- En Kimonos, Lola, en el Egeo, en el Mediterráneo, en Venecia, en las islas griegas, e…
- Para, ¿eh? Deja de inventarte cosas, ya te vale. ¿Cómo quedamos?
- Tú, ¿dónde estás, Lola?
- En Colombia, Mari Pili.
- Y luego me dices tú que yo invento, ¿eh? Muerta de hambre.
- Muerta de hambre pues sí, Mari Pili, no te lo voy a negar porque es una verdad fragante, porque llevo siete horas de retraso con respecto a España y aquí me faltan esas siete para comer. Ven y tráeme un bocadillo, por favor, te lo suplico, de jamón del bueno o, si no te llega porque eres una husmia, me traes unos huevos fritos con muchas patatas que son más baratos. Aquí está todo cerrado.
- Pues yo, con hora europea ya he comido, y no voy… Anda deja de inventarte mentiras y haz la comida a tu Pepe que va a llegar y no tienes qué darle de comer.
- Pepe está en España, allá él y su estómago, pero yo, pobrecilla de mí, no tengo nada.
- -Lola, Lola, no me consumas, eh, no me consumas.
- ¿Más? Si estás más seca que la mojama. A ver, dime por qué no vienes…
- ¿Otra vez, Lola? Porque estoy en Ibiza, en…
- ¿Ahora estás en Ibiza, mentirosa?
- Si es que me vuelves loca… Estoy en Kimonos, en Venecia, en el Eg…
- Y se puede saber, ¿por qué estás ahí y yo aquí?
- Mira, mona, yo qué sé por qué te da por decir que estás en Colombia en vez de decir la verdad que es que estás pasando el polvo al atlas de Pepe y te has quedado mirando a Colombia por casualidad, ¿vale? Y yo, cómo ya te he dicho tres veces, estoy en Colombia, en el Mediterráneo, en Roma, en…
- Eh, eh, para, ¿ahora estás en Colombia? Ay qué leche de bollitos, Mari Pili, estás totalmente descontrolada. Para mí realmente, estás en el supermercado y te has parado a leer de dónde son los productos, ¿a qué sí? Si te conozco como te hubiera parido, igual, igual…
- Para ti la perra chica, Lola, si te digo que estoy en Kimonos es que lo estoy.
- Pero cómo vas a estar en Kimonos si eso no existe, Mari Pili. Si aún me hubieras dicho Mykonos, pero Kimonos va a ser que no, Mari Pili, qué pena de tu cabeza porque no sabes ni viajar con la imaginación.
- Mírala ella, aquí de experta y listilla, quién la ha visto y quién la ve que en la vida no ha pasado de leerse un prospecto de supositorio… ¿Sabes una cosa, Lola sabionda?
- ¿Qué, Mari Pili la kimonos?
- Pues que viajo dónde me da la gana, ¿te enteras?
- Enterada pero, por favor, te lo suplico, tráeme de dónde sea algo de comer, ¿vale?
- ¿A dónde te lo llevo?
- ¡Ay qué leche de bollos, coña! A Colombia… ¿Qué parte de Colombia no entiendes? Ah, y no me vengas con retraso de siete horas porque con las siete que tengo yo retrasadas más las siete tuyas, son catorce, más las once horas que dura el vuelo, en total veinticinco. Si, a mayores, sumas lo que tardas en hacer las patatas y después los huevos, me da tiempo a volver a España e irme a la feria de abril y comerme un pescaíto con rebujito.
- Pero, ¿no querías huevos? Ahora me dices pescaíto, Lola, ¿quién de las dos se contradice más?
- Déjalo, Mari Pili, déjalo. Quédate en Alaska y, yo, eh, en el Polo Norte pasando hambre porque mi amiga no la da la gana quitarse el kimono…, coña.
- Para, ¿eh? Deja de inventarte cosas, ya te vale. ¿Cómo quedamos?
- Tú, ¿dónde estás, Lola?
- En Colombia, Mari Pili.
- Y luego me dices tú que yo invento, ¿eh? Muerta de hambre.
- Muerta de hambre pues sí, Mari Pili, no te lo voy a negar porque es una verdad fragante, porque llevo siete horas de retraso con respecto a España y aquí me faltan esas siete para comer. Ven y tráeme un bocadillo, por favor, te lo suplico, de jamón del bueno o, si no te llega porque eres una husmia, me traes unos huevos fritos con muchas patatas que son más baratos. Aquí está todo cerrado.
- Pues yo, con hora europea ya he comido, y no voy… Anda deja de inventarte mentiras y haz la comida a tu Pepe que va a llegar y no tienes qué darle de comer.
- Pepe está en España, allá él y su estómago, pero yo, pobrecilla de mí, no tengo nada.
- -Lola, Lola, no me consumas, eh, no me consumas.
- ¿Más? Si estás más seca que la mojama. A ver, dime por qué no vienes…
- ¿Otra vez, Lola? Porque estoy en Ibiza, en…
- ¿Ahora estás en Ibiza, mentirosa?
- Si es que me vuelves loca… Estoy en Kimonos, en Venecia, en el Eg…
- Y se puede saber, ¿por qué estás ahí y yo aquí?
- Mira, mona, yo qué sé por qué te da por decir que estás en Colombia en vez de decir la verdad que es que estás pasando el polvo al atlas de Pepe y te has quedado mirando a Colombia por casualidad, ¿vale? Y yo, cómo ya te he dicho tres veces, estoy en Colombia, en el Mediterráneo, en Roma, en…
- Eh, eh, para, ¿ahora estás en Colombia? Ay qué leche de bollitos, Mari Pili, estás totalmente descontrolada. Para mí realmente, estás en el supermercado y te has parado a leer de dónde son los productos, ¿a qué sí? Si te conozco como te hubiera parido, igual, igual…
- Para ti la perra chica, Lola, si te digo que estoy en Kimonos es que lo estoy.
- Pero cómo vas a estar en Kimonos si eso no existe, Mari Pili. Si aún me hubieras dicho Mykonos, pero Kimonos va a ser que no, Mari Pili, qué pena de tu cabeza porque no sabes ni viajar con la imaginación.
- Mírala ella, aquí de experta y listilla, quién la ha visto y quién la ve que en la vida no ha pasado de leerse un prospecto de supositorio… ¿Sabes una cosa, Lola sabionda?
- ¿Qué, Mari Pili la kimonos?
- Pues que viajo dónde me da la gana, ¿te enteras?
- Enterada pero, por favor, te lo suplico, tráeme de dónde sea algo de comer, ¿vale?
- ¿A dónde te lo llevo?
- ¡Ay qué leche de bollos, coña! A Colombia… ¿Qué parte de Colombia no entiendes? Ah, y no me vengas con retraso de siete horas porque con las siete que tengo yo retrasadas más las siete tuyas, son catorce, más las once horas que dura el vuelo, en total veinticinco. Si, a mayores, sumas lo que tardas en hacer las patatas y después los huevos, me da tiempo a volver a España e irme a la feria de abril y comerme un pescaíto con rebujito.
- Pero, ¿no querías huevos? Ahora me dices pescaíto, Lola, ¿quién de las dos se contradice más?
- Déjalo, Mari Pili, déjalo. Quédate en Alaska y, yo, eh, en el Polo Norte pasando hambre porque mi amiga no la da la gana quitarse el kimono…, coña.
M Ángeles Cantalapiedra
©Largas tardes de azul ©Al otro lado del tiempo ©Mujeres descosidas ©Sevilla...Gymnopédies
©Largas tardes de azul ©Al otro lado del tiempo ©Mujeres descosidas ©Sevilla...Gymnopédies
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