domingo, 30 de abril de 2017

SEVILLANAS EXPRÉS

Me meto yo solita, sin ayuda de nadie, eh, en cada fregao, y es que dónde no hay, como es mi caso, pedirme seso es tontería, ¡ay madre, qué lastimita de mí!
Mi Pepe me dice que las cosas se piensan antes de hacerlas; yo empiezo por el final y acabo por el principio. Vamos, pienso cuando ya está todo el pescado vendido.
Me voy a mi Sevilla y olé a la feria, no la conozco. Hace muchos años que llevo queriendo ir y no voy, pero este año han sonado las sevillanas y me decidí hace dos días. Pepe apoya mi decisión, eso me tranquiliza y me asusta a la vez... Yo suelta de flamenca puede ser muy tomate, ¿no?. Él no me acompaña pues como tenemos al zoo al completo-perro, conejo, pez y tortuga- y no tenemos alma cándida que se quede con ellos pues se queda Pepe.
Hoy, a las siete de la mañana, recién levantada con mi mente virgen, se me ocurre que para no hacer el ridículo más de lo debido conociéndome como soy, pues sería conveniente aprender unos pases de sevillanas, para salir del atolladero, no más, una sevillanas exprés. Y con las mismas me he puesto a ver videos. A estas horas de la tarde, tengo los ojos a lunares y las manos agarrotadas como al principio; cero avance.
Las manos se me hacen un rebujo, que no rebujito y las piernas las pierdo. El tronco se queda en su sitio, pero la pierna derecha que en un momento dado la subo, y ahí se queda a modo de salto con pértiga.
¿Lo mejor? Que me quedara sentadita dando palmas, pero es que ni las palmas se acompasan. Y si yo no tomara el rebujito pues estupendamente en la silla, Pero el problema viene cuando dos rebujitos se cosen a mi ánimo festivalero, entonces me da igual ocho que ochenta y ocho. Salgo a la pista y como si la fiebre del sábado noche me hubiera poseído pero en andalú, para que nos entendamos.
Pepe nada dice. Esta mañana le he mandado al chino a que me comprara una flor; ha venido con dos. Me ha mirado con pena y me ha entregado la bolsa. Cuando la he abierto casi me caigo de espaldas, ¡qué pinta china tiene la flor!
Pero no me he desanimado y he pasado al plan B que consistía en el acicalamiento para no parecer una guiri en la feria de abril. He visto todo tipo de videos y me duele la cabeza. He perdido el norte, el sur, el este y voy a ver si pierdo el oeste sin que pierda el poco juicio que me queda.
Me he dicho “Sé tú misma que salero no te falta”, pero es que después de tanto video me siento contaminada, como si tuviera sobredosis de información atascada en la cabeza.
He bajado del altillo mi vestido colorado, me lo he puesto, me he plantado el jardín botánico chino en la cresta, me he pintado como dicen que hay que ir a la feria “Con mirada felina” y, cuando he mirado el resultado en el espejo, me ha dado tal ataque de risa, se me han saltado las lágrimas, se me ha corrido la mirada de pantera y he manchado el vestidito de lunares.
¡Tanto pa ná! Bueno pasaré al plan C que consiste en que me quedan aún dos días y como cambio de opinión cada dos minutos, lo mejor es dejarme sorprender por mí misma. Hay que ser prácticos,  si soy consciente que lo mío es muy tomate, pues de tomate voy a la feria.

¡Ole! Y vamos a por la segunda…

jueves, 20 de abril de 2017

LA BIEN PAGÁ

“Ná te pido, ná me llevo. Entre esas paredes dejo sepultás penas y alegrías que te dao y me diste. Bien pagá, bien pagá, bien pagá mujé…” Así se siente vuestra Lola desde ayer cuando en Alcalá de Henares se reconoció a lo grande el humor, “un justo reconocimiento a un género que algunos erróneamente han considerado menor” porque es muy fácil hacer llorar; con mirar a mi Pepe, yo lloro. Entonces, ¿Hay mérito en ello? Pues no. Sin embargo, aquí mi persona que resurge como el ave fénix cada cinco minutos y tres cuartos, pues sí.

El escritor catalán Eduardo Mendoza dijo alto y claro “Yo creo ser un modelo de sensatez y creo que los demás están como una regadera, y por este motivo vivo perplejo, atemorizado y descontento de cómo va el mundo"… En una escala mínima a la suya, así me siento yo: Llena de lógica, mesura seso y juicio frente a un mundo disuasorio sin pies ni cabeza, ni por dónde hincarle el diente...

