- ¡Al ladrón!, Socoooooooorroooooooooooooo…
-Señora,
señora, ¿dónde está el ladrón?
-Allá
va corriendo, señor policía. Soooooooooooocorroooooooooo…
-Tranquila,
mujer, ya voy.
-…Pues
no veo que vaya, señor policía. ¿Cómo se llama usted?
-Benito,
señora.
-Benito
no está haciendo su trabajo. Acaba de perder al ladrón. Le voy a denunciar
ahora mismo. Apunte…
- Que
apunte, ¿el qué, señora?
- “Yo,
Benito, no he defendido a una mujer indefensa y he perdido al ladrón.
Gratificaré a la afectada con…” Benito, ¿cuánto pone usted normalmente de
multa?
- ¿A
quién, señora?
-A
carteristas, usureros, bandidos, atracadores, estafadores, timadores, chorizos,
cleptómanos, maleantes, cacos, descuideros, cuatreros, careros, saqueadores,
rateros, mandantes…
-
Señora, ¿se ha cogido usted el diccionario?
-Señor
guardia, gendarme, guindilla, madero, detective, comisario, agente… tengo un
léxico muy rico… Venga siga escribiendo y ponga una cifra, me conformo con
doscientos euros y olvidamos el asunto.
-Señora,
¿está usted bien?
-Aún
sufro palpitaciones y el pulso, mire, mire cómo tirita. ¡Qué susto inspector
Clouseau!
-…Soy
Benito, señora… Dígame lo que la han robado.
-La
honra si me descuido, inspector Gadget… ¿Dónde tiene aparcado su gachetomóvil?
Necesito ir a comisaría a ponerle una denuncia ya que usted no me hace ni caso.
Se parece a mí Pepe.
- ¿Pepe
es el ladrón, señora? Ya comenzamos a tener datos. Dígame más…
-Benito,
¿dónde se sacó usted el diploma para llevar porra?
- ¿Cómo
dice, señora?
-Déjeme
de llamar señora y Llámeme Lola.
-Señora
Lola deme datos del ladrón que le robó la honra.
-Benito no me escucha. ¿El pabellón auditivo
lo tiene usted bien? Mi suegro era otorrinolaringólogo si quiere le recomiendo…
-Luego
me dice dónde tiene su consulta. Ahora dígame datos.
-La
dirección exacta no la sé, pero en el momento que vea a San Pedro le pregunta
por Emilio. No hay pérdida.
-Señora
Lola, qué tiene qué ver San Pedro con el ladrón.
-Nada,
Benito. Eso es verdad.
-Bien,
el ladrón se llama Pepe. ¿Qué más?
-Yo
qué sé cómo se llama. Pepe, imposible. Todos los Pepes son muy honrados.
-Entonces,
¿quién es Pepe, señora Lola?
-Mi
Pepe es mi marido, Benito.
-Deme
su teléfono, hágame el favor.
-Anote,
señor agente del orden: 666230000.
-Un
momentito, no se mueva de aquí… ¿Don Pepe?
- ¿Quién
me llama?
-Soy
Benito, agente municipal.
- ¡Dios
mío, una desgracia! Dígame, ¿qué han hecho mis hijos?, ¿quién de los dos ha
sido?
-Tranquilo. Sus hijos no son.
- ¡Qué
susto!... Entonces, ¿para qué me llama?
- ¿Tiene
usted algo que ver con una tal Lola?
-Pues…,
no, no, no tengo el placer de conocer a nadie que se llame así.
- ¿Seguro
don Pepe?
-Segurísimo.
-Píenselo
tranquilamente, le dejo un minutillo para que lo piense… Es más, se la
describo: gorda, los ojos como platos y no deja de hablar.
-No
tengo nada que pensar, no conozco a nadie que se llame Lola. Ahora, señor
agente, le dejo. Buenos días.
- ¡Adiós
y muchas gracias! .... Señora Lola venga usted para acá.
- Qué,
¿qué le ha dicho mi Pepe?
-Decir
lo que se dice decir, no me ha dicho nada. Más bien ha negado.
- ¿Negar
el qué, Benito?
- ¿Conoce
los evangelios, señora Lola?
-Apostólica
y romana.
-Pues
eso… Todos ustedes son iguales, negándose hasta tres veces… Ahora con su
permiso me voy a comer. Es la hora… ¡Ah! Si vuelve a ver al ladrón, dele
recuerdos de mi parte. Buenos días, señora Lola, un placer.
-Pero
Benito, Benitoooooooooooooooooooooooo…
Ángeles,
alias Lola