martes, 4 de febrero de 2020

LOLA Y LA COSTURA PRESUPUESTARIA


-         
Lola, ¿me coses algún botón?
-          - Ahora no puedo Pepe.
-          - Llevas treinta y cuatro años sin poder, en algún momento, ¿podrás?
-          - No creo.
-          - Es que mira cómo voy, Lola.
-          - ¿Qué la pasa a esa camisa?
-          Solo tiene un botón.
-          - Y, ¿te quejas? Es el justo, el de la barriga. Y si no te atreves a ser moderno, ponte otra camisa.
-          - Están más modernas aún, Lola, esas ya no tienen ninguno.
-          - No puedo, aunque me empeñara, no puedo, no insistas, estoy en modo boda.
-          - ¿Quién se casa? Lola, ¿quién nos ha invitado? Sabes, porque te lo dije, que en los presupuestos generales, no cabe un dispendio más. El último lo hiciste comprándote un puesto entero en el mercadillo o, ¿no lo recuerdas?
-          - Sí, pesado, pero eso fue hace dos meses. Agua pasada, no mueve molino.
-          - No me has contestado, ¿quién, coños, se casa?
-          - Tu hijo, Pepe, tu hijo.
-          - ¿Quién de todos?
-          - Como si tuvieras dos camadas de hijos. El único que tiene novia.
-          - Es que no sabía que alguno la tuviera.
-          - A ver, no me extraña, no lees la prensa rosa, qué vas a saber. Tus lecturas son exclusivamente económicas y luego tus conocimientos son cojos.
-          - Pues yo no voy, Lola.
-          - ¿A dónde no vas, Pepe?
-          - A la boda, no me han invitado.
-         -  Pues te invito yo, ¡hala!, asunto resuelto. Por cierto, tienes que pagar la boda.
-          - ¿Cómo dices? No me invitáis, y encima tengo que pagar, ¡venga ya!... Cóseme los calcetines.
-         -  Pero tú, ¿quién te crees que eres? Me acabas de decir que los presupuestos económicos están cerrados y me aumentas los presupuestos costureros…, tú eres un impresentable. O se negocia o no hay acuerdo. Pepe entérate de una vez, somos un matrimonio de coalición progresista. O pagas boda, o vas roto, sin botones, calcetines con tomates verdes fritos…, tú mismo.
-          - Venga, voy a la boda, pero por tu madre, cóseme los botones, los calcetines y los calzoncillos.
-        -   ¡Ah! ¿También los calzoncillos? A esos, ¿qué les pasa?
-          - Mira qué agujero tienen en el culo.
-          - A ver, te empeñas en ponerte dos tallas menos, pues esos son los resultados.
-          - Bueno, ¿cuándo te pones a coser?
-          - Pepe, siento decepcionarte, pero mis treinta y cuatro horas semanales y laborales, las cumplí ayer y, como no me pagas las mil cuatrocientas treinta y ocho horas extras atrasadas del mes pasado, el sindicato me ha dicho que, o atrasos, o no laboro. Tú mismo.
-         -  Vale, pago y, a mayores, te pago también a ti el cubierto de la boda, pero por tu madre, cóseme.
-         -  Oye, Pepe, ¿es que ibas a pagarte la boda a ti solo?
-          - Pues claro, Lola, que los presupuestos están cerrados, ¿qué parte de cerrado no entiendes?
-          - Pues los abres, ¿pero qué presidente familiar eres entonces? Anda, que te cosa tu madre.
-          - Lola, mi madre está en el cielo.
-         -  Mejor me lo pones. Aprende a coser, que ya tienes años.

M Ángeles Cantalapiedra, escritora
©Largas tardes de azul ©Al otro lado del tiempo ©Mujeres descosidas ©Sevilla...Gymnopédies

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