-¡Buenos días, Lola!
-Mi querubina, mi disminuido corazón, mi caniche rizado…
-Lola, ¿me estás llamando caniche?
-Sí, Mari Pili.
-Anda, ¿y por qué?
-Hoy tienes cara de perro…, sin quererte ofender, eh.
-Pues tú tienes cara de hogaza de pan…, que lo sepas.
-Pan y perro, saben a beso…Mira, si rima y todo. Desde luego
nuestra compenetración es total, ¡Quéee
flipe!
-Oye, Lola, dejemos nuestras escaramuzas verbales y hablemos
de negocios.
-Soy toda orejas, Mari Pili…
-¿Tienes contactos con la mafia china?
-¿Yooo? A mí que me registren. Que sepas Mari Pili que no he
hecho nada ilegal desde ayer noche en que tapone las narices a Pepe para que
dejara de roncar.
-¡Ah! Y, ¿lo lograste?
-Pues no, los rebuznos cambiaron de autopista y salieron por
la boca.
-¡Lástima!... En fin, bueno, y si no tienes contacto con los
chinos, ¿has contactado ya con la mafia rusa, Lola?
-Pues no, tampoco… Pero me puedes decir, coño, qué tienes en
esa cabeza que no tenga yo para pensar como Dios manda. Dime, ¿dónde debemos
contactar con los chinos y rusos? ¿En el campo grande, en las letrinas de la
estación, en el pinar de Antequera… ¿Tal vez en el manicomio?
-Lola, hoy sale en la prensa que debemos estar preparados.
-Ya… ¿Preparados para qué, Mari Pili?
-Lola, están comprando toooodo, ¿sabes lo que es todo?
-Ya… Lo tengo, lo tengo, Mari Pili, esta es nuestra
oportunidad dorada… ¿Dónde está Paquito?
-¿Para qué quieres a mi marido, Lola?
-Hija, pues para preparar una reunión de alto nivel con los
chinos en primera instancia.
-Pero si no conocemos a ningún chino, Lola…
-¿Cómo qué no? ¿Y el chino que bebe los vientos por mí, qué?
-¡Jodo, Floro! Lola ligando con un chino, qué tomate… ¿Lo
sabe Pepe?
-Pues claro, y lo odio. Dice que tengo un vicio malsano, que
estoy todo el día en su tienda.
-¿Y te ha bajado ya a la trastienda, Lola? ¿Es verdad que
viven hacinados? ¿Has hecho ya el amor con tu chino? ¿Ponen las mismas posturas
que los americanos?
-¡Mari Piiiili!
-Ay, no me chilles, leches, que tengo los pabellones
auditivos delicados…
-Con mi chino solo tengo contactos empresariales, que te
enteres.
-Pues una lástima, Lola, nuestra vida es tan anodina que si
pusiéramos un chino en nuestra vida, tal vez ganaría glamour.
-Ponte un ruso, Mari Pili, ahora es lo más… Tienen un puñado
de petrodólares, millones de rublos, centenares de leuros, tetracampeones en
coíns.
-Ay, Lola, me voy rápido, otro día nos vemos, ¿vale?
-Ehhhh, para el carro, y dime dónde, puñetas vas que voy
contigo. Recuerda que tú sin Lola, no eres nada. Yo te he creado, has mamado de
mis cosenos…
-Pues vámonos, Lola, a toda mecha. Tengo una par de rusos en
Facebook. Intimamos jugando a la granja.
-Ya… ¿Hasta dónde habéis llegado en vuestra intimidad, Mari
Pili? ¿Ya habéis hecho trío? Date cuenta que ahora seremos cuarteto.
-Compartimos caballos, ovejas y gallinas, Lola.
-Ya… ¿Y cómo andan sus cuentas?
-Al rojo vivo, Lola, vamos…
-Paaara, alma de cántaro. Una cosa es que el rojo sea tu
color fetiche y, otra, que en Hispania el rojo en una cuenta corriente sea de
muy mal presagio, Mari Pili.
-¿Sí? ¿De veras, Lola?
-Mari Pili piensa, ¿en qué color estás escritos los números
rojos en mis cuentas?
-En rojo chillón, Lola.
-Porque no tengo un mísero leuro, reina. Debo dinero hasta a
San Pedro que le pedí un préstamo el mes pasado. Sin contarte lo que le debo a
San Antonio, ése sí que es un santo pesetero… Ah, y Santa Agustina de Aragón, y
San Anacleto, San Cucufato, San…
-Para, Lola. Me estás mezclando churras con abalorios. ¿Qué
tiene que ver un chino, un ruso con todo el santoral?
1 comentario:
Al Papa Francisco no se le dice nada. Mejor se lo contamos a Dios directamente.
Besos de Reina
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