viernes, 4 de febrero de 2011

LOS MORRITOS DE MARI PILI

-Señor doctor, hemos venido para saber toda la verdad y nada más que la verdad… Compréndanos, mi amiga Mari Pili no puede seguir con esos morros de elefante que se la han puesto de la noche al día… Venga, desembuche.

-Sra. García…

-Llámeme Lola, please, suena más confesional.

-Su amiga tiene una enfermedad rara, rara.

-¿De morirse o quedarse aquí para la eternidad? Es que si es para la eternidad, yo como James Bond, señor doctor…, me quedo con mi amiga. Diga cómo se contagia, y me preño.

-En alemán se llama Rosenthal.

-Te lo dije Mari Pili, la Angelina Jolie alemana no podía traer nada bueno a Spain. Mucha palmadita y ya ves ahora los sindicatos, a la calle seguro.

-¿Qué sindicatos, Lola?

-Tú calla, Mari Pili… Doctor, entonces qué me recomienda, tenemos dos posibilidades: o vender los morritos de mi amiga, porque no hay que engañarse, señor doctor, nos darán un buen dinerito por ellos. No a todo el mundo se les reconvierte los morritos en vajillas. Ya sabe que las vajillas Ronsenthal son carisísimas o, meter los morritos de mi amiga en el lavavajillas para que se limpien y se la vuelvan normales. ¿Qué hacemos, señor doctor?

-Pero qué dice, señora…

-Lola, por Dios, cállate.

-¿Qué me calle Mari Pili? Pero cómo me voy a callar, antes reviento y luego me muero…

-Señora, por curiosidad, ¿a usted le han tratado alguna vez de la cabeza?

-Estoy pensando en ello, doctor. Cualquier día voy a que me tomen medidas para que me hagan de una vez una peluca… Doctor, ¿es que se me nota mucho que cada vez tengo menos pelo? Le advierto que es de pensar tanto. Como mi amiga Mari Pili no piensa, pienso yo por las dos, y claro, el desgaste, pues héteme aquí que las crines se me caen a cachos.

-Señora, entonces, si he entendido bien, se siente usted caballo… Qué lástima, está usted peor de lo que yo pensaba.

-Pues ha entendido usted fatal. No me siento caballo… Me siento, cómo se lo explicaría a usted, ¿tal vez cisne con cuerpo de toro y con la calva de mi Pepe?

-Señor doctor, olvide a la chiflada de mi amiga y dígame qué hacemos con mis morros.

-Señora, he de estudiarlo. Vuelva usted, sin su amiga, eh, la semana que viene.

-De volver nada, caballero. Usted es un listo, quiere cobrar dos veces a mi amiga. De aquí no nos movemos. Soy su manager y velo por sus deudas.

-Señora, ¿por qué no se calla?

-Antes muerta que callada, ya se lo he dicho… Rapidito, dénos soluciones y, a ser posible, varias.

-Lola cállate. La que tiene los morros mal soy yo.

-Cállate tú, Mari Pili, que se me acaba de ocurrir la solución… Señor doctor, ¿y si metemos los morritos de Mari Pili en Fairy?

4 comentarios:

José Luis López Recio dijo...

Me ha gusto eso de que suena más "confesional" jajaja
La foto es estupenda y me he reído un buen rato.
Que pases un buen fin de semana.

Liliana G. dijo...

Jajajajaja ¡Cómo extrañaba las andanzas de estas dos! ¿Lola mal de la cabeza? Qué va...

Encantador, como siempre, M. Ángeles :))

Besotes y buen finde.

Anónimo dijo...

Hola María Ángeles, decicidamente Lola no necesita una peluca, necesita una cabeza nueva, a ver si encuentran solución a los morros de la pobre que debe de estar sufriendo.
Un abrazo.
Ambar.

Cati Cobas dijo...

Vos sabés cuánto cuánjto me alegra leer esto. ¡Bravo! Besos

Cati