miércoles, 13 de enero de 2010

LOLA Y MARI PILI ESPÍAS

-Qué lugar más romántico, ¿verdad, Mari Pili?
-Sí, mucho. Lo que no me explico qué hacemos tú y yo aquí.
-Anda ésta, pues que somos la llama de una vela a media luz.
-¿Llama dices? Más bien humo.
-Ay… Agáchate, no te vuelvas, mira…
-Lola defínete. ¿Me agacho, miro, no miro?
-Haz todo, pero en orden.
-¿Qué pasa?
-Está ahí Peluche, ¡morreándose con una!
-¿Dónde, cuándo, cómo?
-Mira, mira, la toca la nariz… ¡Y a una desconocida, Mari Pili!
-Bueno, desconocida para ti, pero no para él… ¿Sólo la toca la nariz, nada más o la mete mano?
-¿De dónde la habrá sacado?
-Del mercadillo, Lola.
-¿Mi niño en un mercadillo? Si sus actos son los de un marqués. ¿Qué pinta un marqués en un mercadillo?
-A veces la nobleza desciende a los estratos más bajos.
-¿Para qué?
-Pues para ver el mundo real, Lola.
-Ah… Un momento, voy a consultar a Pepe… Pepe, soy Lola.
-¿Por qué hablas tan bajo?
-Calla y escucha… ¿Dirás Pepe?
-No digo, dime tú.
-Una gran desgracia, Pepe… Pobre chica.
-Pobre chica, ¿quién, Lola?
-Pues la desconocida, no sabe con quién se morrea.
-¿Quién se morrea?
-Ay, Pepe, preguntas todo. Peluche, Pepe, Peluche.
-Ah.
-¿Sólo se te ocurre decir ah? Tenemos el deber de advertirla, Pepe.
-Lola, ¿cuántas veces te he dicho que no te metas donde nadie te llama? Ya ves lo que es tu madre, nunca se metió
-Pues muy mal. Me tenía que haber advertido quién eras tú.
-Oye Lola, ¿seguro que es Peluche?
-Espera… Mari Pili, dice Pepe que si estamos seguras de que es Peluche.
-Dile que no tengo gafas, se me han olvidado en casa.
-Pepe…
-Ya la he oído. ¿Tú te has puesto las gafas, Lola?
-Sabes que nunca las llevo, Pepe.
-¿Cómo, carajos, vas a saber que es Peluche si no ves? Acércate, seguro que es una momia en vez de tu hijo.
-Ahora voy, Pepe, pero debemos prohibir ese noviazgo, Pepe, estamos en crisis.
-¿Qué tiene que ver el culo con las témporas, Lola?
-Mucho, hay que ahorrar de todo, hasta las energías y el amor.
-Lola, te dejo, hay mucho trabajo.
-Pepe, si estamos llegando a la recesión, ¿aún tienes mucho trabajo?
-Lola, La gente se sigue muriendo y con los sustos de la bolsa, más.
-Es verdad, Pepe, se me había olvidado que eres enterrador.
-Lola, trabajo en una funeraria, no entierro a nadie.
-Vale, vale, Pepe, yo ya me entiendo… ¡Adiós, querido!... Mari Pili vamos a acercarnos
-¿A dónde?
-A ver a Peluche y hablamos con la chica. Tú la dices que vuelva en un par de años, bueno, cuando haya acabado la crisis.
-Lola, no es mi hijo, no es mi nuera. Habla tú y que te odie la desconocida, que sepa como es su futura suegra… Pobre muchacha, la que la ha caído encima.
-¿Qué dices, Mari Pili?
-Nada, nada. Lola. Vamos… Lola, ay, ¿estás viendo lo mismo que yo?
-Ay, sí, Mari Pili… Oye, no contemos a nadie esto, ¿vale? Nos perjudicaría mucho.
-Sí, desde luego. No podemos decir que confundimos a Peluche con un anciano.
-Pobre anciano, se cae a cachos y está solo, ¿de dónde sacaríamos que se estaba morreando con una chica, Lola?
-Yo, que sé, Mari Pili, es inútil pensar, aceptémonos como somos, es lo mejor.
-¡Amén, Lola!

4 comentarios:

ALBINO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ALBINO dijo...

No hay nada mejor contra la crisis que el amor. Es la unica cosa plácida y sensible que se puede hacer gratis. Y además un solo amor vale para dos personas.
Ya no quiero meterme en más números, porque sería un relajo.
Besos a Lola y Mari Pili

ALBINO dijo...

Yo fui el que elimine. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse y a rectificar.
Besos

TORO SALVAJE dijo...

Menudas espías...
Miedo me dan.

Besos.