viernes, 30 de enero de 2009

LOLA Y LA INFORMÁTICA

Está mal que yo lo diga, pero soy la bomba. Tenía el convencimiento de que mi problema radicaba en que soy del siglo pasado. Esta afirmación no quiere decir que os vaya a confesar mi edad, que quede muy clarito.Una cosa es que entre amigos os hable de mis problemillas y, otra muy distinta, es que os confiese lo inconfesable: mis años. Eso ni a mi madre se lo cuento. Como a ella le falla la memoria, pues no se acuerda Y a mí me viene divinamente porque, aunque le acosen mis niños preguntando: "¿Abuela, qué edad tiene Mamá?" Pues ella, según el día, me pone una; eso sí, nunca pasa de treinta y siete. ¿A qué es guay mi señora madre?
¿Hace una copita cazalla? ¡Venga, animaos! Es baja en calorías... Os contaré que tengo un virus, o tenía, porque creo firmemente que lo he asesinado. ¿Cómo? Ni pajolera idea, a tanto no llego. Lo que sé es que este trasto funciona... Lo peor que le puede pasar a una es ser analfabeta y, más grave aún, querer dejar de serlo y no poder.

Mi Pepe en el año de la tos compró un ordenador, lo último de lo último: moderno, avanzado, vamos que hacía de todo. Cuando llegó el bicho ése le dije a mi Pepe que rompía la estructura decorativa de esta nuestra casa, pero como pinto menos que un títere en el congreso de los diputados, pues el armatoste se quedó. Yo todos los días lo limpiaba, lo trataba estupendamente... Y un día, no sé dónde limpié, que se encendió él solito. Fue un flechazo, estoy convencida; el amor también existe en la red y yo sucumbí a sus encantos, pero como soy muy dura de cabeza, después de tanto tiempo de flirtear con Internet, no sabía nada de nada: encender, conectarme y apagar... Hasta que llegó el virus de los cojones. Los toca pelotas de mis hombres pasaron de mí como de la plaga, pero como soy mucha mujer en tan poco espacio, me puse las gafas de ver - siempre voy sin ellas, no veo, pero estoy mucho más mona- y manos a la obra, me dispuse a asesinar al muñeco gilipollas que salía en pantalla diciéndome cada vez una cosa. Claro que peor era cuando no salía el enano porque aparecía una pantalla porno. Tan extasiada me quedé mirando los tamaños de la naturaleza que no oí entrar a mi Pepe:

-¿Qué haces, Lola?- Di un bote en la silla que casi llego al techo.
-¡Coño, Pepe! Fíjate qué cosas salen. ¿Serán naturales?
-Vergüenza te tenía que dar. Apaga eso ahora mismo.
-Pero Pepe si es que sale solo, no hace falta buscarlo, no he sido yo, te lo prometo...
-Eso dicen todos los ladrones cuando les pillan. ¡Qué lo apagues!
-Que no, Pepe, que está pegado a la pantalla, es como un tapiz de la naturaleza femenina y masculina, eso sí, amplificada. Para mí que...
-¿Así vas a educar a tus hijos?- Dio un portazo y me quedé en ese momento con el pene más gigante jamás visto. ¡Jódete! La salida era yo. De nada servía lamentarme, mi reputación ante mi Pepe era la de obesa del sexo a lo bestia.

Sentí un ruidito detrás de mí... De sobra sabía que eran dos ratones duros de roer los que me estaban espiando. Me hice la loca -yo muy digna- y esperé...
-Mami, se ha ido Papá muy enfadado- era mi tierno querubín con voz lastimera. Quería asesinarle antes que al piojo vírico internauta, pero sabía que había un segundo cerebro en "la operación porno"...
-Mamá, de verdad, qué tontaina eres.- Aquí estaba Peluche sentenciando, el segundo cerebro de la operación pito grande- No te das cuenta de que Papá es como un curilla, esas cosas no las puede entender. ¡El hombre no da de sí!
Por mis muertos más frescos que quise estrangularle, pero como madre descontrolada y enfurecida sólo pude decir:
-¡La madre que os parió! ¿Tan necesitados estáis? ¡Si esas cosas sonde plástico, leches! No existen, hijos. Miraos, tenéis centímetro y medio y mis pechos son tamaño estándar, lo que veis ahí esmentiiiiiiiiiiiiiiiira.
-¿Segura, Mami? Tienen una pinta estupenda.
-¡Cállate, Anticristo! ¿Cómo puñetas se quita esto?
-No sabemos. Llevamos dos meses así...

He de reconoceros que el amor propio me mata y ser menos que otra mujer me carcome. ¿Por qué digo esto? Pues porque estaba llorando, lamentándome de mis desgracias cuando llegó Mari Pili, mujer muy puesta en el mundo actual, y se puso a darme un discurso en una verborrea galáctica sobre la informática y aledaños que me impresionó a la par que me acomplejó, y me dije: "¿Lola, te vas a dejar comer el terreno? No, hija, no. Tú menos que nadie, jamás. Antes muerta que sencilla. Y ¡Hala! me he cargado todo, hasta la cuenta del banco, ya no se puede entrar a mirar. Total, no había nada...

