-Señor médico, un poquito de por favor, escúcheme…
-Lola, ¿cuántos años hace que nos conocemos? Toda la vida,
Lola, fui compañero de colegio de Pepe.
-Sí, ya decía que cada vez le veo más mayor a usted, y yo
más joven… Qué cosas, verdad…
-Pues bien, Lola, en tantísimos años, jamás has dejado de
hablar y hablar y ¿escuchar? Nunca, Dios no te dio oídos.
-No meta a Dios, señor matasanos, en cosas de gargantas y
vocales… Qué quiere… Que me ahogue por no poder expeler mis palabras, eh…
-No, Lola, tranquila, si tú no te mueres de silencio, no
sabes ni lo qué es.
-No me puedo ni de creer lo que están oyendo mis ojos,
matasanos de las narices… Que te enteres que si estoy aquí es por razones muy
poderosas… A mi Mari Pili la falla… ¡Ay! Que no me acuerdo lo que la falla…
¡Ah, sí! Mire usted, es que su testículo
izquierdo anda cojo, como si la vértebra
que une al coxis de la cosa la estuviera obstruyendo el tiroides y el
colesterol… ¿Me entiende, señor médico?
-No… Nada, para nada, Lola, no sé lo que has dicho.
-Pues está cristalino, señor usted, yo sin ser médica lo veo
clarísimo… Puedo afirmar y afirmo que a mi Mari Pili la están fallando los
embriones… De ahí que esté como está.
-Los embriones, el testículo… Su Mari Pili, lola, ¿tiene
testículos u ovarios?
-Eso qué más da, señor matasanos, el orden de los factores,
no altera el producto. Mi amiga es tan grande que me atrevo a decir que tiene
ovarios y testículos… Vale un potosí.
-¿Ha venido contigo, Lola? Quiero analizarla… Debe ser única
en su especie.
-Mari Pili está en su casa sufriendo en silencio, por eso
vengo yo para que me diga qué tratamiento hay que ponerla.
-No es tan sencillo, Lola, primero trae a Mari Pili, hacemos
un estudio de su cuerpo y después, dependiendo de los resultados, hablamos.
-Para hablar me basto yo, además, ya le he pormenorizado las
dolencias que adolece la clavícula izquierda cuando se junta con el ventrículo
derecho que, por una malformación, no de nacimiento, sino por los años que la
llueven a mi Mari Pili, hacen de mi amiga que esté totalmente revirada en
posición de encefalograma plano. Lo que la impide mirar derecho a su Paquito y
tener pesadillas con los ovnis… ¿Entendido?
-¡Fuera! Fuera de mi consulta, Lola y no vuelvas a aparecer
en la viiiiida, ¿está claro?
-Cristalino, señor médico, cristalino, pero si… mi Pepe se
pone malo, qué hago…
-Que se vaya de casa si es que quiere salvar su vida.
-¡Jesús! Qué virulencia… En fin, más de lo de siempre.
Pasaré por la farmacia a comprar unos supositorios para Mari Pili, tal vez expulse
gases y se la arregle el coxis de la cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario