura…

-Me temo que sí, Lola, me temo que sí, antes muerta que callada…-y suspiró. ¿Es o no es Suspiros de España?- Anda, un beso, luego te envío el correo.

-Oooooye, no cuelgues. No me has contestado, ¿escribo un estatut o no?

Va, ya había colgado. Seguiré haciendo la cabra, me ha gustado, me sienta bien: Eeeeeeeee…


domingo, 13 de mayo de 2018

LOLA PREPARÁNDOSE PARA EL MUNDIAL DE FÚTBOL


Me estoy acordando del anterior campeonato de fútbol y es que se acerca uno nuevo y yo con mi Pepe no lo veo, aviso...

No vuelvo a ver un partido con mi Pepe ni harta vino, anda que le den… Martirizadita, si hasta me intentó, que no lo logró, eh, ponerme un esparadrapo en la boca.
 ¿Pero dónde se ha visto eso aparte del gobierno que nos desgobierna? Yo me expreso, que te gusta, genial. Que no, vete a otra esquina que esta es mía y me siento un equipo de megafonía.
Dice el sabiondo que no sé de fútbol, yo que he sido el número dos en gimnasia rítmica, venga ya. Lo que pasa que le fastidia que emule su sabiduría y lo que no sé, me lo invento pues para eso tengo imaginación.
Al final se fue al retrete a escuchar el partido por la radio, se pensaría que en el baño ayudaría más a la roja y a la roja  se la anima con afición como yo… Con patatas fritas, cervecita, la banderita y llamando cabrón a todo aquel que nos quite la pelota. Porque la pelota es nuestra, de la roja, ¿entendido Honduras, Bruselas, USA, observatorio de greenwich y demás hermanos y afiliados? Pues eso…
Y todo fue porque yo vi seis o siete goles más que no nos los pusieron en el marcador y protesté, claro, y llamé al presidente del gobierno para que hiciera justicia y, claro, nos los quitaron.
¿Y qué me decís del penalti? No entiendo que, porque la pelota vaya un poco más arriba del confesionario para pelotas, no nos lo cuenten como gol. Como me pareció mal, llamé a Obama que ayer estaba muy receptivo… Pues tampoco. Ni se puso al teléfono.
Además le dije una cosa con mucho seso a mi Pepe, que es cuando se levantó y se fue. A ver, si tenemos muchos jugadores, ¿por qué no sacamos a todos en vez de a unos pocos? Cuántos más, mejor defenderemos la pelota que nos quitan, o se puede jugar con más pelotas, así las posibilidades de entrar en el casillero son mayores. ¿A qué sí?
Y luego mi Pepe es muy gris, sé que su carácter va acompasado con su profesión de enterrador pero, que desde el minuto uno quiera enterrar a mi roja, o porque chille con tal volumen para que me oigan en el continente africano, vaya y me llame chica de la plazoleta. ¿A que no es justo?
El fútbol es gritar, cantar, blasfemar, pitar… hablando de pitos, en la tienda de los chinos me compré un bombo como el de mi amigo Manolo y un silbato… Pues que también le molestaba. Pero dónde, Señor, dónde va a encontrar un ambiente más neutral, logístico y animado que conmigo… ¿El viernes alguien quiere ver el partido conmigo?

lunes, 7 de mayo de 2018

REGRESANDO...


Ha sido un tiempo alejada de mis muros y rincones, allí donde colgaba sueños, sonrisas y pensamientos.

Ha sido una etapa de desconexión para priorizar otros mundos por los que he deambulado mostrando a mis tres hijas de tinta y papel.

Han sido momentos felices en los que incluso crucé el gran charco de Atlántico hasta llegar a Colombia donde me publicaban mi última hija.

Ha sido una etapa de emociones, miedos, riesgo, en los que mis ojos se han ensanchado y mi corazón vuelve rico de sensaciones.

Ahora vendrán las ferias y seguiré palpando a los lectores, pero necesito mis esquinas, mis paredes para seguir acariciando sueños para ti, para el otro, para todos.

Buenos días, feliz de regresar!!!

viernes, 9 de febrero de 2018

LOLA Y PEPE, VIAJEROS EMPEDERNIDOS

-Lola, el día tres tenemos hora con el cardiólogo.
-Pues di a tu corazón que espere porque ese día tenemos excursión a Calamocos.
-Ah… ¿Y qué hay que ver en Calamocos?
-Ni idea, Pepe, pero estaba de oferta.
-ah… Bueno pues llamo y pido cita para el veintisiete.
-Uff, imposible, Pepe. Vamos a Guarromán.
-Ya… ¿Y qué se nos ha perdido donde los hombres guarros?
-Excursión con comida gratis, te llevan, te traen y te paran a mitad de camino para haces pis, ¿te parece poco?
-Vale, pues entonces ya lo paso al día tres. Voy a llamar ahora mismo.
-¡Alto a los caballos! Ese día vamos a Parderrubias…No preguntes, Pepe. Aquí nos dan desayuno y merienda gratis y un paseo en góndola por el río.
-Lola, a ti si te hubieran dado a elegir al nacer, hubieras, sin duda, elegido ser maleta.
-Maleta, no, Pepe, en tal caso equipaje. Palabra global que incluye varias maletas de diferentes tamaños.
-Vale, acepto sapo como gallo de corral. Sin más dilación pido consulta para el día diez.
-Pero bueno, ¿qué urgencia tienes tú con el cardiólogo? ¿No tienes nada más divertido que hacer en vez de pensar en giras turísticas a los médicos? Sabes, Pepe, que entras, pero no cómo sales de allí. Con tal de no soltarte esos matasanos te encuentran media docena de órganos fusilados.
-Lola, necesito ir a que me miren el corazón. Sufre de estrés contigo. Vive en un ay cada vez que abres la boca, cada vez que interactúas sin permiso de mi intelecto para digerir tus incesantes descalabros… ¿Me entiendes, Lola?
-… Pues no, Pepe… Eso de la interactuación del cosmos entre tu raciocinio y mi yo intrépido no encaja en nuestras vidas, tu obsesión con ir al médico y yo como equipaje mutante…
-¿Pero qué dices, alma de cántaro?
-Nada, Pepe, no digo más que el diez tenemos un periplo a Limbo, Los Infiernos y El Purgatorio. Todo incluido. Aquí te dan hasta pijama y zapatillas.
-…Oye, Lola, ¿por qué no vuelves a tu añeja afición a los mercadillos?
-Muy sencillo, Pepe, me gusta ser más tratante de viajes. Además, en el mercadillo me he comprado bragas que, por malas que me salgan, tengo bragas para cinco años, así que he decidido buscarme otro entretenimiento.
-Ya, Lola, ya… ¿Y me puedes decir cómo y de qué manera vamos a pagar tanto viaje?
-Tranquilo, vete a la cama, y déjalo de mi mano. Tu Lola siempre te ha solucionado todo.
-…O estropeado… Me voy a dormir. Recuerda que este mes entre que vamos a Limbo y a Calamocos, está sin pagar el teléfono con amenaza que nos lo corten pasado mañana… ¡Adiós mi tormento!

-Ehhhh, tú no te vas a ningún sitio hasta que soluciones lo del teléfono. Mira si hay que ahorrar, te quedas tú y me voy yo… ¿Con ese ahorro tendremos para pagar el teléfono? Sabes que Mari Pili no vive sin mis llamadas.

miércoles, 31 de enero de 2018

AL RICO SOL CANARIO

Hoy no pensaba escribiros porque entre deshacer la maleta, tomarme la temperatura y poner lavadoras pues ya estaba rellena de quehaceres pero es que he  hecho un alto en el camino y he ido a uno de mis blogs y me he encontrado con el mensaje de una fan que me cuenta que ha estado en la playa y ha venido tan negra como la pena de un pobre. 

Automáticamente me he ido a mirar al espejo y estoy como una sábana de blanca pero no nueva sino como las que se van quedando un pelillo grises por el uso. ¡Ozú, que depresión más desnatada me ha entrado!
 ¿Por qué? Porque yo también vengo de la playa, esa que garantizan buen tiempo todo el año y vengo como los zorros en un día de cacería sin cazar.

Es que si os cuento… Nada más llegar, reunión de la tercera y cuarta edad, ah y conmigo, para darnos pautas entre las cuales una de ellas era comunicarnos que teníamos un médico a disposición nuestra. Miré mi entorno y pensé “No me extraña con tanto abuelo”

¡Já! La única que ha utilizado el médico he sido yo, la joven, la dicharachera, ¡miau!, si ya lo dice mi Pepe que las apariencias engañan, ¡qué tío!, siempre tan gafe y atinando con sus aseveraciones, coña.

