miércoles, 29 de abril de 2009

MEME DE MEMA, ASÍ ES LA LOLA

…Mirad, no me quiero comparar con nadie, pero si lo tuviera que hacer, me compararía con Jesucristo. Igualita que Él, sobretodo en esa frasecilla que decía “No sé qué, no sé cuál, pon la otra mejilla”… Qué leches me llevo del personal. No sé, me deben ver cara de mema y para ser mema al cuadrado, voy y sigo haciendo el memo poniendo mi otra estupenda mejilla. Pero en fin, dejémoslo estar y hablemos que ayer vino LA LOLI a decirme que me hacía entrega del “MEME” con la condición de que contestara a unas preguntitas… No os digo más: he ido a la peluquería y he afilado la lengua para hacer lo que más me gusta: HABLAR, y si es de mí misma mismamente, más.
-¿Preparada Lola? Te explico de qué va esto:
1) Responder a las preguntas originalmente formuladas, en tu blog.2) Cambiar una pregunta que no te guste, por otra formulada por ti.3) Añadir al final, una pregunta creada por ti.4) Pasar el MEME a 8 personas… Comencemos: Un lugar para relajarte.
-Mi arma, en Sevilla y en el mar, aunque relajada nunca estoy. Siempre con la parabólica en pie de guerra por si las moscas.
- Un lugar del que huirías.
-Qué difícil me lo pones chiquilla si siempre estoy metida en todos los maremotos… De la gente mala y retorcía. Ya sabes, los que tienen dolor de tripa y quieren que el prójimo también se joda.
- Quién ha sido la ultima persona a la que has abrazado.
- A Dios, mi arma. Cada vez que salgo del banco y llevo tó en su sitio tal como entré, miro al cielo y brindo la faena a mi Dios por haberme protegido.
-¿Tienes muchas amistades?
-Corasó, cada vez menos. Es que no aguanto a la gente y sus sandeces y enseguida se me nota. Ahora, las que tengo son de ley, ya ves a Mari Pili, toda la vida junta. Desde que tuvimos uso de razón para juntar la O con la A.
- La ultima cosa que te has comprado.
-Un carrito de charol rojo para llevar la compra… Para mi madre. Te puedes imaginar cómo me puso de tarada. Yo leí “el rojo levanta el espíritu” y como mi madre nunca lo ha tenido, pensé que tal vez lo encontraría… puerca miseria.
- Que escuchas ahora mismo
- Virgen de la O por la banda sinfónica de Sevilla… Y a todo trapo para que los vecinos no gasten electricidad.
- Te gusta estar con mucha o poca gente
-Mucha, Mucha…, porque como les voy dejando doblados, así tengo remanente.
-Como te describirías.
-La caña de España. Rotunda, total. El encefalograma lo tengo un poco plano, pero mi Pepe me quiere así. No soy buena gente, pero tampoco mala. Lo que me mata es que soy muy sentía… Puff, lo qué lloro. Ahora reírme, mira, mira todas las arrugas que tengo… son de reírme. Si es que yo nací por necesidad. Un día la tocapelotas de la Cantalapiedra estaba deprimida porque si sus niños, que si su jefe y alguien la insinuó “¿Qué tal si te ríes de ti misma?”… Y nací yo en la realidad para crecer y ser total en la ficción.
- Di algo de la persona que te pasó el MEME.
-Si eres tú, Lolilla, ¿qué voy a decir de ti? Una pobrecilla que me lee y mientras me lee, ella se ríe de mí y me anima a que siga diciendo estupideces… Y es que los tiempos que corren piden decir estupideces, sin ofender, para olvidar tanta crisis, y encima ya que éramos pocos, parió la abuela a una maldita pandemia de cerdos. Y es que, anda que no hay cerdos por el mundo, más que moscas cojoneras.
- Si pudieras tener una casa amueblada gratis en cualquier parte del mundo, ¿donde te gustaría que estuviera?
-¿Puedo pedir tres casas? Una en Sevilla, Otra en la playa de la Barrosa, en Caí. Y un apartamentito en New York mirando a Central Park.
- Lugar favorito de vacaciones.
-En Fachadolid porque allí estoy con mi gente, y en la playa.
- Cuál es tu afición favorita.
-Tengo dos: escribir y estar con mis amigos.
- De qué te gustaría librarte.
-Anda que no preguntas, guapa, y decía que yo era cotilla… Pues me gustaría no trabajar y dedicarme a escribir, a estar más tiempo con mi marido, mis hijos, mis museos, mi cine… Hija, es que me gusta mucho vivir y disfrutar y trabajando a veces tengo la sensación de que la vida me roza con lo que me gusta a mí tocar las chirimoyas al personal…
-¿Qué querías ser de pequeña?
-De todo mi arma. Peluquera; tenía a todas las muñecas calvas. Locutora de radio, bailarina… Puerca miseria y mira dónde he terminado, trabajando en banca con la mala fama que tenemos los banqueros.
-¿Qué hechas de menos?
-Me siento una persona muy afortunada.
- Qué estas leyendo ahora mismo.
-“La casa Veneciana”… Bueno y mis sobres de sopa, claro.
- Cuál es el tipo de cine que te gusta.
-Comedias, dramas, de miedo. Menos las pelis de tiros y de palos, me chifla el cine.
- Qué ropa de diseñador te gustaría tener.
-Es que te veo venir. La próxima pregunta, me preguntas por la talla del sujetador… Sin duda Valentino.
- Vivirías de otra manera a como la vives ahora.
-No sé, todo es susceptible de mejorar, qué duda cabe, pero es que soy feliz tal cual. Insisto, me siento muy agradecida.
- Volverías a crear el blog.
-Por supuesto que sí. Primero ha sido el salvoconducto para no tirar la toalla y dejar de escribir. Y segundo HAY GENTE MARAVILLOSA que sin el blog no la hubiera palpado.
- En el armario de qué famosa te gustaría perderte.
-En el de la princesa de Asturias.
-Si tuvieras mucho dinero que harías con él-
-Ay esta pregunta sí que me la sé al dedillo: crearía una casa para pobres. Daría dinero a mi madre, a mi tía Lola, a mi prima Maite. Me compraría una casa en Sevilla, una en la playa de la Barrosa y daría la vuelta al mundo con mis amigos… Ah, me pagaría la publicación de mi primer libro.
- Mi pregunta: Estás contento con el mundo donde vives.
-No me disgusta porque cada día me encuentro con muchas cosas buenas, aunque me gustaría que fuera mejor, pero para eso, tendríamos que cambiar las personas, ¿no?
Bueno, Lola, y tus nominados para el MEME son…
-Coña, pareces Operación Triunfo, chiquilla… Nomino a todo el que pase por aquí y le dé la gana desnudar su alma.

domingo, 26 de abril de 2009

LOLA Y SU ETERNA MADRE

-Lola, ¿qué te pasa? Estás pálida, los ojos se te vuelven del revés.

-Seré la niña del exorcista. No te fastidia éste ahora con lo que me viene... ¿Qué me pasa, dices? ¿Qué me pasa preguntas mirando tu pupila azul a mi pupila pistacho?… Vengo muerta, Pepe. Ya no soy la que era, aunque soy lo que soy gracias a mis dotes de lata conservada, ojo al dato.

-Lola, pero si has estado días sin vernos, sin fregar, sin limpiar sin…

-Alto ahí. ¿Tú sabes que si gastas el coco te cansas un güevo?

-Pero tú no usas la cabeza, la tienes de adorno, Lola.

-Cierto porque, cuando la uso, me quedo en estado catatónico como ahora. Tres días con sus noches, Pepe, y casi puede conmigo…

-Va, ya estás en casa con la conciencia de ser una hija estupenda.

-Será mi conciencia la única que descanse porque lo que es mi madre… Un día más y me vuelve majara, Pepe.

-Toda la vida ha sido igual.

-Sí, pero no. Ahora está elevada al cuadrado con raíz cúbica de veinte. Vamos, me supera. Fíjate que estoy acostumbrada a aguantarte Pepe, que cada vez eres más raro que un sapo en technicolor. Pues bien, a su lado eres el milagro de Fátima…, y el de Lurdes juntos. Fíjate que sabe que soy una negada para las nuevas tecnologías, que me quedé en los avances científicos del S. XVIII, pues se empeña en que yo la arregle el canal Plus, el vídeo, el mando a distancia, yoooooooooooooooo, Pepe, que no sé casi encender el botón de una radio. ¡Hombre, por dios!, ¿Es que los científicos de ahora no piensan en los cortos y en los ancianos, leñe? ¡Ah!, y no te cuento si quieres pedir auxilio y les llamas por teléfono, ¿cómo no va a ver cuatro millones de parados en España, coña, si en vez de gente hablas con una máquina, repámpanos? Y yo no tengo química con las máquinas, Pepe. Ayer me pasé colgada al teléfono con una máquina que sólo hacía que preguntarme y me ordenaba apretar teclas, ¡no me dejaba a míiiiiiiiiiiiii hablar!, y ¿cómo me pongo cuando estoy muda? Fuera de sí, Pepe, antes muerta que callada. Además, ya la podía insultar que no se alteraba. La llamé hasta "hija puta" y ella siguió erre que erre… También en un momento de desesperación la llamé cabrona, ¿y dirás Pepe lo que me respondió? Que no me entendía. Entonces chillé más alto y la volví a llamar cabrona. Como tenía la ventana abierta, la vecina de mi madre, doña Escapulario, se dio por ofendida y se armó un chocho, Pepe, qué pollo se montó, ¿y sabes por qué? Por la puta máquina porque si en vez de una maquineta, hubiera habido una persona al otro lado, primero habría uno menos en el paro y, segundo, me habría enseñado, o me habría mandado a la mierda. Claro, que si me manda a la mierda como era una persona como yo, ya el diálogo hubiera sido fluido aunque hubiéramos mentado a nuestras respectivas familias, pero con una máquina, ya me dirás… ¡Ah! Y me ha dicho mi madre que no vuelva, que siempre las estoy armando. ¿Te crees que es justo, Pepe?… ¿Pepe? Peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeepe… Me ha dejado sola, se ha largado y yo hablando para las paredes… Este mundo es irracional e incomprensible, ¿a que sí, Pepe Perro?... En fin, voy a tomarme un vasito cazaya. ¿Queréis un traguito? A ti, Pepe Perro, no te doy que luego te pones más pesado que yo.

… ¡Ah!, Pepe, ya sé que no estás, pero seguro que te llegarán las ondas sísmicas de mi melodiosa voz… ¿Dirás lo que me ha dicho también mi madre? Muy tomate… Me ha dicho que me va a llevar a una clínica de rehabilitación para gordos… Fíjate… Ya la he dicho que arrieritos somos, que yo soy gorda y, para colmo, feliz… ¿Cómo no voy a beber cazaya si es la única que me comprende, coña?... Ven Pepe Perro que te lo termino de contar, anda ven...

viernes, 24 de abril de 2009

LOLA Y LOS LAPICEROS

¡Pordiosbenditoytodoslosangelescelestiales!, me fastidia que quieran hacer un batido de frutas de mi cabeza. Ésta es rudimentaria, simple y me llevo muy bien con ella. Entonces, ¿para que modificarla si gasta poco y funciona a pedales?
¿Una copita cazaya?… Es que el mundo moderno no tiene conciencia. ¡Hala!, tira todo por obsoleto, por antiguo, no recicla. Y no, Lola es, soy muy conservadora sino, de qué iba yo a estar conservando veinticuatro años a mi Pepe, adorándole como a la estatua del Perpetuo Socorro, arrugándome como una pasa cada vez que le miro y veo que su bigote está por días más ladeado. Tirar para ná, es una tontería. Así que ya pueden venir los del ayuntamiento, los telediarios, las revistas femeninas, a decirme que “renovarse o morir”; pues ni lo uno ni lo otro. Yo, Lola la añeja, y a mucha honra.

Eso de abrirme el cerebro a nuevos pensamientos, costumbres, ¡qué dolor!, ¡qué desgaste!… No, no, estamos en época de crisis y toda concienciación del bajo consumo es poca.
Mirad, el otro día vino Pepe y, total, que porque le pregunté cómo quería los güevos si de pollo, gallina, de pato o, mismamente los suyos propios…, vamos, lo dije para dar un toque grasioso a un par de güevos sosos que con la crisis no hay para que sean acompañados al altar de la sartén con una pizquita de jamó… Va, me mira como si no me reconociera -anda que no es difícil eso después de años tocándole las chirimoyas- y me suelta, ¡ojo!, sin movérsele ni un músculo y el bigote cayéndosele en cascada.
-Lola, si naces más simple, naces lapicero.
…Pues estupendo de la muerte, qué queréis qué os diga. El lapicero fue un invento fabuloso y de una utilidad sin parangón, y un orgullo que me comparen con un hit histórico: simple, sin complicaciones, alto rendimiento, bajo consumo. No pesa- bueno yo un poco más-, cabe en cualquier sitio y es barato, yo no tanto,… De verdad, ¿algo, alguien, da más por tanto y tan poca combustión? Si es que no necesita ni gasolina, así que no hace falta que peregrinemos al país de Alá ni al de Chávez a pedir limosna; economía al máximo.
¡Ah!, acordaros, además ,que si me ve en versión lápiz labial, rouge para más señas, soy el antídoto contra la depresión en épocas de crisis; lo han dicho en la tele, y si lo dice la caja tota va a misa.

Si mi Pepe pensaba que me iba a poner nerviosa, excitada por esa apreciación tan cariñosa, es que aún no me conoce; digo yo que necesitará otros veinticuatro años para rematar sus conocimientos sobre mi soberana persona…, por mí no hay prisa; me regenero espontáneamente, y como nunca he sabido mi edad ni me interesa lo más mínimo, puedo ser eterna… ¿Os imagináis, yo, como un ángel celestial con mi botella cazaya debajo de los faldones dando la vara eternamente? Muy tomate.

