martes, 29 de mayo de 2018

LOLA ESCRITORA


Me he afiliado a un club de escritores porque quiero escribir mis memorias. Sé que es difícil porque no me acuerdo de lo que me pasó ayer…, pero no hay problema: me lo invento.

Mi Pepe, cómo no, tiene poquísimas esperanzas de que lo consiga y, precisamente, basta que me diga que no valgo, para que mi ego pretenda empotrar la cabeza en donde sea. Claro que cuando añadió que mi imaginación era infinita, vi la luz. Así que cada mañana, al amanecer, cuando las pestañas no se han despegado de mis ojos miopes, asisto a clase –duermo con las gafas de leer puestas para que cuando me despierte sepa donde están y si, por un casual, se me despegan los ojos pues vea algo. Es incómodo, pero es una forma de prevenir mis despistes… Ahora que lo pienso: el otro día aparecieron en la calva de mi Pepe; como es tan sabio, quizá quisiera leer dormido, digo yo…

Lo primero que me dijeron es que tenía que leer a los clásicos, cuna de la sabiduría. Yo contesté que no había problema, que eso lo hacía todos los días.

-Luigi, como mínimo miro las letras gordas de los periódicos, leo las recomendaciones de la lejía porque, si no lo leo, se me olvida y decoloro la ropa. Además, he cogido la sana costumbre de leer todos los anuncios que veo; fíjate si hay un chollo y no me entero… ¿Crees que con eso es suficiente o añado la lectura de la sopa de sobre?

-Lola, te mandaré un e-mail, léelo atentamente, llevará recomendaciones valiosísimas…-dicho esto, suspiró profundamente, como para recopilar paciencia. La verdad es que es un tipo estupendo porque me aguanta sin rechistar, sólo emplea suspiros para sobrellevarme… Le pediré la receta para dársela a mi Pepe.

Efectivamente, recibí el correo. En el fondo, me pierde que sea una cordera: hago lo que me dicen y, aunque encontré muy raro el contenido, yo hice todo lo que me contaba Luigi Suspiros de España.

El correo se titulaba “Ritmo tántrico” y lo primero que me decía es que me sentara en el suelo y llenara la cavidad torácica de aire –abrí la ventana… anda que no me entró polvo-, entonces vi como me subían y hasta me aumentaban los senos ¡qué gozada!, sin implantes ni nada… Con el ojo derecho miré el e-mail para seguir el siguiente paso que me aconsejaba poner las palmas hacia arriba encima de los muslos –jó, tengo que darme unos masajes, están gordísimos… ah y depilarme-, luego debía de dejar la mente en blanco –esto dificilísimo porque como rentabilizo el tiempo, hago 27,532 cosas a la vez- y, por último tenía que hacer una especie de ruido. Algo así como: “Eeeeeeee”Total, me concentré concentradísima cuando sonó el maldito teléfono. Para no dejar de hacer la concentración, moví, pero muy poquito, la mano izquierda y descolgué.

-Lola, se me olvidó decirte esta mañana que no tengo calzoncillos, llevo unos rotos. O los coses o me compras -¡leches!, mi Pepe con uno de sus temas favoritos.

-Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeee…

-Lola, deja de hacer la cabra y escúchame. Vete, aunque sea al mercadillo y me compras una oferta –oír la palabra mercadillo fue… un desastre. Casi mandé la literatura al cuerno pero, tranquilos, recapacité y:

-Ahora mismo voy, eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee…-me colgó el teléfono. En serio, no comprendo porque todos terminan dejándome con la palabra en la boca. En fin… seguí a lo mío, pero sonó de nuevo el odioso teléfono.

-Lola, soy Luigi.

-Eeeeeeeeeeeeeeeeee…-aquí puse énfasis para que viera lo obediente que era su alumna favorita.

-Lola, ¿te pasa algo? Haces muy bien la oveja. Oye, no he podido enviarte aún el correo. Esta noche lo hago- su confesión me cortó a la cordera que llevo dentro.

-¿Cómo dices?, ¿entonces qué demonios estoy haciendo, Luigi? Dime, habla, por Dios…

-Sinceramente, Lola, ¿quieres que te responda?

-Pues claro que sí, Luigi, me fío de ti, bueno y de Mari Pili que es mi alma gemela, ¿te lo había dicho?, ¿te he hablado de Mari Pili?, ¿quieres que te la presente?