Y cuando mi salud se medio sanea, comienza a llover igual que si no hubiera un mañana y lo único que me ha quedado para distraerme ha sido mirar las nubes mientras comía plátanos, riquísimos, por cierto.

Vamos, cuando me he bajado del avión, cómo me ha gustado ver el cielo azulito, liso, muy limpito, de Madrid. Tal vez por eso digan, entre otras muchas cosas, que de Madrid al cielo.

Desde luego mañana si sigue así el cielo, me asomo un rato a la ventana a ver si me tuesto un poco porque, ¿cómo me voy a presentar a dar envidia a mis amigas con este careto de sábana usada?

miércoles, 17 de enero de 2018

CURSO DE MAQUILLAJE EXPRÉS

Acabo de terminar un curso acelerado de maquillaje con prácticas incluidas; un desastre.
Lo comencé ilusionada pensando que lo mío tenía fácil arreglo… ¡Qué va! Fue empeorando según fueron avanzando las prácticas hasta la consumación terminal. La novia de Frankenstein a mi lado era mucho más hermosa, ¡Y mirad que puse empeño!

Todo empezó por mi obsesión por comprarme el Telva, revista que soy fiel desde mi primer curso de carrera universitaria. Me aburría estudiar tanto la Geografía que llegué a quinto con todo aprobado menos la Geografía, ¿qué pasó? Nada, no me quedó más remedio que ponerme a estudiar montes, ríos y aledaños y mientras me entraban en la mollera, me distraía con mi revista de cabecera y eso que no las tendría que ser fiel porque ¡anda que no las he escrito veces! para ver si las podía mandar mis novelas y si las gustaba pues la recomendaran en su apartado de lecturas ¿Me habéis contestado vosotros? No, pues ellas tampoco, pero, aun así, las sigo siendo fiel. Debo de ser de la última hornada como los últimos de Filipinas; fiel hasta el fin.

Pero a lo que iba…Vi un reportaje de mujeres maduras aunque interesantes, y me fascinó ¡Qué ojos, qué bocas, qué pieles! Y por lo que contaban, fácil de conseguir. Yo, que para torera no tengo precio, entré al trapo con el primer muletazo, busqué, busqué hasta hallar un curso sencillo y gratis, por supuesto. ¿Cuántas veces vi los videos? Muchas, muchísimas veces hasta que me lo aprendí. Luego me fui a Mercadona y me compré los potingues necesarios. En fin, estaba decidida a solucionar los desajustes de mi cara, más descolgada que un ascensor, así que mi empeño merecía un esfuerzo por dejar de estar descolgada.

El día de mis prácticas, lo recuerdo muy bien, había quedado para cenar con mi amiga Aurora. Solo pensar la cara que iba a poner cuando me viera entrar en el restaurante con treinta y cinco años menos, merecía cualquier esfuerzo.
¡Qué sudores, madre! Claro, al ser de letras y no de ciencias, no tengo muy claro eso del orden de los factores no altera el producto. Me hice un lio, un lio gordo, el caso que terminé casi cuando teníamos que volver de cenar y mi amiga Aurora, para rematar la estocada, me dijo esa noche que tenía mala cara ¡Pero si iba más pintada que Celia Gámez cuando era joven! ¿Cómo me podía decir eso mi amiga? Pues me lo dijo y con cara de preocupación. Me desmoroné, pero al día siguiente había olvidado mi desmoroné y volví a la carga. Esta vez me dejé la cara como si me hubiera dado cemento armado. Menos mal que esa tarde no tenía que salir de casa, solo me vio mi Pepe que, por cierto, me dijo que estaba muy seria, como triste ¡A ver, si tenía la cara aplastada de tanto potingue, no podía gesticular!

Resumiendo, un desastre. Pero no me amilano, yo sigo haciendo pruebas. La verdad es que voy simplificando y como encuentre un producto de un tres por uno me lo compro; ahí no me voy a equivocar seguro. Todo junto, todo revuelto y ¡Hala, con faldas y a la calle!

