-Mari Pili, ¿sabes lo que estoy pensando?
-¿Tú? Cualquier descabello, Lola.
-… Pues que estoy encantada de haberme conocido.
-No sabes lo que me alegro.
-Y, ¿tú, Mari Pili?
-¿Qué si estoy encantada de haberte conocido? No sé, simplemente estoy resignada. De pequeñita te conocí, te colocaste en mi culo como un grano y… hasta ahora.
-¡Qué bonito, Mari Pili!
-¿Cuál? ¿Qué te diga que eres un grano en mi culo? Lola, por dios…
-Si sé que lo dices con cariño. Lo que pasa es que la edad te está dejando avinagrada como a mi madre y a mi triste Pepe.
-Claro, como tú eres azúcar glasé…
-Chica, no sé si azúcar, ron o mermelada, pero me siento bien en mi piel. ¿Quieres otro chupito de vino de la Seca? Tiene pocos grados.
-¿Cuántos?
-Espera que lo miro… veintiséis.
-Ya está. Cuando se pase el alcohol y se convierta en pis, dejarás de gustarte.
-… Pues me tomo más vino.
-Alcohólica.
-Ceniza, leñe… El niño Jesús te va a castigar, Mari Pili.
-¿A mí, por qué?
-Porque no valoras lo que tienes, porque no te quieres, porque no eres feliz, porque, porque, porque… Seguro, se enfada contigo.
-Moralinas no, Lola, un poquito de por favor, que me parece que cada día eres más monja.
-¿Monja yo? No soy casta ni pura… Ni quiera Dios que lo sea. El coro celestial está muy bien sin mí.
-Cuántas monjas de vida oscura luego se enderezaron y ahora son santas… Mira Maria Magdalena.
-¿Se metió a monja?
-Yo qué sé…
-… Yo es que no quiero ser santa… Ni monja. A ver qué hago con mi Pepe cuando llegara al convento…
-Que se meta cura.
-¿Pepe? No, no. Los curas no le consentirían lo que le consiento yo. Le echarían y me vendría a buscar… Estoy en un gran momento de mi vida.
-¿En qué lo notas, Lola? Me estás poniendo negra, eh.
-… Pues que no te hago ni caso, Mari Pili… Ni siquiera a Pepe.
-¿Y eso es un gran momento? Lola deja de beber.
-Si quiero bebo y si no, no… Ya no os temo, soy yo misma y hago lo que me da la gana.
-Lola, eso lo has hecho toda la vida…
-Si, por supuesto, pero con mucho temor.
-¿A qué? Qué morro tienes.
-…Hasta que hacía lo que me daba la gana, pensaba mucho… y con miedo.
-Lola tienes el cerebro sin estrenar, cómo puedes decir que pensabas… Deja de beber ya.
-… Mis actos eran temerosos. En cambio, ahora…, encantada de haberme conocido.
-Me voy a casa, Lola… Si te desencantas, por favor, no me llames.
-… Espera que me pongo la chaqueta y te acompaño así te sigo contando Mari Pili.
-¿Contarme el qué?
-… Pues cómo estar encantado con uno mismo por haberse conocido, Mari Pili.
-Ya… Oye Lola…
-Dime, Mari Pili
-Me pregunto que vi en ti cuando te conocí…
-No eres la única. Eso se pregunta Pepe también… ¡Puff!, las veces que se lo pregunta...
8 comentarios:
Ja ja jaja jaj a.
Ya te echaba de menos, guapa.
Te he dejado algo en mi blog.
Un besito.
Tambien te hechaba de menos!!!! Con tus relatos! Estoy encantada de haberme conocido y vos??? Tambien estoy encantada de haberme conocido!!!!
Guauuuuu. Roxana
Uy!
ja ja ja ... a veces me veo reflejada en Lola!
Llevo varios días leyéndote y hay que ver con cuánto desparpajo y naturalidad escribes. Genial. Un saludo.
jaja me siento bien en mi piel despues de leerte..
saludos mexicanos
Ni nosotros somos los que eramos, estar a gusto, después de una botella de buen vino seguro.
Besos sin sacacorchos.
Si tienes problemas con la fotos esas avísame sin dudar.
Apreciada amiga Mª Ángeles:
Me encanta como enlazas los diálogos y vas desarrollando la narración en las historias de Lola. La frescura de estas historias son aire.
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
Sin duda espacio divertido,fresco distinto lleno de sentido del humor ,mira que lo necesitamos! ...Saludos.
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