-El siguiente…
-Servidora, majestad policial.
-¿A usted que la pasa?
-¿Pasarme, pregunta? De todo… Bueno, vamos al grano. Le presento a mi amiga Mari Pili Fernández, de la saga de los Fernández de toda la vida, y prima del excelso cineasta Julito Fernández… ¿Vio los oscar, vuecencia? Yo no, pero allí estaba él.
-¿Quién, señora?
-El primo de Mari Pili. Salió a por tabaco y entre el barullo, se coló.
-¿Es lo que viene a denunciar?
-Qué va. Estoy usando las normas de protocolo, o es que ustedes, la rama policial de escopeta y porra, no les enseñan protocolo…
-Vale, vale, señora, usted dirá…
-Venimos a denunciar.
-¿El qué, señoras?
-Nos han robado. Bueno, a Mari Pili la honra hace años, pero el delito ya ha prescrito. Aunque el mío está en carne viva.
-Es decir, la han robado a usted… ¿Cómo se llama?
-Dolores García, de la saga de los García de principios de la hispanidad, pero si quiere llámeme Lola, suena más florero.
-Bien, Lola Florero, ¿qué le han robado?
-Todo, majestad policial.
-En qué consiste ese todo. Defínamelo, por favor…
-Entraron por la ventana. Las cortinas en ese momento bailaban un vals como cada mañana que ventilo mi casa porque yo soy muy limpia.
-¿Y?
-Qué guarros, pero qué hijos de, de, del maleficio social, majestad policial. Osaron volcar el cajón donde guardo mis bragas…
-Ya ¿Y?
-Luego metieron sus puercas manos en mi joyerito de terciopelo verde regalo de mi Pepe. En mi ropa, en mis bolsos, en mi baño… Fíjese, se llevaron a Ana Rosa Quintana, a Sálvame de lux, a la telenovela “Si quieres tomate, toma peras”…
-Pero, ¿de qué me habla, señora?
-¡Coña!, que me han robado la televisión.
-¿Más cosas?
-Sí… Ocho mil leuros, majestad.
-Lola, si tú en tu vida has visto mil leuros, cómo vas a tener ocho mil…
-Mari Pili, Mari Pili, déjame hablar que soy la espoleada. De esto que me ha costado unos nervios sin fin y finalidad, he de sacar para restaurarme.
-¿Qué más, señora?
-Un kilo de tomates, un cerdo entero congelado, siete cocidos, cinco preparados de paella, mil latas variadas. Tres pelucas…
-Lola, si no tenías pelucas…
-Mari Pili que te hago estofado… Cállate.
-¿Más, señora?
-Sí, pero no tiene importancia, majestad policial.
-No, no, señora, dígamelo todo.
-Pues no, no me da la gana. Seguro que no me devuelven lo que quiero y sí lo que no quiero.
-A ver, Doña Lola, qué más la han robado. Desembuche…
-Me llevaron a mi santo Pepe. Estaba él tan recogidito en su sillón contando los muertos del día, mirando las esquelas… Y no, no quiero que me devuelvan a mi Pepe.
-Pero, señora, si es su marido y se trata de un secuestro…
-Ya, ¿y qué? Como le encuentren y vea la factura del teléfono, es que no me secuestra, me mata directamente, majestad ¿No le doy pena? Devuélvame los leuros, el cerdo, las pelucas, la televisión y todos tan amigos.
-Salga de aquí ahora mismo. Es usted un monstruo.
-Tranquilito, eh. Ya me voy a otra comisaría a que me tomen más en serio… Buenas tardes, policía… Ah, y de majestad, nada de nada.
1 comentario:
Muy bueno, Ángeles...Un besín...
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