Os dejo, estoy encantada de contaros mis cosillas, pero es que ha venido Peluche, ¡ya tiene que estar desesperado!, a pedirme, aprovechando que sabe que la costura no es lo mío, quiere que le cosa unas zapatillas de deporte. Al principio he mirado el calendario no fuera a ser que ya estuviéramos en el 28 de diciembre, pero al ver que no, le he prestado atención mientras miraba los agujeros de las zapatillas. Le he dejado expresarse, yo muy en papel de madre receptora y cuando ha acabado he sentenciado “Hijo, tíralas” a lo que la criatura ha contestado lastimosa “Mami es que cuestan 200 euros”

“200 euros unas zapatillas y, ¿van y se rompen? Trae hijo que te voy a hacer un apaño que cuando seas abuelo aún no has sacado el pie de la zapatilla”

miércoles, 10 de enero de 2018

LOS DESASTRES DE LOLA

Cuando terminé de hablar con las paredes, me di cuenta que no soy nadie sin mi Pepe.  Nadie me replica, nadie me contradice, nadie me enseña. Vamos, me aburro como una ostra, me falta vidilla, la sal de mis horas. Así que nuestros reencuentros son lo más. Lo de menos es que al minuto y medio yo ya estoy en la posición de salida que no es otra que la de enfadada. Claro que lo más tremendo para mí y suerte para Pepe es que me enfado tanto que cuando voy a recapitular los agravios ejecutados por mí Pepe, no sé por cuál enfado he de darme por ofendida, se me han olvidado. Lo más inteligente sería un enfado globalizado pero como mi desmemoria es global, mi supuesta globalización es un fiasco, insisto, para suerte de Pepe.

Y es que esta semana he estado sola hasta que apareció mi Pepe en posición de caballero medieval a rescatar a su dama ¡Qué semana, mamma mía!
Está visto que cuando algo se tuerce, no hay que engañarnos; la situación es susceptible de empeorar y mucho, eh. Pero cuando la situación parecía próxima a enderezarse y mi cabeza emerger a un nuevo mundo como Colón, llegó el fontanero y me remató.

Yo pensaba que como mi Pepe no había más que él en su especie, ni reproducciones, ni copias, ni ná. Sin embargo apareció el fontanero de nombre Cristóbal… Solo digo que era mi Pepe en versión triple. Me dejó tartaja.
“Señora esto es una bomba de relojería, de un momento a otro estalla” Yo achicaba aguas con la escoba mientras él me ahoga en desastres naturales. Por culpa del local de mi madre, Valladolid se vería obligado a ir en barca para comprar el pan… Igualito que mi Pepe cuando se pone a enumerar los cataclismos que pueden llegar a suceder si… Menos mal que “ese si…” casi nunca se da, a dios gracias. Pero el fontanero, insisto, en versión triple, igualito que si te tomas un dry Martini triple, actitud que aunque fueran horas de no estar puestas las calles vallisoletanas aún, debí hacerlo y tomarme un par de ellos para no soportar conscientemente al tal Cristóbal.

Me libro del fontanero, una vez que le pago por contarme las catástrofes porque otra cosa no hizo y llega a mi vida “otro propio” de corte distinto con resultados similares. El fulano se pone a mirar las paredes, los techos, a poner cara de asco, si me apuráis sentí hasta su desprecio en mi ánimo ahogado previamente por Cristóbal. Mi cabeza ya solo daba de sí para decirme “Escúpele, dale una patada en los güevos”, pero me contuve más que nada porque me empezaba a bloquear y encima ya estaba tartaja y cada vez que el fulano me hablaba yo parecía potencialmente idiota con un par de pedruscos en la boca que impedían que le dijera “Vete a la mierda”

Se largó por dónde había venido, a dios gracias, y llega un buen hombre, por fin, a mi vida. Me arregla la puerta, le pago, se va y…la puerta que no cierra, que sigue rota. Mentalmente me puse a llorar aunque lágrimas no salían, bastante ahogada estaba yo de agua como para que mi cuerpo se pusiera también a expeler agua.

 Y llegó mi Pepe montado en su rocín negro maldiciendo porque no encontraba hueco para aparcarlo. A mí a esas alturas, me importaba un pepino que los mil caballos negros de Pepe fueran a ser multados por un propio vallisoletano cuyo objetivo es engordar las arcas municipales a costa de los rocines y sus conductores. A mí lo que me importaba es que mi Pepe ya estaba junto a mí calentándome la oreja y diciéndome “tranquila, todo se arreglara”… Claro, luego añadía lo mal que había hecho las cosas, yo, él no, porque no estaba, no te fastidia.