martes, 21 de noviembre de 2017

LOLA Y LOS MEMBRILLOS

¡Muy tomate! Si lo sé hoy no me levanto ni ayer, ni pasado mañana…

Lo peor que te puede pasar según amaneces al mundo, cuando aún ni tú eres consciente que tienes los ojillos abiertos, es que venga un membrillo y te ataque porque sí, porque te ha tocado en el bombo extra de los membrillos.
Lo peor que te puede pasar en la vida son muchas cosas, a ver si nos centramos, porque la palabra “Peor” es susceptible de empeorar o mejorar según el momento en tu vida en el que estés.

Bien, prosigo… Mi costumbre es despertarme con los periódicos y con los amigos diciéndoles “Buenos días”, y da la casualidad que me topo con mi amiga Marisa que Facebook la ha otorgado el título de Reina no sé si de perpetuo o a tiempo parcial y ya se sabe esa costumbre tan sana que tenemos los humanos de “Culo veo, culo quiero”, voy y entro a ver qué tengo que hacer para hacer la competencia a mi amiga Marisa y, ¿diréis? Va el membrillo del aparato y me dice sin hacerse siquiera la raya al medio “Cantalapiedra el vocabulario que empleas para la redes sociales revela que eres peligrosa” A míiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii que soy más mansa que una vaca pastando. Claro, me he arremangado el pijama y le he mandado a tomar por c... café a la cafetería más próxima… Vamos, por dios, le doy una leche que le dejo la cara mirando a Sarajevo o le pongo la zancadilla que baja las escaleras de media docena en media docena. Porque estaba dormida que si no hasta le escupo un rato.
Aún más tomate, ahora que pienso es lo que me pasó ayer. Me encuentro con una vecina y me dice “Ay Lola, que carita tienes, qué te pasa” Y yo con mis lágrimas rodando al precipicio, la cuento, me abraza, nos despedimos y noto que alguien me toca la espalda. Me vuelvo y es otro vecino que me suelta “Lola no sé quién se te ha muerto, pero te acompaño el sentimiento” Voy yo y digo “Mi perro, se ha muerto mi perrillo” Y va el membriiiiiiiiiiiiiiiillo y me suelta “Ah, un perro” Y se va sin despedirse riéndose.
Me senté a llorar un rato por eso de llorar más cómoda y de repente apareció el gato más feo y tiñoso que he visto en mi vida y se pone a mirarme, ¡con una mirada tan conocida, tan de mi perrillo!, que me puse a hablar seriamente con él no fuera a ser que exista la reencarnación; en este mundo puede pasar de todo, de todo.
Pero en mi diálogo profundo, apareció mi Pepe. Me mira con mirada de sonámbulo y me dice”Lola, mujer, ahora desvariando con un gato”… Pero, ¡qué leche de bollitos! Si lo que falta en este mundo es diálogo, coña. Me puse de pie y me fui llorando andando que es más incómodo.

Yo, hoy, por si las moscas, voy a comprar una lata de sardinas y si veo al gato piojoso pues… Todas las criaturitas son de Dios, de Buda o cómo se llame, ¿a qué sí? ¡Ah! Prohibido llevarme la contraria pues tengo que lavarme mi pena aunque sea riéndome de mí misma.

2 comentarios:

Reina Letizia dijo...

No aguanto el membrillo. Prefiero el chocolate. El chocolate me da mucha alegría. Dala a tu Lola colate, como lo llamaban mis niñas cuando eran más peques.

Besos de Reina

Patty dijo...

No podría estar mejor explicado Lola, de verdad que me encanta como tomas la vida y nos comentas como si estuviéramos conversando, un beso :*