¿A vosotros os ha dado alguna vez un tabardillo? A
mí tantos que no tengo dedos para contarlos. Sin embargo se me pasaban
rápidamente con un buchito de cazalla, pero hoy no tenía y he bajado a las
catacumbas de mi Pepe y he encontrado algo mejor que la cazalla. Él no sabe que
yo sé dónde esconde los vinos y bebidas virtuosas, ¡Ay, señor, señor, qué
simples son estos hombres…, a veces! ¿A quién se le ocurre esconder cosas
debajo de la cama? Pues a mi Pepe. Muy ordenadas pero debajo de la cama y una
que limpia casi todos los días pues…, pasa el polvo a los tesoros de su santo.
Es su necrópolis personal alcoholizada.
Había una botella muy bonita con una etiqueta muy
rimbombante con una banda como la que llevan los reyes cuando reciben visitas
de prosapia y pensé que me estaba esperando a mí. Así que la tomé prestada, la
metí en el congelador y seguí haciendo el capullo mientras se enfriaba; se me
olvidó, sí. Mi vida es tan intensa que voy a tener que pedir un pequeño aumento
de horas. ¿No piden subidas de sueldos? Pues yo de horas.
Para calmar la ansiedad, el miedo escénico, me he
puesto a bailar un poco flamenquito delante de un espejo. Total, estaba sola
con Perro y este no critica nada de lo que hago. Se limita a cerrar los ojos.
Sí, ya lo sé, para no verme. El caso es que he puesto mucho sentimiento “Tengo
menos gracia que las avispas”, así que he dado la vuelta al espejo. Cuando me
he cansado de taconear, bueno no me he cansado, es que ha subido la vecina de
abajo a decirme que estaba tratando de hacer un yoga relajado. Como soy civilizada,
pues…
Entonces, he pasado al segundo acto y me he
dedicado a recitar la presentación de Mujeres descosidas. Había tanto silencio
en la casa que me zumbaban los oídos, así que he puesto un pasodoble ¡Santa
Críspula, Santa Leocadia y Santa Rufina!, si es que me he visto. Sí, me he
visto en medio de un coso taurino a punto de iniciar la faena. Eso sí, no he
visto claro si yo era el toro o la torera, pero uno de los dos, segurísimo. Me
ha dado tal tabardillo que al no acordarme de tomar un buchito de virtuosismo
de mi Pepe, he quitado el pasodoble y he pasado directamente al tercer acto;
poner una lavadora. Acto que como bien sabréis ni inspira, ni calma, ni ná. Te
deja insípida. Tan desabrida y desaborida, que he deseado que llegara mi Pepe
para iniciar un diálogo, aunque fuera un diálogo sesudo, me daba igual, el caso
era hablar y expresarme.
Pero los nervios hacen a la memoria quebradiza y
se me olvidó que cuando mi Pepe inicia un speech de los suyos, solo habla él,
se contesta él, se reflexiona él, todo él y, ¿qué espacio queda para mis
íntimas y personales manifestaciones? Pues irme a la calle a pegar la hebra con
el primero que me quiera escuchar.
Llegó Pepe, me miró, me acarició, me reconfortó…,
y si todo hubiera quedado ahí pues, ¡Qué bonito! Pues no, vamos que no. Se vio en la
obligación de ponerse en mi piel pero sin dejar de ser lo que él es; una mente
cuadriculada y así, de esa guisa se vaticinan rayos y centellas.
“Gordita, déjame que lea tu presentación” Y yo
como una cordera de pascua florida, voy y se la entrego… No había finalizado el
segundo renglón y ya me estaba sacando taras. Tantas, que me había convertido
en una mujer descosida, miraras por donde miraras.
¡Qué angustia, por dios! Cuando me fui a la cama,
me dormí rápido, pero volví a soñar con el pasodoble y yo en medio del coso sin
saber si era toro y torera. Me desperté sudorosa, me levanté no sé cómo, me fui
dándome contra las paredes-esto es lo normal siempre-, llegué a la cocina, el
perro me seguía, me miraba con esa mirada descabalada que tiene, me senté en la
silla de pensar, seguía sudando, miré a los azulejos, retrocedí la mirada y…,
de pronto lo vi.
Allí estaba silencioso, sin moverse, sin pestañear…El
congelador. Entonces me acordé y grité ¡La botella! Qué grito daría que me
desperté del todo y corrí a cerrar la puerta de la cocina para no despertar a
mi Pepe, fijaros…
Las manos me temblaban mientras abría la puertita
del congelador y mi subconsciente gemía “Muñeca otra vez la has armado”… Pero
no, la botella no había estallado. Eso sí, su líquido estaba espeso de narices.
Miré la hora, cuatro y diez de la mañana. Hora
estupenda para abrir la botella de etiqueta con banda de prosapia. En un
momento X me pillé leyendo sin gafas “Champagne Munn” y pensando a la vez “Qué
ramalazo afrancesado posee mi Pepe” y pasé al acto de apertura… El liquidillo
espeso cayó al suelo y Perro se apresuró a limpiar el suelo para no dejar
huellas visibles; se relamió y me miró.
Estaba claro que aquella mirada de perro lastimero
me indicaba que diera un paso al frente y mojara mi garganta con un buchito de
Champagne Munn con banda de prosapia.
¡Espeso pero riquísimo! Qué queréis que os diga,
muy rico. Cuando comencé a ver a Perro por duplicado, decidí cerrar el día
yéndome a la cama.
He dormido divinamente; Perro, también. Claro, nada
más despertar he corrido a la cocina, he abierto la nevera para comprobar que
la botella dormía el sueño de los justos. La he escondido debajo de la
escarola, la lechuga y los pimientos. La verdad, no creo que ahí la encuentre
Pepe…, como no cocina, no creo que le dé por darme un speech sobre la escarola
al pimiento morrón…, digo, pues mi Pepe es imprevisible.
Conclusión: mañana, Dios mediante, jueves 16 de
marzo, y antes de comenzar la faena, unos cuántos buchitos de Champagne Munn y
lidiaré…, bueno ya contaré. Aún me falta definir si soy toro o torera.
3 comentarios:
Tomo nota de la recetacuralotodo. Un beso.
Querida Lola, tuve que consultar la Enciclopedia para saber que significa " Tabardillo". Acá en Chile no se usa. Dice " Tifus" " Insolación". Quedé casi igual que antes. jaja Pero bueno, igual disfruté con el relato y confió que en tu presentación te vaya muy bien. Torees de firme y ganes el rabo. cariños de Lily
Me he pasado un buen rato sonriendo mientras te leía. Ya sabes que es más fácil hacer llorar que reír.
He podido comprobar que tienes tablas de escritora y sabes enganchar al lector con lo que cuentas.
No te falta, en tus relatos, sentido del humor y eso es muy importante para prender la atención de aquél que te lee.
Te vas a convertir en un "toro" que arrasa, que engancha, que entretiene y al final que se le aplaude por que ha lidiado mejor que ninguno.
Amiga mía, te deseo todos los éxitos del mundo, te los mereces por ser como eres.
Cariños en el corazón.
Kasioles
Publicar un comentario