-Lola, el día tres
tenemos hora con el cardiólogo.
-Pues di a tu
corazón que espere porque ese día tenemos excursión a Calamocos.
-Ah… ¿Y qué hay que
ver en Calamocos?
-Ni idea, Pepe, pero
estaba de oferta.
-ah… Bueno pues
llamo y pido cita para el veintisiete.
-Uff, imposible,
Pepe. Vamos a Guarromán.
-Ya… ¿Y qué se nos
ha perdido donde los hombres guarros?
-Excursión con
comida gratis, te llevan, te traen y te paran a mitad de camino para haces pis,
¿te parece poco?
-Vale, pues entonces
ya lo paso al día tres. Voy a llamar ahora mismo.
-¡Alto a los
caballos! Ese día vamos a Parderrubias…No preguntes, Pepe. Aquí nos dan
desayuno y merienda gratis y un paseo en góndola por el río.
-Lola, a ti si te
hubieran dado a elegir al nacer, hubieras, sin duda, elegido ser maleta.
-Maleta, no, Pepe,
en tal caso equipaje. Palabra global que incluye varias maletas de diferentes
tamaños.
-Vele, acepto sapo
como gallo de corral. Sin más dilación pido consulta para el día diez.
-Pero bueno, ¿qué
urgencia tienes tú con el cardiólogo? ¿No tienes nada más divertido que hacer
en vez de pensar en giras turísticas a los médicos? Sabes, Pepe, que entras,
pero no cómo sales de allí. Con tal de no soltarte esos matasanos te encuentran
media docena de órganos fusilados.
-Lola, necesito ir a
que me miren el corazón. Sufre de estrés contigo. Vive en un ay cada vez que
abres la boca, cada vez que interactúas sin permiso de mi intelecto para
digerir tus incesantes descalabros… ¿Me entiendes, Lola?
-… Pues no, Pepe…
Eso de la interactuación del cosmos entre tu raciocinio y mi yo intrépido no
encaja en nuestras vidas, tu obsesión con ir al médico y yo como equipaje
mutante…
-¿Pero qué dices,
alma de cántaro?
-Nada, Pepe, no digo
más que el diez tenemos un periplo a Limbo, Los Infiernos y El Purgatorio. Todo
incluido. Aquí te dan hasta pijama y zapatillas.
-…Oye, Lola, ¿por
qué no vuelves a tu añeja afición a los mercadillos?
-Muy sencillo, Pepe,
me gusta ser más tratante de viajes. Además, en el mercadillo me he comprado
bragas que, por malas que me salgan, tengo bragas para cinco años, así que he
decidido buscarme otro entretenimiento.
-Ya, Lola, ya… ¿Y me
puedes decir cómo y de qué manera vamos a pagar tanto viaje?
-Tranquilo, vete a
la cama, y déjalo de mi mano. Tu Lola siempre te ha solucionado todo.
-…O estropeado… Me
voy a dormir. Recuerda que este mes entre que vamos a Limbo y a Calamocos, está
sin pagar el teléfono con amenaza que nos lo corten pasado mañana… ¡Adiós mi
tormento!
-Ehhhh, tú no te vas
a ningún sitio hasta que soluciones lo del teléfono. Mira si hay que ahorrar,
te quedas tú y me voy yo… ¿Con ese ahorro tendremos para pagar el teléfono?
Sabes que Mari Pili no vive sin mis llamadas.
1 comentario:
Tus relatos con Lola de protagonista los estaba echando de menos.
¡Buena forma de empezar el año con una sonrisa!
Un abrazo fuerte.
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