- “Ya llega la navidad ya está aquí el gordo” … ¿Oyes,
Mari Pili? Es nuestro momento, lo acabo de soñar, lo acabo de oír…
- Sí, la gorda de tu persona ya está aquí, no te amuela... ¿Nuestro momento a
las cinco y media de la mañana, Lola? Como se despierte mi Paquito te mata.
- Tranquila, antes te mata a ti que te tiene más cerca.
- ¿Te has dado cuenta qué hora es, Lola?
- Ya me lo has dicho, pesada. Además, estoy a oscuras pa no gastar así que no puedo mirar el reloj. Venga, levántate y anda, la fortuna nos espera.
- Primero yo no soy Jesucristo, Lola, y a estas horas no están puestas las calles, así que déjame en paz. ¡Adiós!
- ¡Eh, eh, eh! Cómo me cuelgues, te retiro el saludo.
- ¡Ojalá!
- Vamos a ver, ¿no querías ser rica, Mari Pili? Esta es nuestra oportunidad, el gordo de navidad.
- Yo quiero ser inmensamente rica, Lola.
- Pues eso, vamos y compramos un décimo, Mari Pili.
- Lola, un décimo es caro.
- Ya lo sé que es caro, pero compramos uno de oferta. En Madame Lola los he visto por dos cincuenta y no veas qué colas, igualitas que las de doña Manola, pero en barato, para gente inteligente como nosotras por supuesto.
- ¡Lola, por dios! Eso son participaciones, con eso no me hago inmensamente rica.
- ¡Más seca que la mojama eres! Tú a mí no me gafas la ilusión, coña… A ver, ¿para qué quieres ser inmensamente rica?
- Para dejar de ir al mercadillo, para comprar pescado fresco, para entrar en las tiendas de los ricos como una más, para…
- ¡Soooo, para, Mari Pili! Los ricos son tontos, pero tontos de baba la mayoría, altivos, fríos y distantes. Luego, hay otros normales, pero escasean y, por último, están los pijos que son insufribles. Sinceramente, ¿tú qué quieres ser, Mari Pili?
- ¿Yo? Yo de todo eso y más. Y no digas que los ricos son tontos porque me ofendes, Lola. Además, no hay que hablar mal de nadie me dices siempre o, ¿no?
- Sí, bueno menos de mi vecina del cuarto A, eh. De esa puedo decir mucho y más.
- ¿Me la puedes presentar, Lola? Porque si voy a ser inmensamente rica, necesito codearme con gente como ella porque esa imbécil, ¿tiene glamour?
- Una barbaridad, Mari Pili, hasta dimensiones insospechadas. Fíjate, cada vez que se me cae un calzoncillo de mi Pepe en su tendal, sube como una fiera a decirme que no entra luz en su casa.
- Es que tu Pepe tiene mucho culo, Lola, reconócelo.
- Oye, oye, deja en paz a mi culito feliz. ¿Qué quieres, un culo esmirriado como el de ella, o uno pomposo como el de mi Pepe?
- La duda ofende, Lola. Quiero el de tu vecina, menudo tipo tiene…
- Más infeliz que un cucurucho, eres, Mari Pili. Tú no eres una amiga, que lo sepas, eres una maldición en versión mojama.
- ¡Ay, Lola! Vámonos a por el décimo de lotería de oferta, ya… Me veo, me veo ya como una eclosión de lujo, de…
- De idiotez, también, Mari Pili… ¿Qué día es hoy?
- Cuando amanezca será sábado, Lola. ¿Por qué?, ¿tenemos algún evento importante?
- Mari Pili, ¡día de mercadillo!
- ¡Es verdad, qué ilusión!... Oye, Lola, seguro que en el mercadillo hay ofertas de décimos.
- ¿Y si están caducados, Mari Pili? Acuérdate del ofertón de los tomates, cuando llegamos a casa ya estaban malos. No, no, vamos a Madame Lola primero, compramos la participación y luego zumbando al mercadillo.
- Lola, jugando un euro, ¿cuánto de inmensa puede ser mi fortuna?
- Pues…, pues, pues, a groso modo, como unos cincuenta centímetros más o menos.
- Pero en billetes, ¿cuánto?
- ¡Tía, qué materialista eres!...Y yo qué sé, Mari Pili, soy de letras, pero calculando en inmensidad…, para un par de kilos de plátanos… ¡Ah! Pero no de oferta, eh.