-Sí, Lola, sí, todos los días me hablas de Mari Pili… En cuanto a tu capacidad, puedes hacer cualquier cosa que te propongas, hasta la cabra…- y suspiró.

-Ya sabes, Luigi, soy gente sin complejos. Es más, si tú me dices que aparque mis memorias e intente escribir un estatuto, lo hago, pero ojito: luego no me eches del tripartito. Soy feliz escribiendo, Luigi, no me cortes las alas, he encontrado mi arma para seguir hablando que es la escritura…

-Me temo que sí, Lola, me temo que sí, antes muerta que callada…-y suspiró. ¿Es o no es Suspiros de España?- Anda, un beso, luego te envío el correo.

-Oooooye, no cuelgues. No me has contestado, ¿escribo un estatut o no?

Va, ya había colgado. Seguiré haciendo la cabra, me ha gustado, me sienta bien: Eeeeeeeee…


domingo, 13 de mayo de 2018

LOLA PREPARÁNDOSE PARA EL MUNDIAL DE FÚTBOL


Me estoy acordando del anterior campeonato de fútbol y es que se acerca uno nuevo y yo con mi Pepe no lo veo, aviso...

No vuelvo a ver un partido con mi Pepe ni harta vino, anda que le den… Martirizadita, si hasta me intentó, que no lo logró, eh, ponerme un esparadrapo en la boca.
 ¿Pero dónde se ha visto eso aparte del gobierno que nos desgobierna? Yo me expreso, que te gusta, genial. Que no, vete a otra esquina que esta es mía y me siento un equipo de megafonía.
Dice el sabiondo que no sé de fútbol, yo que he sido el número dos en gimnasia rítmica, venga ya. Lo que pasa que le fastidia que emule su sabiduría y lo que no sé, me lo invento pues para eso tengo imaginación.
Al final se fue al retrete a escuchar el partido por la radio, se pensaría que en el baño ayudaría más a la roja y a la roja  se la anima con afición como yo… Con patatas fritas, cervecita, la banderita y llamando cabrón a todo aquel que nos quite la pelota. Porque la pelota es nuestra, de la roja, ¿entendido Honduras, Bruselas, USA, observatorio de greenwich y demás hermanos y afiliados? Pues eso…
Y todo fue porque yo vi seis o siete goles más que no nos los pusieron en el marcador y protesté, claro, y llamé al presidente del gobierno para que hiciera justicia y, claro, nos los quitaron.
¿Y qué me decís del penalti? No entiendo que, porque la pelota vaya un poco más arriba del confesionario para pelotas, no nos lo cuenten como gol. Como me pareció mal, llamé a Obama que ayer estaba muy receptivo… Pues tampoco. Ni se puso al teléfono.
Además le dije una cosa con mucho seso a mi Pepe, que es cuando se levantó y se fue. A ver, si tenemos muchos jugadores, ¿por qué no sacamos a todos en vez de a unos pocos? Cuántos más, mejor defenderemos la pelota que nos quitan, o se puede jugar con más pelotas, así las posibilidades de entrar en el casillero son mayores. ¿A qué sí?
Y luego mi Pepe es muy gris, sé que su carácter va acompasado con su profesión de enterrador pero, que desde el minuto uno quiera enterrar a mi roja, o porque chille con tal volumen para que me oigan en el continente africano, vaya y me llame chica de la plazoleta. ¿A que no es justo?
El fútbol es gritar, cantar, blasfemar, pitar… hablando de pitos, en la tienda de los chinos me compré un bombo como el de mi amigo Manolo y un silbato… Pues que también le molestaba. Pero dónde, Señor, dónde va a encontrar un ambiente más neutral, logístico y animado que conmigo… ¿El viernes alguien quiere ver el partido conmigo?

lunes, 7 de mayo de 2018

REGRESANDO...


Ha sido un tiempo alejada de mis muros y rincones, allí donde colgaba sueños, sonrisas y pensamientos.

Ha sido una etapa de desconexión para priorizar otros mundos por los que he deambulado mostrando a mis tres hijas de tinta y papel.

Han sido momentos felices en los que incluso crucé el gran charco de Atlántico hasta llegar a Colombia donde me publicaban mi última hija.

Ha sido una etapa de emociones, miedos, riesgo, en los que mis ojos se han ensanchado y mi corazón vuelve rico de sensaciones.

Ahora vendrán las ferias y seguiré palpando a los lectores, pero necesito mis esquinas, mis paredes para seguir acariciando sueños para ti, para el otro, para todos.

Buenos días, feliz de regresar!!!