Bueno, pues eso: si venís con afán de inculcarme ideas raras, o que os dé mientras me dejáis hablar como las cotorras, otra cosa que no sea cazaya, vais aviados. Aquí se viene al museo de los horrores, pero como sois buena gente y muy lista, os quedáis, os reís un rato de vuestra Lola que para eso estoy; que no me canso de deciros que reírse es gratis y no pasa de moda y, luego, cada mochuelo a su olivo, que mañana saldrá el sol por Cádiz…, seguramente, aunque he leído que por el mar de plata también sale el sol, no sé, mirad en algún libro a ver si es verdad. Yo a Pepe no se lo pregunto, no vaya a ser que esta vez me diga que soy lechuga en vez de lápiz.

martes, 21 de abril de 2009

LOLA SE ESCAPA

¡Hola y adiós!
Me voy, pero me quería despedir antes de vosotros. Sois mis fans, mis grumetes, mi fetiches, mi fondo de armario mis..., bueno ya está bien de daros jabón, coña.
Huyo a rumbo desconocido, así que si os pregunta mi Pepe si me habéis visto, dónde fui, qué fue de mí,-tranquilos, no os preguntará-…, vosotros no sabréis nada; mejor. Anda que no os vais a quedar a gusto: vosotros, Peluche, Anticristo, mi Pepe, mi madre, Mari Pili, mis vecinas… Ahora, el aburrimiento invadirá vuestras vidas, esto también os lo digo.
Me voy porque no quiero que mi Pepe me asesine, y tenga que ir a la cárcel por un asesinato justificado. Ojos que no ven, corazón que no tiene bajos instintos, ¿no os parece?
Sí, sé de buena tinta que me quiere matar. Total, porque le he dejado en bolas. No, no me he gastado su dinero. Claro, porque no tiene que si no, yo lo hubiera utilizado debidamente, no os quepa duda, soy una compradora compulsiva aún con crisis y todo.
He hecho algo peor. Y me pasa..., os voy a contar por qué me ha pasado: por ser hacendosa y limpia. Porque si yo hubiera sido una guarra, no estaría huyendo a estas horas con una bolsa del supermercado, siempre las llevo porque son practiquísimas,y mi botella de cazalla como únicas pertenencias.
¿Qué he hecho para que me quiera asesinar? He perdido la ropa de verano de mi Pepe. Sí, como os lo cuento. No sé, no sé qué hice con ella, si me dio un arranque de caridad y me sentí desprendida con lo que no era mío, o la tiré a la basura en mi afán de hacer sitio en donde no lo hay o, en el mejor de los casos, la llevé a la tintorería.Allí estuve, y claro, me pidieron el resguardo. Como no lo tenía, mepreguntaron cómo era la ropa. Al no saber, directamente me mandaron a paseo. Si se la he dado a los pobres: "Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita". Y si fue a parar a los campos de concentración de basura, no voy a ir allí para cogerme la peste y morirme, para eso,le doy el gustazo a Pepe y que me asesine directamente él, ¿no osparece?
Me da pena desaparecer, más que nada por mi madre y mi Mari Pili. Siempre me estaban poniendo a caldo. Ahora se sentirán como un hueco de escalera sin ascensor ¡Qué lástima!Y mi Pepe… ¿Estará triste, melancólico? Es que como se sientaliberado, le mato. Es que le conozco. Ya me lo veo leyendo tranquilamente el periódico, y poniendo encima de mis tapetitos de ganchillo del sofá, sus pies, los dos, porque tiene como de casi todo, dos, y lo que tiene una sola cosa, vale por más de dos.... Estoy pensando, que no sé qué hacer. Como que me voy al mercadillo, me compro un par de bragas y, mientras, dejo correr eltiempo… Vosotros, ¿creéis que cuando vuelva seguirá con su espíritu de psicópata compulsivo?
Sí, es una tontería irse, porque irse para nada, es gastar el tiempo que es escaso, cuando podría seguir amenizado las vidas de todos vosotros, ¿a que sí? Decidido: no me voy.

viernes, 17 de abril de 2009

LOLA Y BENITO

-¡Al ladrón!, Socoooooooorroooooooooooooo…
-Señora, señora, ¿dónde está el ladrón?
-Allá va corriendo, señor policía. Soooooooooooocorroooooooooo…
-Tranquila, mujer, ya voy.
-…Pues no veo que vaya, señor policía. ¿Cómo se llama usted?
-Benito, señora.
-Benito no está haciendo su trabajo. Acaba de perder al ladrón. Le voy a denunciar ahora mismo. Apunte…
-¿Qué apunte el qué, señora?
-“Yo, Benito, no he defendido a una mujer indefensa y he perdido al ladrón. Gratificaré a la afectada con…” ¿Benito, cuánto pone usted normalmente de multa?
-¿A quién, señora?
-A carteristas, usureros, bandidos, atracadores, estafadores, timadores, chorizos, cleptómanos, maleantes, cacos, descuideros, cuatreros, careros, saqueadores, rateros, mandantes…
-¿Señora, se ha cogido usted el diccionario?
-Señor guardia, gendarme, guindilla, madero, detective, comisario, agente… tengo un léxico muy rico… Venga siga escribiendo y ponga una cifra, me conformo con doscientos euros y olvidamos el asunto.
-Señora, ¿está usted bien?
-Aún sufro palpitaciones y el pulso, mire, mire cómo tirita. ¡Qué susto inspector Clouseau!
-…Soy Benito, señora… Dígame lo que la han robado.
-La honra si me descuido, inspector Gachet… ¿Dónde tiene aparcado su gachetomóvil? Necesito ir a comisaría a ponerle una denuncia ya que usted no me hace ni caso. Se parece a mi Pepe.
-¿Pepe es el ladrón, señora? Ya comenzamos a tener datos. Dígame más…
-Benito, ¿dónde se sacó usted el diploma para llevar porra?
-¿Cómo dice, señora?
-Déjeme de llamar señora y Llámeme Lola.
-Señora Lola déme datos del ladrón que le robó la honra.
-Benito no me escucha. ¿El pabellón auditivo lo tiene usted bien? Mi suegro era otorrinolaringólogo si quiere le recomiendo…
-Luego me dice dónde tiene su consulta. Ahora dígame datos.
-La dirección exacta no la sé, pero en el momento que vea a San Pedro le pregunta por Emilio. No hay pérdida.
-Señora Lola, qué tiene qué ver San Pedro con el ladrón.
-Nada, Benito. Eso es verdad.
-Bien, el ladrón se llama Pepe. ¿Qué más?
-Yo qué sé cómo se llama. Pepe, imposible. Todos los Pepes son muy honrados.
-Entonces, ¿quién es Pepe, señora Lola?
-Mi Pepe es mi marido, Benito.
-Déme su teléfono, hágame el favor.
-Anote, señor agente del orden: 666230000.
-Un momentito, no se mueva de aquí… ¿Don Pepe?
-¿Quién me llama?
-Soy Benito, agente municipal.
-¡Dios mío, una desgracia! Dígame, ¿qué han hecho mis hijos? ¿Quién de los dos ha sido?
-Tranquilo. Sus hijos no son.
-¡Qué susto!... Entonces, ¿para qué me llama?
-¿Tiene usted algo que ver con una tal Lola?
-Pues…, no, no, no tengo el placer de conocer a nadie que se llame así.
-¿Seguro don Pepe?
-Segurísimo.
-Píenselo tranquilamente, le dejo un minutillo para que lo piense… Es más, se la describo: gorda, los ojos como platos y no deja de hablar.
-No tengo nada que pensar, no conozco a nadie que se llame Lola. Ahora, señor agente, le dejo. Buenos días.
-¡Adiós y muchas gracias!.... Señora Lola venga usted para acá.
-¿Qué, qué le ha dicho mi Pepe?
-Decir lo que se dice decir, no me ha dicho nada. Más bien ha negado.
-¿Negar el qué, Benito?
-¿Conoce los evangelios, señora Lola?
-Apostólica y romana.
-Pues eso… Todos ustedes son iguales, negándose hasta tres veces… Ahora con su permiso me voy a comer. Es la hora… ¡Ah! Si vuelve a ver al ladrón, déle recuerdos de mi parte. Buenos días, señora Lola, un placer.
-pero Benito, Benito ooooooooooooooooooooooo…

Ni la policía me hace caso, puerca miseria, coña... Por cierto, ¿a qué estoy mona vestida de agente perseguidor de la ley? Vamos, decir Benito que estoy gorda... No hay más que ver el cuerpazo de la foto. No soy yo, claro, pero soy muy parecida.

miércoles, 15 de abril de 2009

LOLA, AMOR EN LUNA LLENA

Menuda desgracia… Por casualidad, ¿habéis visto los dientes de mi Pepe? Se ha levantado sin ellos. Pobrecillo, ha avanzado veinte años o, retrocedido cincuenta, según se mire.
He buscado en el suelo, en las sábanas, en los restos de la tortilla que cenó anoche, no están.
Quién me iba a decir que se iba a convertir en Drácula desdentado y yo en su víctima porque, no os engañéis, los dientes están “missing”, pero como sirvo para todo, me ha lanzado ya el primer bocado mellado.
-Lola, esto me pasa por darme bocadillos todos los días en vez de guisar – estoy convencida: se los ha comido, pero, ¿quién es el guapo que se lo dice?
Esto me ha traído a la memoria una escena familiar en la que mi abuelo, de la risa, salió despedida su dentadura y fue a parar a mi vaso de leche; como yo no miro –como veis, ya desde pequeñita prometía-, me bebí el vaso de leche; casi me muero por atragantamiento. En esta ocasión, juro, “por mis muertos más frescos”, que no me he comido los dientes de mi Pepe, por mucho que le quiera.
Para colmo, cuando yo pensaba que conocía todo de mi santo y resignado esposo, me entero que tenía un secreto muy guardado.
-Pepe, no pasa nada; mañana a primera hora vas al dentista. Hoy masticas con las muelas.
-Lola, no tengo.
-¿Tampooooco tienes?, pero, hijo, ¿qué tienes ahora mismo dentro de la boca, además de la lengua?
-Nada, Lola, nada –de esta manera tan desdentada, me he informado que mi Pepe nunca me había contado lo de sus molares… y yo contándole todo. Bueno, casi todo. Si le dijera todo, se había divorciado de mí hace mucho. Ya me lo dijo mi amiga Mari Pili, en su día.
-Lola, si no quieres que seamos unas alegres divorciadas, cerremos la boca. Son listos y nos verán el plumero a la primera de cambio – así que, desde la sentencia, tan sabia, de Mari Pili, le cuento la historia de cada día en formato sintético… él ya añade el resto.
Se ha ido al trabajo muy deprimido. Los chicos, Peluche y Anticristo, están muy contentos, no porque se haya ido sino porque, como está acomplejado, pues no habla.
Mientras tanto, yo he seguido pensando: si se los ha comido, los tendrá que expulsar, ¿no? Le he llamado a la funeraria.
-Pepe, ¿has ido al baño? –me ha contestado muy raro.
-¿A qué viene esa pregunta, Lola? –no le podía decir que, además de meter mano en su vida, estaba dispuesta a introducirla en sus materias residuales, emulando al inspector Clouseau, ¿no?
-Tranquilo, Pepe. Si te entran ganas, vienes corriendo a casa y te pongo el orinal.
-Lola, no me seas peripatética, que te veo venir… -se estaba calentando, lo intuía.
-Vamos a ver, Pepe, ¿quieres recuperar tus dientes o no? Tengo a Peluche y Anticristo buscando y no han encontrado nada. Por lo tanto, Pepe, no te engañes: están en tus tripas.
Me ha colgado el teléfono.
¡Allá él! Se pierde mi magnífica solución: una vez encontrados, se los hubiera desinfectado y pegado con “Súper Glu”… se hubiera ahorrado el mal trago de ir al dentista, ¿a qué sí?... Espero que no vaya hoy porque es noche de luna llena y está muy enfadado conmigo. Dice que no gasto materia gris. Claro que no gasto porque si lo hago, cuando se me termine, a ver quién va a pensar, en esta familia, ideas prácticas y baratas, ¿no?... Puajj, qué asco de vida.

domingo, 12 de abril de 2009

LOLA POR FIN ESCRITORA

Me he afiliado a un club de escritores porque quiero escribir mis memorias. Sé que es difícil porque no me acuerdo de lo que me pasó ayer…, pero no hay problema: me lo invento.
Mi Pepe, cómo no, tiene poquísimas esperanzas de que lo consiga y, precisamente, basta que me diga que no valgo, para que mi ego pretenda empotrar la cabeza en donde sea. Claro que cuando añadió que mi imaginación era infinita, vi la luz. Así que cada mañana, al amanecer, cuando las pestañas no se han despegado de mis ojos miopes, asisto a clase –duermo con las gafas de leer puestas para que cuando me despierte sepa donde están y si, por un casual, se me despegan los ojos pues vea algo. Es incómodo, pero es una forma de prevenir mis despistes… Ahora que lo pienso: el otro día aparecieron en la calva de mi Pepe; como es tan sabio, quizá quisiera leer dormido, digo yo…
Lo primero que me dijeron es que tenía que leer a los clásicos, cuna de la sabiduría. Yo contesté que no había problema, que eso lo hacía todos los días.-Luigi, como mínimo miro las letras gordas de los periódicos, leo las recomendaciones de la lejía porque, si no lo leo, se me olvida y decoloro la ropa. Además, he cogido la sana costumbre de leer todos los anuncios que veo; fíjate si hay un chollo y no me entero… ¿Crees que con eso es suficiente o añado la lectura de la sopa de sobre?
-Lola, te mandaré un e-mail, léelo atentamente, llevará recomendaciones valiosísimas…-dicho esto, suspiró profundamente, como para recopilar paciencia. La verdad es que es un tipo estupendo porque me aguanta sin rechistar, sólo emplea suspiros para sobrellevarme… Le pediré la receta para dársela a mi Pepe.
Efectivamente, recibí el correo. En el fondo, me pierde que sea una cordera: hago lo que me dicen y, aunque encontré muy raro el contenido, yo hice todo lo que me contaba Luigi Suspiros de España.
El correo se titulaba “Ritmo tántrico” y lo primero que me decía es que me sentara en el suelo y llenara la cavidad torácica de aire –abrí la ventana… anda que no me entró polvo-, entonces vi como me subían y hasta me aumentaban los senos ¡qué gozada!, sin implantes ni nada… Con el ojo derecho miré el e-mail para seguir el siguiente paso que me aconsejaba poner las palmas hacia arriba encima de los muslos –jó, tengo que darme unos masajes, están gordísimos… ah y depilarme-, luego debía de dejar la mente en blanco –esto dificilísimo porque como rentabilizo el tiempo, hago 27,532 cosas a la vez- y, por último tenía que hacer una especie de ruido. Algo así como: “Eeeeeeee”
Total, me concentré concentradísima cuando sonó el maldito teléfono. Para no dejar de hacer la concentración, moví, pero muy poquito, la mano izquierda y descolgué:
-Lola, se me olvidó decirte esta mañana que no tengo calzoncillos, llevo unos rotos. O los coses o me compras -¡leches!, mi Pepe con uno de sus temas favoritos.
-Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeee…
-Lola, deja de hacer la cabra y escúchame. Vete, aunque sea al mercadillo y me compras una oferta –oír la palabra mercadillo fue… un desastre. Casi mandé la literatura al cuerno, pero, Tranquilos, recapacité y:
-Ahora mismo voy, eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee…-me colgó el teléfono. En serio: no comprendo porque todos terminan dejándome con la palabra en la boca. En fin… seguí a lo mío, pero sonó de nuevo el odioso teléfono.
-Lola, soy Luigi.
-Eeeeeeeeeeeeeeeeee…-aquí puse énfasis para que viera lo obediente que era su alumna favorita.
-Lola, ¿te pasa algo? Haces muy bien la oveja. Oye, no he podido enviarte aún el correo. Esta noche lo hago- su confesión me cortó a la cordera que llevo dentro.
-¿Cómo dices?, ¿entonces qué demonios estoy haciendo, Luigi? Dime, habla, por Dios…
-Sinceramente, Lola, ¿quieres que te responda?
-Pues claro que sí, Luigi, me fío de ti, bueno y de Mari Pili que es mi alma gemela, ¿te lo había dicho?, ¿te he hablado de Mari Pili?, ¿quieres que te la presente?
-Sí, Lola, sí, todos los días me hablas de Mari Pili… En cuanto a tu capacidad, puedes hacer cualquier cosa que te propongas, hasta la cabra…- y suspiró.
-Ya sabes, Luigi, soy gente sin complejos. Es más, si tú me dices que aparque mis memorias e intente escribir un estatuto, lo hago, pero ojito: luego no me eches del tripartito. Soy feliz escribiendo, Luigi, no me cortes las alas, he encontrado mi arma para seguir hablando que es la escritura…
-Me temo que sí, Lola, me temo que sí, antes muerta que callada…-y suspiró. ¿Es o no es Suspiros de España?- Anda, un beso, luego te envío el correo.
-Oooooye, no cuelgues. No me has contestado, ¿escribo un estatut o no? –Va, ya había colgado. Seguiré haciendo la cabra, me ha gustado, me sienta bien:

Eeeeeeeee…

domingo, 5 de abril de 2009

LOLA DE PROCESIÓN

-Lola, soy Mari Pili. Te llamo para despedirme, me voy a Benidorm.
-¿Cuándo, cómo, por qué?... Pues... Benidorm es una horterada, que lo sepas.
-Me voy gratis. Mi prima Chonchi me deja su apartamento. Fíjate: en primera línea de playa.
-¿Gratis, dices?...Te dejo, se me queman las patatas, adiós.
Ahora mismo llamo a mi Pepe, esto no se puede tolerar...
-Pepe, nos vamos.
-¿Adónde, Lola?
-No sé, Pepe. Haces preguntas sin pies ni cabeza... Todo el mundo se va menos nosotros. -¿Y la crisis, Lola? No tenemos dinero, Lola. Hay que pagar la universidad de Peluche, la hipoteca, la letra de la nevera, las vacaciones del año pasado, la factura de...
-Que te calles, Pepe. Por Dios, qué desagradable eres, siempre viendo el lado oscuro de la vida. Nos vamos al pueblo aunque sea, pero nos vamos.
-Lola, el pueblo es aburrido, por no haber, no hay ni procesiones. Además, nunca has querido ser masa...
-Pues ahora sí, Pepe. Necesito sentirme masa embutida en el asfalto de una carretera, no ser menos que los demás y, si no hay vírgenes en las calles, desfilo yo...
-Luego hablamos, Lola, tranquilízate, te noto alterada.
-¿Alterada yo, dices?... No es verdad..., lo que pasa es que me sacas de mis casillas, Pepe... ¿Pepe?, ¿Pepe eeeeeeee? -me ha colgado, será capullo... Ah, Suena el teléfono, es Pepe que se ha arrepentido.
-¿Diga? -Lola, soy Mari Pili.
-¿Qué quieres ahora?, ¿no has tenido suficiente con darme el día que repites jugada?
-Lola, se me olvidó decirte que en Benidorm hay el mejor mercadillo de toda la costa, ¿quieres que te traiga algo?
-¿Cómo dices?, ¿mercadillo? Ah, no, gracias. Chica, estoy en fase evolutiva. Me voy a dedicar a ver museos. Por cierto, ahora mismo me voy a uno... Adiós.
Esto es mucho, siento envidia insana y, para colmo, no tengo donde ir, qué asco me doy... ¿Pero qué he hecho yo para merecerme esto? Necesito tomar medidas... Ya sé: me voy a los chinos.
-Buenos días. Quiero dos colchonetas hinchables, por favor – menuda sorpresa voy a dar a Mari Pili cuando me presente en Benidorm. No tengo prima para que me preste apartamento, pero la playa será nuestro nidito de amor; seguro que le encantará a Pepe dormir en estas estupendas colchonetas que voy a comprar.
-Sólo muñecas, “señola”
-Muñecas, no. Qui-e-ro col-cho-ne-tas hin-cha-bles.
-¿Muñecas hinchables, no? Muy “balatas, señola”
-No quiero muñecas, quiero irme a la playa con Mari Pili –pero, ¿qué hago dando explicaciones al chino? Lola, no pierdas el norte…- quiero colchones de plástico, ¿”me se” entiende?
-Muñecas de plástico, muy buenas, balatas, balatas, señola.
-Ay, qué leches… que no qui-e-ro mu-ñe-cas. Col-cho-nes- pla-ya –el chino ha comprado al por mayor y no sabe qué hacer ahora con el cargamento y aquí está la prima de turno.
-Señola, muñecas hinchables jugar playa, arena. Dos por una, señola, balato, balato.
-Ande, déme dos y, ahora, quiero dos colchonetas hinchables y rapidito, eh –no me extraña que los chinos triunfen, son constantes.
-Sólo muñecas hinchables, señola. ¿Quiele más?
-Va a ser que no, ¡adiós, hijo mío! Que vendas muchas muñecas.
No vuelvo a un chino, me lo voy a jurar a mí misma mismamente… Encima, ¿qué hago con dos muñecas porno?... como no las vista con capirote para las procesiones… No tengo remedio y, un poquito de por favor, Lola: que no se entere Pepe porque me pone de escapulario a las muñecas… La verdad, eran muy baratas… Ay, voy a llamar a Mari Pili.
-Mari Pili, soy Lola. Oye… no se te olvide hacer fotos al mercadillo, ¿vale?

