-Señor doctor, ¿qué puñetas me encuentra ahora?
-Señora Lola tiene usted el corazón sobreexcitado.
-¿Quéeeeee? ¿Usted es bobo o se entrena a tiempo parcial?
-Lola, lo dicen los informes, no hay duda.
-Usted entiende de corazones desgarrados lo que yo de hipopótamos sin
duchar.
-¿Para qué viene, entonces, al médico?
-Muy sencillo. Yo tengo que consumir la Seguridad Social o me la consumen
otros… Usted verá.
-Insisto, usted tiene el corazón sobreexcitado.
-No me toque las narices señor doctor o le escupo ¿Cómo voy a tener el
corazón orgásmico si mi Pepe sólo ve muertos. No se trata con vivos, doctor.
-Lola, deja hablar al doctor.
-Mari Pili, ¿te recuerdo que a ti te llamó Rosenthal? Te comparó con una
vajilla y mi amiga es mucho más… Eres una gata… Por cierto, doctor, mire usted
el corazón de Mari Pili. Ya verá como está poseído.
-Lola, por Dios…
-Mari Pili, por la Purísima Concepción… Además, que sepa señor doctor que,
de no usar, vuelvo a ser virgen… No ve, no ve cómo me sale encima de la cabeza
un aro…
-Lola, es la diadema que compraste estas navidades a los chinos. Tiene
luces…
-Claro, no me la quito para que vean los coches que llego yo, no vaya a ser
que me atropellen.
-Señora Lola volvamos a lo suyo…
-¿Y cuál es lo mío, doctore?
-Tiene usted el colesterol disparado.
-Pero bueno, ¿qué le he hecho yo? Me tiene manía usted.
-No puede comer huevos, no…
-Pare, pare. Mi prima la Loli tiene unos huevos de gallina clásica que te
mueres de buenos. No los voy a tirar. Además, todas las semanas me los trae
recién ordeñados. No pueden estar malos.
-Una cosa, doña Lola, ¿qué son las gallinas clásicas?
-Pues las que no son modernas… Pero qué poca cultura tiene usted. Para que
vaya luego presumiendo que es doctor sonorísimo con causa.
-Lola, ¿por qué tienes huevos de tu prima la Loli y yo no? Pensé que
compartíamos todo. Mala amiga.
-¿Compartes conmigo, acaso, los libretos porno de tu primo Julito? Pues no,
así que los huevos de mi prima la Loli, tampoco, y no veas que huevazos son,
Mari Pili, asín de grandes…
-Señoras, señoras, dejemos de hablar de huevos…
-Claro, cómo usted doctore no los tiene…
-Sigamos… Tampoco puede comer queso, ni carnes rojas, ni chorizo, ni…
-Paaaaaaaaaaaare, que se ha embalado y se va a empotrar contra el armario…
¿Quiere que muera de inanición como Mari Pili? Mírela si da asco mirarla dos
veces. Está seca…, pero yo, mire, mire. Espere que me subo el refajo y toque
sin miedo.
-Lola…
-Mari Pili… Si es un médico, mujer. Si esta especie es como mi Pepe y, al
menos antes de que se lo coman los gusanos, que lo vea algún humano, ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario