Me meto yo solita, sin ayuda de nadie, eh, en cada
fregao, y es que dónde no hay, como es mi caso, pedirme seso es tontería, ¡ay
madre, qué lastimita de mí!
Mi Pepe me dice que las cosas se piensan antes de
hacerlas; yo empiezo por el final y acabo por el principio. Vamos, pienso
cuando ya está todo el pescado vendido.
Me voy a mi Sevilla y olé a la feria, no la
conozco. Hace muchos años que llevo queriendo ir y no voy, pero este año han
sonado las sevillanas y me decidí hace dos días. Pepe apoya mi decisión, eso me
tranquiliza y me asusta a la vez... Yo suelta de flamenca puede ser muy tomate, ¿no?. Él no me acompaña pues como tenemos al zoo al
completo-perro, conejo, pez y tortuga- y no tenemos alma cándida que se quede
con ellos pues se queda Pepe.
Hoy, a las siete de la mañana, recién levantada
con mi mente virgen, se me ocurre que para no hacer el ridículo más de lo
debido conociéndome como soy, pues sería conveniente aprender unos pases de sevillanas,
para salir del atolladero, no más, una sevillanas exprés. Y con las mismas me
he puesto a ver videos. A estas horas de la tarde, tengo los ojos a lunares y
las manos agarrotadas como al principio; cero avance.
Las manos se me hacen un rebujo, que no rebujito y
las piernas las pierdo. El tronco se queda en su sitio, pero la pierna derecha
que en un momento dado la subo, y ahí se queda a modo de salto con pértiga.
¿Lo mejor? Que me quedara sentadita dando palmas,
pero es que ni las palmas se acompasan. Y si yo no tomara el rebujito pues
estupendamente en la silla, Pero el problema viene cuando dos rebujitos se
cosen a mi ánimo festivalero, entonces me da igual ocho que ochenta y ocho.
Salgo a la pista y como si la fiebre del sábado noche me hubiera poseído pero
en andalú, para que nos entendamos.
Pepe nada dice. Esta mañana le he mandado al chino
a que me comprara una flor; ha venido con dos. Me ha mirado con pena y me ha
entregado la bolsa. Cuando la he abierto casi me caigo de espaldas, ¡qué pinta
china tiene la flor!
Pero no me he desanimado y he pasado al plan B que
consistía en el acicalamiento para no parecer una guiri en la feria de abril.
He visto todo tipo de videos y me duele la cabeza. He perdido el norte, el sur,
el este y voy a ver si pierdo el oeste sin que pierda el poco juicio que me
queda.
Me he dicho “Sé tú misma que salero no te falta”,
pero es que después de tanto video me siento contaminada, como si tuviera sobredosis
de información atascada en la cabeza.
He bajado del altillo mi vestido colorado, me lo
he puesto, me he plantado el jardín botánico chino en la cresta, me he pintado
como dicen que hay que ir a la feria “Con mirada felina” y, cuando he mirado el
resultado en el espejo, me ha dado tal ataque de risa, se me han saltado las
lágrimas, se me ha corrido la mirada de pantera y he manchado el vestidito de
lunares.
¡Tanto pa ná! Bueno pasaré al plan C que consiste
en que me quedan aún dos días y como cambio de opinión cada dos minutos, lo
mejor es dejarme sorprender por mí misma. Hay que ser prácticos, si soy consciente que lo mío es muy tomate,
pues de tomate voy a la feria.
¡Ole! Y vamos a por la segunda…