miércoles, 28 de enero de 2009

LOLA Y MARI PILI PELUQUERAS

-Mari Pili estoy pensando…
-No, por dios, déjalo, Lola.
-¿Qué quieres, que se me oxide la mente? No, hija, no. El mundo me necesita.
-¿A ti, precisamente a ti? No digas bobadas, chica.
-Mis tonterías actualmente están en alza. La gente necesita de una sonrisa.
-Para esos están los cómicos, los payasos, Lola.
-Ellos cobran y yo lo hago gratis. ¿Quieres ser mi Sancho Panza? Eres esmirriadilla, pero me puedes valer.
-Y tú, ¿quién eres?
-¿No me digas que no tengo ese puntito de Quijota, Mari Pili?
-Viéndote de la guisa que te has dejado el pelo, Lola… Por curiosidad, Lola, ¿qué has hecho este domingo?
- Lo mejor ha sido teñirme el pelo. Lo peor, cortar el pelo a mi Pepe.
- Pero si no tiene, ¿qué le has cortado?
- Tenía patillas. Ya no tiene…
- Pobre…
- Sí, pero ahora está más despejado. Ya no le quedan sombras en su vida.
- Mujer, aún le queda el bigote, Lola.
- ¡Coña! Me ha sobrado tinte. Ya está, se lo tiño.
- ¿Qué quieres, Lola, ir los dos horrorosos?
- ¿Acaso me ha quedado mal mi melena?
- ¿No te has mirado al espejo, Lola?
- Uy! Se me olvidó teñirme la otra mitad de la cabeza. Parezco un mapache.
- Peor, Lola. Pareces una escarola desteñida.
- Es que Mari Pili, me está fallando la memoria Ram.
- Eso es del ordenador, mujer.
- Y de mi cabeza. Proceso tantos datos que…
- Déjalo, Lola. Ven que te tiño el otro cacho.
- Sí, mejor, porque si me ve Pepe así, tratara de teñirme el pelo y me dejará calva como él.
- ¡Qué bruta eres! Dices cada cosa de él…
- Es que tiene una fuerza desmedida en sus manos. No controla su fortaleza.
- ¡Qué interesante!... Gira la cabeza que comienzo.
- ¿Paquito es fuerte?... ¡Ay que tirón!
- Es un puro macho… Luego te corto un poco las puntas las tienes muy abiertas.
- Vale… ¿Y dónde tiene la fuerza concentrada?
- Quieta… En todo el cuerpo.
- ¡Qué macho!... Pepe sólo en las manos.
- Pues no entiendo cómo no te ha estrangulado todavía… Te voy a dar unas mechitas. El otro día estuvo el pintor en casa y me encantó las aguas que me dejó en la pared del salón.
- Mari Pili que yo no soy una pared… ¿Y en qué notas que es fuerte Paquito?
- Me encanta que me dejes ser creativa en tu cabeza… Paquito levanta pesas, Lola.
- ¡Uy!, qué maravilla… ¿Con qué parte?
- Creo que si te corto un poquito aquí el pelo, te dejo una crestita muy salada… Paquito utiliza todo su cuerpo. Es una bestia… Me encanta
- ¿Qué sea una bestia, Mari Pili?
- No, la crestita que te he puesto en la cabeza, igualita que la de pájaro loco... La voy a pintar de malva. Mi amiga Concha tiene el pelo morado y está divina. Claro que tú eres otra cosa…
- ¿Otra cosa? ¿Cómo qué?
- … Ya está. Mírate al espejo.
- ¡Jesús!... Mari Pili ven, ahora me toca a mí.
- ¿Qué me vas a hacer? Lola ni sabes peinar ni tienes gusto.
- -Por eso. te voy a dejar igualita que la bruja Averías para que no seas menos que yo.

sábado, 24 de enero de 2009

LA GRAN SORPRESA DE LOLA

-Mari Pili, Mari Pili, siéntate que cuando te cuente, te caes de espaldas…
-Pues si me voy a caer no me siento, Lola, que aún estoy convaleciente.
-¿Es que te va a durar la convalecencia hasta que seas una difunta, mona? Coña, que el otro día me llevabas a una velocidad andando que una convaleciente no tiene esos motores que tú te gastas.
-A ver, cuéntame…
-Hija, qué raspa estás, el vinagre a tu lado es un terrón de azúcar… Bueno, a lo que vamos, ¿dirás lo que me ha hecho Pepe?
-Estrangularte no porque estás aquí.
-Mira Mari Pili, como sigas con estas tonalidades desagradables me voy a una esquina y me pongo a hablar sola.
-Por mí…
-Vamos a ver, ¿qué piojo te está picando el culo, guapa?
-Lola, cada vez eres más basta.
-Sí, es verdad, pero la culpa la tiene la crisis.
-No me hables de la crisis, no me hables de la crisis.
-Vale, vale, no te alteres. No te hablo más de la crisis, pero que sepas que tú te hayas sumergida en un macanudo brete.
-Lola no te soporto cuando hablas en otras lenguas que no se entienden.
-Hablamos la misma lo que pasa que el español/ castellano es muy rico.
-Pues háblame es el español/ castellano pobre si haces el favor.
-Pues quería decir, con su venia, que vuecencia la está mariposeando una mala cuajada que se la está cortando la leche.
-¿Eh?
-Eso digo yo, leñe, que pareces Doña Rogelia en un día estreñido. Dime, qué te pasa…
-Paquito, no aguanto a Paquito, Lola.
-Pues vaya novedad. ¿Y por eso estás así? Métele un rato en la Termomix a ver si agitándole se le pasa. En cambio mi Pepe está de dulce, más majo.
-No me lo puedo creer, Lola. Me lo dices para darme envidia.
-¿Cómo voy a hacer una cosa así a mi mejor amiga? Si te dijera que me ha tocado la lotería, lo entendería, pero darte envidia con mi Pepe, no estoy tan desesperada.
-Lola, es que no me deja vivir. Me espía.
-¿Qué piensa que vas a hacer? ¿Tirarte por el retrete?
-Dice que le engaño, Lola.
-¿Con quién? ¿Con el piojo que te pica el culo?
-Con el tabaco, con la comida… Como el médico ha dicho que coma y no fume pues…
-Pobre hombre, le entiendo.
-¿Qué le entiendes, eh, que le entiendes?
-Pues claro, mujer. A ver, si te gastas las siete vidas de gata que tienes, como no tengas las siete vidas de periquito de refuerzo, se queda más tirado que una basura en un vertedero… la subsistencia, Mari Pili, la subsistencia.
-¿Me quieres decir, Lola, que Paquito sólo me quiere para lo que me quiere?
-Paquito te quiere total porque lo vales… ¿Por qué te crees que yo quiero tanto a mi Pepe?
-Pepe tienes muchos valores, Lola…
-Y desagües, Mari Pili, pero es que desde esta tarde, desde esta tarde, más Mari Pili.
-¿Mas desagües, valores, qué?
-Mari Pili, Pepe sabe fregar el suelo de la cocina… Él solito, supo encontrar el cubo, lo lleno de agua. Cogió la fregona y se puso dale que te pego y…
-¿Y qué, Lola?
-…Que lo hizo bien, Mari Pili y en su vida había cogido una fregona.
-¡Qué gran desagües, Lola!
-Dirás virtud, Mari Pili. Mi Pepe es un gran virtuoso de la fregona… Qué sorpresas nos da la vida, querida amiga… Oye, ¿y si le colgamos de una fregona a Paquito?
-Pues un virtuoso ahogado al palo de una fregona, Lola.