Ayer, cuando escuchaba a este hombrecillo bien plantao decir Recojo este premio con profunda gratitud y alegría, y que seguiré siendo el que siempre he sido: Eduardo Mendoza, de profesión, sus labores” me vi metida dentro de su chaqué, humilde, serena, risueña e irónica. En conclusión, siento reconocido mi arte de elevar al cuadrado mi locura desafinada frente a un Pepe cenizo,  de impoluta cordura y bien estructurada sesera pero carente del sentido desafiante del humor… Qué rebien me expreso a pesar de tener un ojo abierto, otro cerrado y la mollera durmiente; las seis de la mañana no es hora de preparar un discurso, lo sé, pero es el único momento que me siento virgen pues en un rato estaré totalmente contaminada.

Me siento la bien pagá, insisto, y hoy me iré a un congreso literario con la cabeza alta, cuarteadas las ideas como siempre y mi orgullo encendido. Cuando le conté a mi Pepe mi planning de viajes como estrella rutilante de las letras, se le iluminó la cara, me dejó con la palabra en la boca, cogió el carrito de la compra y regreso al rato.

Queridos lectores, mi casa es una pura lata. Si necesitáis unas lentejas a la riojana, unos callos a la madrileña, unas alubias estofadas, o garbanzos a lo pobre, armóndigas en salsa, yo qué sé…, llamad a Pepe, tiene de tó; se compró el súper entero de productos enlatados. Hambre en mi ausencia, no va a pasar, y encima está contento, tiene el bigote en modo despegue, así que parto tranquila a dejar la representación femenina al alcance de un Cervantes porque, en el fondo, siempre me he visto un poco mucho Quijote.
“Ná te pido, ná me llevo. Entre esas paredes dejo sepultás penas y alegrías que te dao y me diste. Bien pagá, bien pagá, bien pagá mujé…” ¿Para qué voy a esperar a que me den un nobel siendo ya cervantina de pro?… “Bien pagá, bien pagá, bien pagá mujé, mujé”

¡Buen fin de semana, amigos!

domingo, 16 de abril de 2017

ESCARLATA MADE IN SPAIN

A Dios pongo por testigo que jamás volveré a tener un ordenador como este… Escarlata Lola dixit… Estoy hasta el último pelo de la peineta que me estoy quitando; se acabó la Semana Santa y como mis dos Peluches se niegan a pasar por un altar, yo, una humilde escritora guarda la peineta y la mantilla para mejor ocasión, pero hasta la peineta de este tarugo que tengo por ordenador.

¡Es un flojo! Después de casi un mes apagado, hoy lo enciendo y ¡no hablaaaaa!, que se me ha quedado mudo. Para él cualquier excusa es buena; las actualizaciones las borda, se puede pasar más de 24 horas actualizándose y tú crees que cuando vuelve de la sauna suya va a estar niquelado, pues no. Hace dos meses, le dio por negarse a que entrara el Wifi en él. Otras veces mis ficheros y ficheritos no se abren y, las que más, se queda sin fuelle y ni patrás ni palante ¡Un flojo, mi arma, mu flojo!

Y si pesara poco pero pesa como si se comiera todos los días tres pollos por lo menos. Mi Pepe se niega a cargar con él y llevarle al médico de ordenadores y sucedáneos. El médico informático se niega a venir a casa si no es mediante una suma de euros por delante. Total, el ordenador y yo hacemos aguas. Ahora cuando me otorguen el nobel, me da igual en qué versión: ciencias, matemáticas, literatura…, me compro un ordenador. Pero hasta que llegue el nobel con este trasto me entierran.

No creáis, he mirado en el calendario mis próximos eventos a ver si en alguno colaba y pedía de regalo un ordenador, pero me ha pillado Pepe y me ha preguntado “¿Cuál de las partes del no es no, no entiendes?” Le iba a replicar que ninguna pero le vi el bigote boca abajo y me callé, no es cuestión de tentar al diablo.

Pero yo es que necesito el ordenador, como el cocinero el cuchillo de partir tomates, puñetas. No sé imaginar sin este trasto. Una cosa es que tome notitas en mi libretilla, pero mis densos culebrones, como un buen puchero de patatas guisadas, lo hago con “er flojo”, sin él, no soy nadie ¡Puerca miseria! Porque no tiene cuello si no, le estrangulaba, hala.
¡Qué desagradable es mi Pepe! El otro día va y me regala un plato con la foto de Perro… Qué más le daría a él que en vez de un plato fuera formato ordenador. Encima, ahora que estoy alcanzando la fama de escritora que hasta un par de vecinas me han dicho esta mañana mientras colgaba los calcetines de Pepe “He leído tu nueva novela. No he entendido nada pero me ha gustado mucho” Se me han caído tres calcetines al patio del impacto.

