-Lola, ¿qué estás haciendo?
-Caaaaaalla, que se va a enterar Peluche.
-¿Pero tu crees que es normal lo que haces?
-Pues no, pero es el único procedimiento que me sé.
-Lola como salga y te encuentre, te la va a armar parda.
-Que te calles, Pepe…
-Al menos, dime que está pasando, Lola.
-Y yo qué sé. Si es que no te callas, eres peor que Chavez, leñe.
-Lola, el niño está suspirando, ¿no?
-Yo creo que llora.
-¿Quién llora?
-Vamos a ver, Pepe, ¿a quién estamos espiando?
-Yo a nadie, Lola.
-Pues lárgate y déjame.
-¿Me lo contarás luego, Lola?
-¿El qué, Pepe?
-Lo que está pasando. Oye, oye, oye…
-¿Qué oigo, Pepe?
-Parecía que estaba rebuznando, ¿no?
-Tú sí que rebuznas, Pepe. Ha dicho que sí.
-Que sí, ¿qué?
-No sé más. Como no te callas…
-Quita, Lola, yo tengo el oído mejor. Déjame…
-¿Qué dice?
-Que a las tres.
-Que a las tres, ¿qué?
-Ahora dice que es una cerdada…
-Te lo dije, Pepe. El niño rebuzna.
-Eso lo dije yo, Lola. Calla, calla, que ahora dice que no.
-¿Qué no? ¿Estás seguro, Pepe? Es que antes dijo que sí.
-Oye, Lola…
-¿Qué?
-¿De qué nos tenemos que enterar?
-Que te calles… Acaba de decir que pistacho.
-¿Nos tenemos que enterar de los pistachos que come? ¿No está a régimen? Los pistachos tienen muchas calorías, se lo debías prohibir, Lola.
-Pepe, ¿te callas?
-… Ahora dice que cuarenta y ocho.
-¿Seguro?
-No, porque dice que mejor cincuenta… Con cincuenta pistachos, le dolerá luego la tripa, ya verás…
-Vamos a ver Pepe, ¿Tú crees que me importa si come o no pistachos? Piensa un poco. Yo no me la juego por semejante tontería. Caaaaaaaalla, que dice que ya está.
-¿Qué ya está el qué? Pues si no te importa la salud del niño, no sé lo que te va a importar. Eres peor que una portera.
-Pepe lárgate.
-No, tengo que saber lo que le está pasando a mi hijo.
-Y yo soy la portera… Oye, ¿por qué no se lo preguntas en vez de estar estilo perro y a oscuras?
-Porque siempre espero que mis hijos me cuenten sus cosas sin yo tener que hacer de espía como su madre.
-¿Qué te cuenten todo, dices? Pero, ¿de dónde, puñetas, te has caído, Pepe? Los años han hecho demasiada paráfrasis en tu persona.
-¿Paráfrasis? Así que crees que soy una versión didáctica y clara… No sabía que tuvieras ese concepto tan bueno de mí, Lola. Gracias.
-De nada, Pepe. Pero los hijos no cuentan casi nada. Son expertos en telegramas. Caaaaaaaaaalla, lo acaba de decir, por fin…
-¿Sí? ¿Segura?
Síiiiiiiiiiiii, Pepe. Jó, qué apuro
-Algo me he perdido, ¿qué es, qué ha sido, Lola?
-Pepe…
-¿Qué, Lola?
-¡Felicidades!
-Ah, gracias, creí que no lo ibas a hacer… Oye, Lola…
-Dime, Pepe.
-¿Qué estabas espiando a Peluche?
-Pepe, no sabía si hoy era o no tu cumpleaños, ya sabes cómo tengo la memoria últimamente y no se lo iba a preguntar a Peluche. Se enteraría que su madre no tiene lo que debe tener.
-Tranquila, Lola. El chico lo sabe.
-¿Qué sabe?
-Que su madre está como un cencerro.
-Calla, que vuelve a hablar…
-¿Qué pasa ahora? Lola, quizá hoy no sea mi cumpleaños. Mira a ver…
-Que te caaaaaaaaaaalles, no oigo.
-Quita, que me pongo yo…
-Papá, Mamá, ¿qué hacéis ahí?
-Ah, hola, Anticristo… Por casualidad, ¿has visto el DNI de tu padre? Se le ha caído y no lo encontramos.
7 comentarios:
¿Quien dijo que nada mas las paredes oyen? jajaja
Abrazotes.
En las conversaciones entre marido y mujer, y más al estilo "detectives privados", nadie se debe meter. Sea como fuere, ¡pobre chico, lo que tiene que soportar!
¡Ciao, chavala, y beso al canto!
JULIO.
www.fancyediciones.es
juan@fancyediciones.es
Como espía ha de mejorar las excusas.
Anticristo??? jajajjajaja
Besos.
¿Por qué no contratais a Sherlock Holmes?
¡Pobre chico, con semejantes padres! Si yo les hiciera eso a los míos, se hubiera armado la marimorena... jajajajaja
Buenísimo como siempre, querida amiga, un lujo.
Besotes.
AJAJAJA....Que fotografía tan preciosa!siempre pienso en decírtelo y no lo hago,una dulzura de imagen,pobre chico es cierto aunque sea estilo telegrama mejor es preguntarle que espiarle pero a veces no queda otra!
Un abrazo.
¡Hola! ha sido un regalo conocer este lugar, ¡qué manera de dialogar!... hasta el último instante me has tenido en vilo jajajaja...
Al final los padres también aprendemos mucho de los hijos, su espontaneidad nos recuerda que nada es como parece.
Un abrazo y gracias por la visita.
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