Feliz sábado con una sonrisa!!!
- Tranquila, antes te mata a ti que te tiene más cerca.
- ¿Te has dado cuenta qué hora es, Lola?
- Ya me lo has dicho, pesada. Además, estoy a oscuras pa no gastar así que no puedo mirar el reloj. Venga, levántate y anda, la fortuna nos espera.
- Primero yo no soy Jesucristo, Lola, y a estas horas no están puestas las calles, así que déjame en paz. ¡Adiós!
- ¡Eh, eh, eh! Cómo me cuelgues, te retiro el saludo.
- ¡Ojalá!
- Vamos a ver, ¿no querías ser rica, Mari Pili? Esta es nuestra oportunidad, el gordo de navidad.
- Yo quiero ser inmensamente rica, Lola.
- Pues eso, vamos y compramos un décimo, Mari Pili.
- Lola, un décimo es caro.
- Ya lo sé que es caro, pero compramos uno de oferta. En Madame Lola los he visto por dos cincuenta y no veas qué colas, igualitas que las de doña Manola, pero en barato, para gente inteligente como nosotras por supuesto.
- ¡Lola, por dios! Eso son participaciones, con eso no me hago inmensamente rica.
- ¡Más seca que la mojama eres! Tú a mí no me gafas la ilusión, coña… A ver, ¿para qué quieres ser inmensamente rica?
- Para dejar de ir al mercadillo, para comprar pescado fresco, para entrar en las tiendas de los ricos como una más, para…
- ¡Soooo, para, Mari Pili! Los ricos son tontos, pero tontos de baba la mayoría, altivos, fríos y distantes. Luego, hay otros normales, pero escasean y, por último, están los pijos que son insufribles. Sinceramente, ¿tú qué quieres ser, Mari Pili?
- ¿Yo? Yo de todo eso y más. Y no digas que los ricos son tontos porque me ofendes, Lola. Además, no hay que hablar mal de nadie me dices siempre o, ¿no?
- Sí, bueno menos de mi vecina del cuarto A, eh. De esa puedo decir mucho y más.
- ¿Me la puedes presentar, Lola? Porque si voy a ser inmensamente rica, necesito codearme con gente como ella porque esa imbécil, ¿tiene glamour?
- Una barbaridad, Mari Pili, hasta dimensiones insospechadas. Fíjate, cada vez que se me cae un calzoncillo de mi Pepe en su tendal, sube como una fiera a decirme que no entra luz en su casa.
- Es que tu Pepe tiene mucho culo, Lola, reconócelo.
- Oye, oye, deja en paz a mi culito feliz. ¿Qué quieres, un culo esmirriado como el de ella, o uno pomposo como el de mi Pepe?
- La duda ofende, Lola. Quiero el de tu vecina, menudo tipo tiene…
- Más infeliz que un cucurucho, eres, Mari Pili. Tú no eres una amiga, que lo sepas, eres una maldición en versión mojama.
- ¡Ay, Lola! Vámonos a por el décimo de lotería de oferta, ya… Me veo, me veo ya como una eclosión de lujo, de…
- De idiotez, también, Mari Pili… ¿Qué día es hoy?
- Cuando amanezca será sábado, Lola. ¿Por qué?, ¿tenemos algún evento importante?
- Mari Pili, ¡día de mercadillo!
- ¡Es verdad, qué ilusión!... Oye, Lola, seguro que en el mercadillo hay ofertas de décimos.
- ¿Y si están caducados, Mari Pili? Acuérdate del ofertón de los tomates, cuando llegamos a casa ya estaban malos. No, no, vamos a Madame Lola primero, compramos la participación y luego zumbando al mercadillo.
- Lola, jugando un euro, ¿cuánto de inmensa puede ser mi fortuna?
- Pues…, pues, pues, a groso modo, como unos cincuenta centímetros más o menos.
- Pero en billetes, ¿cuánto?
- ¡Tía, qué materialista eres!...Y yo qué sé, Mari Pili, soy de letras, pero calculando en inmensidad…, para un par de kilos de plátanos… ¡Ah! Pero no de oferta, eh.
Feliz sábado con una sonrisa!!!
M Ángeles
Cantalapiedra, escritora
©Largas tardes de azul ©Al otro lado del tiempo ©Mujeres descosidas ©Sevilla...Gymnopédies
©Largas tardes de azul ©Al otro lado del tiempo ©Mujeres descosidas ©Sevilla...Gymnopédies
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