En fin voy a hacer la cena a mi Pepe. ¿Veis? Este no falla, exacto como un reloj “Gordita, tengo hambre”…Ay qué difícil es llevar doble vida, entre fogones, plumeros, un marido de bigote cambiante e inventar la vida a base de letras...E un flojo, mi arma, mu pero mu flojo, ahora se ha puesto a actualizarse y no está para nadie. Anda que si me fuera yo a actualizar, no volvía, como el que se fue a por tabaco.

sábado, 8 de abril de 2017

EN EL COCHE DE MI PEPE, PIPIPI

Quemé el último cartucho que me quedaba; eso sí, lo aproveché bien aprovechado. A partir de ahora ya será igual, mi Pepe jamás se volverá a fiar de mí pa ná; él se lo pierde porque vivir a mi lado es un duro riesgo, ahora la sensación de estar  junto a mí presintiendo que te precipitas al vacío sin remedio tiene su aquel, eh.

Nos fuimos de viaje. Pepe siempre pensando que si mi cabeza está despejada y tranquila, el primero que gana es él, así que me llevó a pasear por la bella Galicia después de la presentación en Valladolid de mis Mujeres descosidas. ¡Qué tres días más intensos con este hombre! ¡Qué jardín de sensaciones de lo más variopintas! Un mano a mano después de treinta y dos años juntos es fuerte de narices. Más, si entre los dos surge una tercera persona a la cual mi Pepe invocaba a cada minuto. Sí, es alemana, para mí que es nazi pero eso a Pepe no se lo he dicho. Se llama Martita y su tono de voz es algo así como que presientes que haces lo que ella dice o te vas a tomar café. Vive eternamente en el coche, es su lugar de residencia. Tú te montas en el cochecito de mi santo y él lo primero que hace es encender el tontón y decir “Martita queremos ir a…” Y la susodicha se pone manos a la masa. A mí que me quieran manejar no me gusta, ya sabéis que soy espíritu libre, pero al principio del viaje la dejé que nos llevara a la izquierda, a la derecha, a hacer giros en forma de U, a que saliéramos en la tercera salida y luego inmediatamente siga recto 15 km… ¡Allá Pepe y su Martita! Yo me puse a cantar y tan contenta. Venga, cantad conmigo “El viajar es un placer que nos suele suceder. En el auto de mi Pepe nos iremos a pasear ¡Vamos de paseo pipipi, en un coche feo pipipi, pero no me importa pipipi porque llevo torta pipipi…”

Después de cuatro horas de viaje, llegamos a nuestro destino con hambre, mucha hambre. Encerramos a Martita en un parking y me puse yo a mandar; era mi momentazo. Pensé y me dije “Demuestra que tú eres buena, mejor que la nazi” Con creces lo demostré. Le llevé a una linda terracita y mi Pepe solo comía pan y venga pan “¿Pepe, no comes comida?” “Prefiero pasar hambre antes de que me envenenen” “¿No te gustan las navajas, Pepe?” “Están muertas desde la guerra civil, gordita” Y mientras se terminaba un mendrugo de pan detrás de otro aún añadió “Gordita, mira a esa mujer. Ha venido a Galicia a comer pizza. Seguro que el día que vaya a Nápoles comerá percebes” Y su hambre se diluyó en pan mientras el mío en la guerra civil, y aquí estoy; mi Pepe es un negativo desde que despierta hasta que se desintegra. Hasta si le pido “Pepe hazme una foto” Y va y me contesta “¿Otra? Pero si tienes la misma cara de hace 5 minutos” No me hago con este hombre.

Bueno, a lo que os estaba contando…Nos volvemos a montar en el coche y la Martita se piensa que aquello es Alemania: autopistas y autopistas. Pues no, era Galicia. Terminamos Martita y yo como la niña del exorcista; nuestras cabezas giraron y giraron. La alemana se volvió loca. Yo, casi.

Fue como un viaje al centro de la tierra sin ascensor. Tó pa bajo, tó parriba y vuelta a bajar. Giramos sobre nosotros mismos, no os exagero si digo trescientas veces. Nos vimos todos los concellos, todos, toditos. Para remate, Pepe, ya harto de vueltas y revueltas, y como Martita ya estaba en tránsito a la locura, se puso a mirar el mapa. Un mapa, fijaros de qué año sería que no venía pintado Benidorm, ya os digo todo, pero como mi Pepe dice que todos los mapas son iguales pues para qué va a gastar dinero; es un espíritu practico y ahorrativo.
Al notarle tan atribulado, desquiciado, fuera de sí, le dije “Filliño, fíate de mí, yo te llevo” Y en su desesperación más desesperada se fío y seguimos girando tres horas más. En el fondo, como Pepe paraba en cada concello a preguntar pues ya de paso bebíamos una uva godello de la Ribeira sacra muy rica… Poco más y llegamos a gatas al monasterio.
Cuando recobró su ser y recordó, me dijo “Gordita se acabó, nunca más me fiaré de ti” Eso sí, con la alemana no se atrevió a hablarla como a mí.

Yo, el día de la madre, le regalo a mi Pepe un mapa y un perfume. ¡Qué olor a vaca traemos!