jueves, 2 de abril de 2009

LOLA Y SUS ADORABLES HIJOS

Estoy aprendiendo polaco en un viernes de dolores... Es mi santo, Santa Lola y yo aprendiendo polaco cuando tenía que estar poniéndome la peineta para procesionar ya que no me dejan salir con capirucho con lacito rosa. ¡Qué ñoños son los de las cofradías! No entienden que sea femenina. En fin…
¿Sabéis cómo se dice Ficus en ese idioma? Pues, Ficus… Mientras todas las palabras que aprenda sean semejantes al español, estoy convencida de que no tendré problemas, ¿no os parece? Al menos así opina mi Pepe que siempre ha tenido mucha fe en mí.¿Por qué polaco y no arameo, por ejemplo? Ay, hijos, porque me gustan más lo desconocido que, sin reconocer, se me asemeja, ¿me entendéis? ¡Qué suerte!, porque yo cada día me noto más inteligible… No os cuento cuando termine de dominar el polaco, quizá, y sólo entonces, suceda el milagro de Santa Nemesia y mis hijos comprendan mis mensajes porque hasta ahora…, eso del diálogo de doble dirección que dicen los chiflados de los psiquiatras, nada de nada: un callejón sin salida. Hablo yo, después más yo y, finalmente, la incomprensible Lola, es decir: mismamente yo. Ellos me miran, me observan y, ¿diréis? Se dan la media vuelta dejándome con la palabra en caída libre para que se estrelle contra el suelo y Pepe Perro ladeando las orejas con cara de aburrido.
Llamo a Pepe para desahogarme:
-Pepe, no entiendo nada. Los chicos no me escuchan, ¿qué hago, Pepe…?
-Insiste, Lola, insiste. Nadie como tú de tozuda y pesada para conseguir lo que te propongas…
Con estas palabras de ánimo y cariño, voy y ensayo. Nada, no me convenzo, algo falla. Es probable que me esté pasando como al ex presidente del Real Madrid de fútbol: he maleducado a mis futbolistas y, ahora, ¿quién endereza el desaguisado?, ¿metiendo sanciones?, ¿expulsando? o, ¿dando disciplina aunque me llamen fascista?
Ya lo dijo Peluche en una de sus escasas alocuciones y comparecencias en el pleno familiar:-Mamá, no te engañes… recibiste una educación reprimida y ahora pretendes inculcarla a tus pobres hijos- zúmbale al bolo lo que hay que oír.
-¿Pobres, dices?, ¿vosotros pobres?- aproveché la ocasión e insistí.
-Sí, Mamá, somos tus víctimas… dices no a todo. No sabes negociar, aprende de los políticos.
-¡Líbreme, Dios! No hijo, no. No soy estrecha, ni tan siquiera de caderas, pero hay cosas que no se pueden negociar. Vete ahora mismo a estudiar.
-Hasta luego, Mamá…- me ha dejado, no me ha hecho caso, se ha ido.

Sí, debo aprender el polaco o, ¿llamo a los del G-20 a ver cómo se negocia?
Peluche reniega de la familia, dice que quiere la independencia y que todos los meses le pasemos la manutención… ¿Este chico no me lo cambiarían en la incubadora y será catalán?¿Sabéis cómo se dice “adiós” en polaco?... ¡Dzien’dobry!... La entonación como cada uno quiera. Yo en andalú.