jueves, 22 de enero de 2009

LOLA LA INDIA

Estoy del personal, alias gentuza, hasta más arriba de las plumas. Qué ganas de decirles “Cacho cabrones, hijos de Satanás & Company…”, pero luego me digo “Lola, ¿para qué, puñetas, te vas a gastar?” Aunque me fastidia que me tomen por tonta. Porque una cosa es estar sonada, zumbada del verbo vibrar, y otra muy distinta que yo, la Lola, tenga ojos, oídos, un poco de cabeza –no mucha, pero algo sí- para darme cuenta de que me quieren tomar el pelo, engañar o abusar de mí porque pueden llegar a sentir que soy más infeliz que un cubo.
¡Y un jamón!, de bellota si puede ser. Si transijo es por el tema éste tan en boga que es la conciliación, o lo que toda la vida se ha llamado “ponte en el lugar del prójimo a ver si padeces o haces lo mismo”, o si me apuráis lo llamaría “Cesión para no levantar cóleras innecesarias”
Ay, amigos, concilias y venga a conciliar, y lo más bonito que pueden pensar de ti es que eres una pringada o mema… ¡Y un jamón!, si puede ser un Joselito, mejor.
No tengo inconveniente en desarrollar mi inteligencia emocional seiscientas veces por minuto si hace falta, pero me pregunto “¿Quién la utiliza para mí?” Nadie; así de crudo.
Y, claro, uno puede ir de gilipollas por la vida tan contento como Caperucita por el bosque, pero un buen día, te encuentras con el lobo feroz que tiene la sana pretensión de arrebatarte tu linda cestita cargada de ricos manjares… ¡Y un jamón!, de recebo si puede ser… le pego una patada en los huevos –digamos sus partes para ser fina- al lobito que se queda eunuco de por vida.
Diréis que soy violenta; pues no. Pero cuando los pelos de la cresta apuntan tiesos al cielo, es que mi paciencia ha tocado el sol y se ha achicharrado… Y mirad que está lejos.
… No quiero seguir hablando porque una es muy discreta y comedida y, además, lo más triste, es que de nada me sirve porque uno cuando nace, dicen los listos que te haces, y yo digo que no. Si naces lerdo, te mueres babieca. Te afinas, te afinas, pero si la mona es mona cuando la levantan las faldas del Dolce & Gabanna se descubre lo inevitable; es decir, una mona.
Pues eso, yo he nacido con las mangas del chaleco un poco cortas, pero no por eso, el personal, alias gentuza, tenga derecho a abusar de mí… Es que como lo vuelvan a intentar los dejo eunucos a todos/as…, y a ver cómo crece el índice de natalidad; y yo ya no puedo reproducir porque estoy más pasada que un arroz.
Os estaréis preguntando, si es que alguien me escucha porque si no me escucha, yo lo entiendo, qué diantre me pasa hoy… No es hoy, son todos los días. Lo que pasa es que soy muy putilla y disimulo, pero cada vez me parezco más a los indios cabreados y cualquier día me veis por el Paseo de la Castellana subida a un pony con todas las plumas tiesas como en el desfile de Obama… Al tiempo.
… Por cierto, ¿no os he dicho por qué estoy enfadada, verdad? Pues lo lamento, no os lo puedo contar, se me ha olvidado… Pero lo que es seguro que era algo muy gordo porque si no, me acordaría.

miércoles, 21 de enero de 2009

LOLA Y LOS PERIÓDICOS

Mi Pepe insiste en que lea, y desde que lo hago soy muy infeliz. Antes, con la lectura de los sobres de sopa y los supositorios, me era suficiente para convertirme en una cateta feliz; objetivo perseguido por todo ser humano que se precie... Lo de la felicidad, digo.
Sin embargo, ahora, me nacen inquietudes que me ponen de una mala leche, de qué leche me ponen… Los periódicos son necrológicos, peores que mi madre, coña. Leo, por ejemplo, que los de la banca están jodidos, ¡qué lastima me dan! Aquello se parece más a un combate pugilístico que a un trust de psiquiatras dispuestos a atender a los afectados por la ingesta de inversiones no claras y en sumo caso, mal avenidas. A mí eso me la repampinfla porque mi cuenta siempre ha estado más roja que gualda; con la crisis sigue coloradita como la manzana de la bruja de Blancanieves; es decir, la crisis no me transmuta. No obstante, sufro por los que trabajan en banca, deben ser gente majísima con altas dosis de imaginación para aguantar la que está cayendo. En fin, seguiré siendo mujer plumero.
Luego, leer de política es como meterme en la Termomix de Mari Pili y salir precocinada y, a mí, nadie me maneja los sesos porque si uno es malo, el otro es peor. Necesitamos Obamas españoles o, aunque sea, un Cantinflas que, al menos, nos haría reír.
Si fuera yo escritora, se iban a enterar de lo que vale un peine y… media docena. Escribiría todos los días poniendo a todos en el lugar que les corresponde, que no quiero decir cuál es por si algún periódico se fija en la gran Lola y me quiere contratar; guardemos las apariencias hasta que me den cancha. Mientras, seguiré siendo mujer plumero que se me da mu bien.
También, me he fijado en anuncios eróticos; son muy tomate. No me imaginaba que hubiera tanto necesitado de favores previo pago… Debería llamar a ver qué tarifas cobran. ¿Para qué? Para estar informada; ya sabéis que una mujer sin información, es una mujer sin opinión aunque yo siempre la he tenido sin leer. ¿Y sabéis por qué? Porque soy una mirona. Con los ojos también se lee, te engañan igual que las palabras, no vayáis a creer que toda la palabrería es cierta; miente mientras habla, si no, coged un periódico y luego me contáis. Encima de deprimir te cuestan dinero… Y yo soy gratis. Mentir no miento, simplemente os cuento cómo veo yo las cosas de una manera mucho más entretenida, ¡ah!, y resumida; voy a la chicha que es lo importante
… Ya le digo a mi Pepe, “¿Para que gastas los oídos con extraños? Apaga la radio y escúchame a mí”… Dice, el descastado, que prefiere a Carlos Herrera… Mi Pepe no ha visto las piernas del Herrera, llenas de pelos y hombrunas. En fin, el se lo pierde y, mientras, seguiré siendo mujer plumero.
Ahora, el día que me desplume… Seré como una gallina a punto de meterme en una cazuela grande, voluminosa. Mari Pili pretenderá meterme en su maldita máquina, pero no la dejéis porque donde esté Lola mujer gallina cocinada en cazuelita a fuego lento, no hay ni color ni sabor parecidos… He dicho.

sábado, 17 de enero de 2009

LOLA Y FRED ASTAIRE

¡La madre que me parió! Qué catarro tengo… Justo hoy que quería empezar mis clases de baile, tengo los pies en crisis; están como dos cubitos de hielo y para bailar hay que estar caliente. Al menos eso dicen los que entienden como la vecina de mi madre que baila una hora al día y está como un gladiolo con ochenta y cinco años… Ayer, que iba entregada a ver a mi santa madre ya con las esquelas preparadas, me encuentro a la mujer gladiolo y me dice -anda que no hay ingenuas por el mundo, leches, pensé que sólo estaba yo- “Lola, debemos hacer bailar a tu madre. Tal vez así se la vaya la nube aciaga” Yo que estoy a la vuelta de la esquina de casi todo, la miré de arriba abajo, igual que si estuviera escuchando a un canario en medio de desierto y la contesté “Genial” No soy nadie para quitar las ilusiones a nadie y menos a una viejecita que se cree Ginger Rogers. A mí, como si quería convertir a mi santa madre en Fred Astaire… Cosas más raras se han visto. Desde que me percaté que Pepe Perro está enamorado del periquito de mi vecina del tercero A, me creo casi todo. Claro, que mi santa madre es hueso putrefacto, pero si ese día me libraba de leer esquelas, yo hacía el pino puente si hacía falta.
Así que allí llegamos las dos, igual que dos gladiolos recién abiertos… Sin problemas, nos marchitamos según abrió mi santa madre la puerta y nos comunicó que el frío se está cargando a todos los ancianitos del país.
No obstante, por si acaso Dios quería lucirse y hacer un milagro, encendí la radio y busqué una emisora sabrosona que agitara el cuerpo a mi santa madre. Claro, con lo tiesa que es, más que un garrote, Dios se negó. Me dijo que tenía cosas más importantes que hacer en vez de meter el ritmo a una ceniza (mi madre)… Así que terminamos con el alma en un puño con tantas desgracias que nos tenía preparadas mi santa entre café y café.
En un lapsus que se quedó muda (estaría buscando en sus anales alguna desgracia más) Ginger Rogers me dijo que si nos bajábamos a su casa que tenía unos discos de Machín soberbios. Yo, con tal de salir de allí, bailaba hasta con el palo de la fregona si hacia falta. Así que nos dispusimos a levantarnos cuando pregunta mi santa (madre) “¿Sabéis de que se murió Machin?”Otra vez a sentarnos y Ginger Rogers se nos puso a llorar porque era una fan incondicional del hombre de los angelitos negros… Como aquello comenzaba a traumarme y, en vez de tener la sensación de estar en casa de mi santa (madre), tenía la presencia de que estaba metida en un sarcófago de los que vende mi Pepe, decidí cortar por lo sano y llamar a Mari Pili “¿Dónde estás?” “¿Estoy con mi cuñada buscando un autobús para que se vaya al entierro de la madre de una amiga? ¿Te cuento de qué manera más vil se ha muerto, Lola?” ¡Coño! Y perdonadme por la expresión soez, pero es que se había puesto todo el mundo de acuerdo para que yo terminara en un cementerio y yo estaba ¡viva!, leñe.
Salí de casa de mi santa a gatas, pero me escapé a oxigenarme a la calle cuando suena el móvil y por casualidades de la vida, atino a la primera y me sale la voz de mi amiga Aurorita contándome que se ha muerto no sé quién; la colgué sin más preámbulos.
¿Acaso se había puesto de acuerdo España para morirse toda de una vez y quedarme sola con la crisis? Ni de coña, aquí no se muere gente, aunque lleve a la ruina a mi Pepe por no vender sarcófagos. ¡Todo el mundo a bailar!, ya que según Ginger Rogers bailar rejuvenece… Y ahora que me dispongo a fundar la primera escuela de baile hondo anti muerte, voy yo y me resfrío y los pies se me quedan moribundos; seguro que mi madre me ha echado el mal fario, pero lo que no sabe ella es que yo soy Fred Astaire y soy inmortal; he dicho.

miércoles, 14 de enero de 2009

LOLA LA HUEVOS

El día que yo haga algo importante, será un gran día… Ya me veo a todo el mundo, bueno, a mi Pepe, Mari Pili, mis hijos, mi siniestra madre, mi tía Lola que me quiere mucho…, mirándome como se debe mirar a alguien grande: con veneración.
Mientras, aquí estoy con el plumero haciendo lo que puedo que es poco. Deprimente porque si estoy esperando a hacer algo grande con un plumero ni los magos. Claro que, cuando estoy sola y no tengo con quien hablar, me hablo a mí misma y me contesto y todo; no tengo problemas de comunicación. Mis soliloquios son poco productivos, es cierto porque me convenzo rápidamente de que soy una especie que como no me defienda, me extingo… De ahí que quiera hacer algo grande para que se me respete, se me tome en cuenta aunque sea con el plumero.
Pero, claro, no se me ocurre nada, aparte de asesinar a alguien, meterme en una mafia que, por cierto, esto último no me gusta porque a mí me gusta mandar y ya que no me dejan en mi casa y Mari Pili me destruyen mis grandes pensamientos, pues me gustaría mandar y el gran capo me diría ¡Qué un jamón!, para eso ya está él… Y tiene razón el tío.
Y vosotros, ¿me veis cómo una asesina? Ya os digo yo que no. Si para matar a una cucaracha sudo y, al final, desisto; dialogo con ella, marcamos nuestros respectivos territorios y paz y después gloria. Ya podían los palestinos e israelitas pedirme consejo, pero como no soy grande pues nadie me conoce. Dudo que me conozcan en mi casa. Ellos sólo me temen. Cuando me ven llegar, se echan las manos a la cabeza y dicen despectivamente “¿Qué habrá hecho hoy Mamá?” Pues qué voy a hacer, demonios, además de manejar el plumero con maestría implacable. Nada.
También he pensado ponerme a trabajar en alguna empresa a lo grande y antes de terminar este pensamiento, mi otro yo sale enloquecido diciéndome “¿Trabajar más, Lola?” Y tiene razón, si curro de sol a sol y tiro porque me llevo otra, como el juego de la oca y, encima, no cobro ni figuro en las SS.
Estos empresarios para los que trabajo, los García & Asociados, para colmo son desagradables y más exigentes que los mandatarios de los oscar; no me dan ni el globo de oro. Siempre encuentran pegas: la camisa está mal planchada, la comida sosa, la cama con bollos, la tortilla con poco huevo. A ver, si hay crisis, las gallinas ponen pocos huevos y si no hay huevos, no se los voy a cortar a ellos para echarlos en la maldita tortilla, aunque hay momentos que me dan ganas, lo que pasa es que soy una mujer contenida… ¡Anda, que les den! Si me dieran, al menos, una propinilla pues ya vería yo si hacía la tortilla con o sin relleno.
Con esta situación, ¿a dónde, puñetas, voy a llegar? Que conste que el otro día leía a una periodista muy salada que decía que quería ser diosesa. ¡Leches! Se me encendieron todos los pingajillos sensoriales y me dije “Tú, también, Lola”, pero automáticamente Dios me llamó a capítulo y me dijo “Lola, tú eres muy sencilla. Ya eres grande tal como estás”… Y me lo creí. Me duró un par de minutos, los justos en los que me llamó Mari Pili y me dijo “Lola eres un desastre. Has sacado el billete de tren para Sevilla en vez de para tu pueblo, Valladolid”… me dio tanto coraje que hasta mi amiga me llamara desastre en vez de Lola la grande, que la contesté muy circunspecta “Sí, voy a por huevos. Allí los venden más baratos”… Antes muerta que callada.

