lunes, 18 de enero de 2016

18 DE ENERO "SEVILLA... GYMNOPEDÍES"

Ayer se acostó con la emoción galopando por sus venas. Había sido un día intenso en el que empleó sus cinco sentidos más los que no se ven, y que son estrictamente personales. Hoy amaneció con el susto, el miedo, el vértigo, y la inseguridad, los cuatro a la vez, agarrotando su cabeza, chillándole, llamándole loca. Su locura había llegado demasiado lejos. Sin embargo, aunque acorralada en un rincón de ese lado oscuro donde a veces habitamos, ella se defendía diciendo “Mi hija es buena, creo en ella, he de arriesgarme”, pero los cuatro truenos seguían bombardeando cada esquina, cada calle, el aire, el cielo e incluso el corazón que todo lo mueve. “¿Tú sabes a lo que te enfrentas? Al fracaso, a la crítica más feroz, a los egos sin fundamento, al rechazo”, pero ella miraba a eso cuatro jinetes apocalípticos con la ingenuidad de la primera vez, con la ilusión de la ignorancia, con el sueño casi cumplido, con su persona siempre expuesta al batacazo por ese riesgo que lleva cosido a su ser y quien mueve los hilos de su vida, ese peligro que olfatea cada mañana cuando emprende su camino y decide vivir la vida, no como espectador sino hablándola, combatiendo cada escollo y labrando surcos de simiente. “¿Qué avales tienes? Ninguno” Cierto nadie la puede asegurar nada, pero ella confía. Su hija es buena y está decidida a arriesgar a pesar que el miedo, el susto, el vértigo y la inseguridad la acorralen.
“Sevilla… Gymnopedíes” estará en la calle en marzo. Más que nunca necesito el apoyo de todos. De los que conozco y los que no. Uno solo se pierde. En equipo llega a algún lugar.

Cada capítulo de una vida debería tener una música especial que sintonizara con los acontecimientos. Si tuviera que poner una melodía en mi vida, sin duda sería Gymnopédies de Erik Satie, mágica, misteriosa, suave, dulce, tan llena de paz que aún hoy me besa en el corazón… Pero eso fue mucho más tarde”… Así empieza mi hija, mi RELATO Y YA VUESTRA NOVELA.

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