-
- Lola, ¿me coses algún botón?
- - Ahora no puedo Pepe.
- - Llevas treinta y cuatro años sin
poder, en algún momento, ¿podrás?
- - No creo.
- - Es que mira cómo voy, Lola.
- - ¿Qué la pasa a esa camisa?
-
Solo tiene un botón.
- - Y, ¿te quejas? Es el justo, el de la
barriga. Y si no te atreves a ser moderno, ponte otra camisa.
- - Están más modernas aún, Lola, esas ya
no tienen ninguno.
- - No puedo, aunque me empeñara, no
puedo, no insistas, estoy en modo boda.
- - ¿Quién se casa? Lola, ¿quién nos ha
invitado? Sabes, porque te lo dije, que en los presupuestos generales, no cabe
un dispendio más. El último lo hiciste comprándote un puesto entero en el
mercadillo o, ¿no lo recuerdas?
- - Sí, pesado, pero eso fue hace dos
meses. Agua pasada, no mueve molino.
- - No me has contestado, ¿quién, coños,
se casa?
- - Tu hijo, Pepe, tu hijo.
- - ¿Quién de todos?
- - Como si tuvieras dos camadas de hijos.
El único que tiene novia.
- - Es que no sabía que alguno la tuviera.
- - A ver, no me extraña, no lees la
prensa rosa, qué vas a saber. Tus lecturas son exclusivamente económicas y
luego tus conocimientos son cojos.
- - Pues yo no voy, Lola.
- - ¿A dónde no vas, Pepe?
- - A la boda, no me han invitado.
- - Pues te invito yo, ¡hala!, asunto
resuelto. Por cierto, tienes que pagar la boda.
- - ¿Cómo dices? No me invitáis, y encima
tengo que pagar, ¡venga ya!... Cóseme los calcetines.
- - Pero tú, ¿quién te crees que eres? Me
acabas de decir que los presupuestos económicos están cerrados y me aumentas
los presupuestos costureros…, tú eres un impresentable. O se negocia o no hay
acuerdo. Pepe entérate de una vez, somos un matrimonio de coalición
progresista. O pagas boda, o vas roto, sin botones, calcetines con tomates
verdes fritos…, tú mismo.
- - Venga, voy a la boda, pero por tu
madre, cóseme los botones, los calcetines y los calzoncillos.
- - ¡Ah! ¿También los calzoncillos? A
esos, ¿qué les pasa?
- - Mira qué agujero tienen en el culo.
- - A ver, te empeñas en ponerte dos
tallas menos, pues esos son los resultados.
- - Bueno, ¿cuándo te pones a coser?
- - Pepe, siento decepcionarte, pero mis
treinta y cuatro horas semanales y laborales, las cumplí ayer y, como no me
pagas las mil cuatrocientas treinta y ocho horas extras atrasadas del mes
pasado, el sindicato me ha dicho que, o atrasos, o no laboro. Tú mismo.
- - Vale, pago y, a mayores, te pago
también a ti el cubierto de la boda, pero por tu madre, cóseme.
- - Oye, Pepe, ¿es que ibas a pagarte la
boda a ti solo?
- - Pues claro, Lola, que los presupuestos
están cerrados, ¿qué parte de cerrado no entiendes?
- - Pues los abres, ¿pero qué presidente
familiar eres entonces? Anda, que te cosa tu madre.
- - Lola, mi madre está en el cielo.
- - Mejor me lo pones. Aprende a coser,
que ya tienes años.
M Ángeles Cantalapiedra, escritora
©Largas tardes de azul ©Al otro lado del tiempo ©Mujeres descosidas ©Sevilla...Gymnopédies
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