lunes, 12 de enero de 2009

LOLA Y SUS ZAPATOS DE CENICIENTA

¡Repámpanos! He perdido un zapato… No lo habréis visto por casualidad, ¿verdad? Es que mi Pepe me cruje como se entere. Menudo día le he dado con los zapatitos, ni Cenicienta lo hubiera hecho peor. ¿Qué he hecho para perder un zapato? Nada anormal en mí, os lo prometo. La culpa no es mía sino de la oferta en la que me vendieron los dichosos zapatos. Me los pusieron delante de mis narices a un precio irresistible, y fui mujer fácil. Para colmo, eran preciosos... ¿No tendréis un vasito cazalla? Del disgusto, tengo mucho reseco y un pie helado, el de sin zapato. Esperad que vuelvo a entrar al bodorrio a pescar una botella de algo, ahora vuelvo… Ya está. Venga, unarondita de gaseosa para todos, es lo que había. La gente no es tonta y bebe lo bueno, lo otro, lo deja. Os cuento… Comprar en ofertas tiene el riesgo de no acertar con la talla. Así voy yo siempre, como un cromo. Eso sí, a buen precio. Los zapatos eran dos números más, pero no me importó, pensé en la comodidad. Mis esquemas mentales de, tan sencillos que son, no comprenden que igual de malo es un menos dos que un más dos. Llegó el día de la boda y en vez de hacer calor, hacía frío. ¿Qué tiene que ver la temperatura? Todo, amigos míos, pues yo contaba que los pies los tendría como dos morcillas y se ajustarían maravillosamente al zapato, pero al hacer frío, disminuyeron de tamaño. Ya no eran dos números sobrantes sino por lo menos tres. No me puse nerviosa, más que nada porque no me dicuenta hasta que empecé a andar. Además, unos días antes, me los había puesto mientras freía unos huevos para la cena y no noté nada raro. Es verdad que no anduve, simplemente me mantuve tiesa entre la espumadera y el huevo. Me cambié, si mal no recuerdo, siete veces de modelo, con ninguno me veía y, si no me veía a mí misma mismamente, ¿cómo demonios iba a acompañar a mi Pepe a la boda de su primo? Modelo que me ponía, le hacía un pase a mi Pepe, Peluche yAnticristo. Los dos primeros pases fueron bien. A partir del tercero se empezaron a revolver en sus asientos
.-Mamá, no te empeñes. Con todo estás mal. Ponte lo que sea y déjanosen paz.
-Lola, cariño, date prisa o llegaremos tarde a la misa.
-Pepe, no me presiones, que me pongo cual mejillón.
El tiempo se me echaba encima por lo que decidí ponerme un octavo
modelo, resumen de los siete anteriores, y llegó la hora de laverdad: subirme a los zapatos de tacones kilométricos. Imposible, queno podía andar. Los pies iban por un sitio y los zapatos por otro.
-Looooooooooola, vamos.
Ante semejante chillido, cogí los zapatitos de la mano y me metí enel coche descalza. Pensé que hasta la iglesia ya se me ocurriría algo. Mi cabeza se negó a pensar, y como era fin de semana, tambiéntenía derecho a descansar, así que llegamos a la boda, comenzando mi calvario. Como primera medida, me agarré del brazo de mi Pepe. Fatal. Mis andares eran como si estuviera contrahecha. Decidí entonces andar arrastrando los pies. Peor. En esto, viene un golpe de aire y mi sombrerito sale volando. Qué ágil es mi Pepe; salió corriendo como silos kilos no le pesaran. Ese lapsus me vino genial para estudiar mis próximos pasos que iban a consistir en andar a la japonesa: zancadas muy cortitas, como si no me atreviera a abrir las piernas por temor ahacerme pis. Claro, no conté con el maldito paso de peatones. Los coches hicieron lo que deben hacer y que casi nunca hacen: parar para que la gente pase. Mi Pepe al ver tanto coche esperando a quecruzáramos nosotros, le puso nervioso y, me metió prisa. Allí noperdí un zapato sino los dos. No os lo quiero contar… mi Pepe agachado buscando los zapatos de su cenicienta debajo de un coche. Un santo.
En la iglesia, estupendamente. Exceptuando el cura que se dedicó ahablar de un tema idóneo para una boda como es el divorcio, todo salió bien. Llegamos al banquete. Yo estaba pegada a la silla para no levantar más la cólera de mi Pepe y fuera a perder mis maravillosos zapatos. Qué envidia, amigos, la gente iba y venía sin darse importancia, y yo, clavada en aquel asiento a semejanza de una estatua de arroz… Hasta que no pude más y en un despiste de Pepe, me escapé. Me fui al baño descalza. Los baños como las cocinas son siempre fuente de inspiración, y se me ocurrió meterme papel higiénico en los zapatillos. Perfecto. Tuve que poner más de medio rollo pero,¡milagro!, podía andar. Tanta emoción me embargó, que cuando llegó la hora de bailar, salí la primera. Definitivamente, lo perdí. Se debió mover el papel higiénico, yo qué sé. El caso que estuve andando a gatas por toda la pista de baile y nada. No lo he encontrado. Y ahora, ¿qué le digo a mi Pepe cuando me vea desnivelada? Lo que tengo claro es que el lunes voy a reclamar a la tienda que melos vendieron, porque la señorita que me atendió, me tenía que haberdicho:
-Señora, ¿no ve que está hecha un adefesio con esos zapatos?... Por el contrario, se calló como una zorra y, me vendió unos zapatos con vida y personalidad propias.

viernes, 9 de enero de 2009

LOLA Y LOS TESTÍCULOS DE MARI PILI

-Mari Pili te voy a vendar la cabeza. Media España está ya con la gripe, y la otra media lo estará la semana que viene. Lo han dicho en la tele.
-¿Tú eres idiota, eh? Estoy harta de ti, que lo sepas…
-Bien me advirtió Paquito que ibas a ser una enferma difícil, pero es inútil, conmigo no puedes, soy incombustible. Ven para acá.
-Lola tengo una bronconeumonía, ¿para qué me vas a vendar la cabeza?
-Para que no se te contagie la cabeza. Prevenir es curar.
-Déjame en paz, Lola y vete a tu casa a pasar el plumero.
-Me voy cuando te quite los esputos de la cabeza. Después te la vendo y me voy con mi plumero y Pepe el triste, pero antes he de cumplir mi deber.
-Aquí no tienes ningún deber. Lárgate.
-Y un cuerno, no me voy… Estoy pensando…
-¿En qué, Lola?
-Te voy a vendar la cabeza y la boca. En boca cerrada no entran esputos ni mala leche.
-Lola no te aguanto…
-Lo sé, querida, eso les pasa a todos. A ver, es la hora de la inyección. ¿Dónde está el culete de mi niña?
-No, mira qué hematomas tengo…
-Hija, tengo el pulso inquieto y tardo en atinar.
-Paquiiiiiiiiiiiiiito…
-Ya está, gallina. ¿Ves? Ha sido un pinchacito de nada. Ahora te doy el caldito, te tapo la boca y a dormir.
-Entonces, ¿no me vendas la cabeza, Lola?
-Es verdad, se me olvidaba. ¿Ves como te tengo que cuidar? Sin ti la que no tiene cabeza soy yo. Se me olvida todo.
-En cuantito te vayas, yo me largo.
-¿De esta guisa, Mari Pili?... Estoy pensando que te voy a vendar los pies también. Mi Pepe dice que el frío entra por las partes bajas.
-¿Por qué no me dejas como una momia y acabas antes?
-Sí, cierto. Voy a por una foto de Nefertiti y te dejo igualita. Ya verás que calentita estás.
-Como un día se te ocurra ponerte enferma, prepárate, Lola, prepárate…
-Desde pequeñita has sido muy rencorosa, pero tienes la suerte de que mi memoria según se abre, se evapora.
-… Cuando esté sana, me iré veintisiete días seguidos al mercadillo, me fumaré todo un estanco, me beberé una botella de ron entera, me comeré seis cajas de bombones… Lola, no me escuchas. ¿Qué haces?
-… Leer este prospecto. Como no tenga efectos secundarios, te tomas cinco pastillitas ahora mismo. Prevenir es curar, insisto.
-¿Para que sirve eso, Lola?
-Para la colitis, el estreñimiento y las hemorroides.
-Estreñimiento y colitis no casan, Lola.
-Si lo dice el papel es que tienen parentesco… Y no tiene efectos de tercer grado así que abre la boca.
-No quiero… Seguro que tiene algún efecto de primer grado.
-Mari Pili, estoy de ti hasta la cresta, ¿vale? Te vas a tomar estas pastillas, un par de Valium y cierras el pico durante una temporada. Abre la boca…
-No.
-Mari Pili, Mari Pili, que te doy un garrotazo… Te prometo que si eres buena, te llevaré de rebajas.
-¿Cuándo?
-Esta tarde mismo vestidita de momia aunque sea… Ahora abre la boquita… ¡Uy!
-¿Qué pasa, Lola?
-Te acabo de ver dos bolas gigantes.
-No te preocupes, son los ovarios.
-¿En la garganta, Mari Pili? No, no, imposible.
-Pues serán los testículos… Venga dame las medicinas y vamonos de compras.
-Un momento… Buenos días, ¿está el señor doctor? Soy Lola García, la amiga de la infumable Mari Pili Fernández… ¿No se puede poner? Si seré muy breve, sólo es preguntarle si una bronconeumonía puede provocar testículos en la boca…

miércoles, 7 de enero de 2009

LOLA Y SUS MEDIDAS ANTE LA CRISIS

-Hay que joderse…
-Lola, esa boca.
-Insisto y no me recrimines, Mari Pili, hay que joderse… Para una vez que leo el periódico. Si lo sé, no me gasto.
-¿Dice que nos jodamos, Lola?
-Peor, Mari Pili. Ha llegado la recesión.
-¿En qué se nota, Lola?
-Según los fulanos del periódico se acabó hasta de comer pollo.
-¿Se han acabado los pollos en España, Lola?
-No, si ahora es cuando va a haber pollos de verdad, pero no son comestibles, Mari Pili.
-Lola no me hables en metáfora que aún estoy convaleciente.
-Hija, te traduzco en resumen. Sólo se puede comer zanahorias como los conejos. Plátanos como los monos y lentejas como Popeye. El resto está muy caro.
-Popeye comía espinacas, Lola.
-Pues ahora comerá lentejas como nosotras. Hay que joderse ya no se respeta ni a los comics…
-¿No viene nada más animoso en el periódico, Lola?
-¿Por qué te crees que no leo más los periódicos ni veo el telediario, Mari Pili? Son calcados a mi madre, leñe, pero al menos a ellos no les hago caso, sin embargo a mi madre la tengo que escuchar en estéreo. Hay que joderse…
-Lola tenemos que ser positivas.
-Sí, sí, pero por qué me tienen que joder los que han inventado la crisis si yo no jodo a nadie. No hay paridad, Mari Pili.
-¿Y por qué no jodemos un poco?
-¿A quién, Mari Pili? Yo soy mujer de paz… En fin, lo bueno que tiene comer zanahorias es que como tenemos tan estropeada la vista pues algo hará, ¿no?
-Comer zanahorias en exceso nos pondrá naranjas por sobre dosis de caroteno.
-Bueno, pues lo alternamos con el hierro de las lentejas, mujer.
-¿No pone cuándo termina, Lola?
-¿El qué, Mari Pili, los plátanos, las zanahorias o los que nos joden?
-La crisis, Lola.
-Espera que busco… Mira, sube la luz y el butano. Vamonos ahora mismo.
-¿A dónde?
-A por velas y leña. Volvemos a la edad de piedra, Mari Pili. Además, nos acercamos a casa de mi cuñada Pepa que se ha comprado un jamón de morirse sin crisis.
-¿Nos va a invitar a jamón? Qué bien, Lola.
-No, vamos a por el hueso del jamón. Haré sopa con sabor a sustancia. ¿Tienes fideos, Mari Pili?
-Sí, claro.
-Buenos, pues después vamos a tu casa y me das unos pocos… Oye, tus amigas las ricas, ¿qué tal están?
-Bien… ¿Por qué me los preguntas?
-Por ir a ver qué nos pueden dar. La amistad en estos tiempos es un valor en alza. Hay que aprovecharse al máximo del que tiene para el que no tiene no note la escasez.
-Tienes un morro que te lo pisas, Lola.
-¿Qué quieres, estar comiendo hasta el 2010 zanahorias, plátanos y lentejas? Y ¡Ojo! Que el asunto se puede poner peor como el gobierno no tenga para pagar a las autonomías y nos suban cualquiera de las tres cosas que nos han dejado. Entonces, si que vamos a estar jodidos, día y noche, noche y día. Hay que joderse…
-Lola, siempre nos quedará podernos colar en una boda o en un bautizo.
-Si, Mari Pili, siempre nos quedará París… Voy a escribir ahora mismo al Papa, que sepa que me están jodiendo sin anticonceptivos.
-Lola, Lola, no metas a la iglesia en esta ensalada. Además, el Papa precisamente no quiere anticonceptivos.
-¡Qué barbaridad! Naceran con la crisis muchos hijos de Satanás... El Papa no se ha dado cuenta de este detalle. ¡Ah! y al presidente del gobierno a que me invite los domingos a comer caliente en la Moncloa... Tranquila, le diré que voy también con mi amiga Mari Pili.
Soy de derechas, Lola, yo con ese señor no como.
-¡Vaya! No seas boba, comemos y cuando nos despidamos le decimos que a él nunca le votaremos. Así nuestra conciencia estará a salvo. La crisis manda, mari Pili.
-Ya me doy cuenta, nos hace olvidar hasta nuestros principios.
-Es verdad. hay que joderse...

viernes, 2 de enero de 2009

LOLA Y LOS MÓVILES

-Lola, ¿me puedes decir qué haces con los teléfonos móviles?
-¿Yo? Son ellos que no tienen corazón y me dejan tirada a los pocos meses.
-En este año llevas ya tres móviles.
-Un poquito de por favor, Pepe, si el año lleva dos días andando por el mundo, no me ha dado tiempo. Soy destructiva dándome tiempo, pero es que da la casualidad que no lo he tenido.
-Bueno, tú ya me entiendes.
-No, no te entiendo, Pepe. Soy demasiado simple para tu cabeza cuadrada.
-¿Sabes por qué rompes tanto móviles, Lola?
-¿Por qué, listillo?
-Porque los usas en exceso.
-Pepe, soy mujer sin límites. El horizonte mío tiene que estar despejado de trabas, necesito mucho terreno. Pero insisto en que estos telefonillos son unos cabrones. No es justo que me dejen tirada a la primera de cambio.
-Ya estás diciendo exabruptos, Lola…
-Palabrotas, Pepe. Háblame en cristiano.
-Anda, toma uno nuevo. Tiene garantía de dos años.
-Ay, qué monada, Pepe… ¿No lo había de color rosa o azul cielo? Van más a mi personalidad esos tonos.
-No existen teléfonos cursis.
-¿Me estás llamando repollo, Pepe? De verdad, encima de triste, eres más áspero que un alija. Te voy a llamar Pepe el triste seco… ¿Qué podría hacer yo para mojarte un poco, hijo de mi alma?
-Toma el manual y léetelo.
-Ah, no. Sabes que leer me gasta mucho los ojos y estos días con la enfermedad de Mari Pili ya he leído muchos prospectos. Cuéntame…
-No te cuento, lee tú.
-Anda, seco, más seco que la mojama… Oye, lo que no entiendo es para que hacen los móviles con tantos botones. A mi me sobran casi todos.
-Es que tu cerebro no ha evolucionado, se quedó en la primera fase.
-Ya, ya sé como dices. Igual que a ti cuando te condimentaron, te echaron vinagre y se les olvidó aliñarte con un poquito de azúcar… Oye, este teléfono es muy plano. ¿Tendrá más cerebro que yo, verdad? Necesito entes superiores a mí que me faciliten la vida… Anda, mira, está sonando…
-Descuelga, Lola…
-¿En dónde aprieto, Pepe?
-Aquí…
-¿Diga? Hábleme… ¿Diga?
-Mamá, soy Peluche… ¿Mamá? ¿Mamá estás ahí?… Ya está mi madre con un móvil nuevo, cuando se lo aprenda ya se le ha roto… ¿Mamá?
-Qué gente más mal educada, no contestan. ¿Dónde cuelgo, Pepe?
-A ver, trae… Da aquí. Ahora déjame leer el periódico.
-Mira, suena otra vez… ¿Diga? ¡Haló!… Contésteme, leñe…
-Mamá, soy Peluche, ¿me oyes?… Qué me va a oír… Mamá, coño, contéstame…
-Este teléfono ha nacido mudo, Pepe, no habla… ¿Diga? ¡Haló, haló, haló! Soy Lola y tengo móvil nuevo y es mudo, mándeme un mensaje si hay alguien ahí para enterarme.
-Mamáaaaaaaaaa, soy Peluche…
-Va, imposible. Voy a ir a la tienda.. Para nada me sirve un móvil que no habla.
-¿Has probado a quitar los auriculares o a ponértelos?
-Ah, ya decía yo que para qué servían estos rabos… Mira, suena otra vez… Qué musiquilla más bonita. Voy a bailar un rato…
-¿Pero no descuelgas?
-No, si descuelgo se me termina el baile… ¿Bailas conmigo Pepe? Un poco de alegría en tu triste vida vendría bien a tu sequedad de ánimo… Venga, mueve tus caderitas…