jueves, 21 de enero de 2010

LOLA Y LOS TORNILLOS

… ¡Me cago en San Periquirin de Australia! –Como semejante santo no existe, así no se puede dar nadie por ofendido-, me acaban de timar. Y lo peor es que me han timado con mi propio consentimiento, de cuerpo presente y asintiendo con la cabeza, aunque no con el corazón. ´Este me decía “No lo hagas Lola, te están tomando el pelo, encima de que tienes poco pelo y malo. Tanto tinte que te has echado encima ya estas medio calva, ya sabes, a la vejez, viruelas”… No le hice caso y me han tomado las hebras rubias colgantes de mis sesos. Y eso que llamé a Mari Pili para que me dijera el camino abreviado para que en vez de tomarme el pelo, me tomaran sólo las cejas, pero no me cogio el teléfono. Seguro que estaba con la Termomix de las narices en vez de hacer un curso de salvamento cerebral con las estupideces de su amiga que soy yo, la Lola.

Y ahora, cuando venga mi Pepe, a ver qué historia tártara le cuento para que no piense que convive con una gilipollas aunque ya lo debe de saber, ¿no? Pensamientos para que lo piense le he dado unos cuantos. Ahora me da igual, eh, porque la culpa es de este hombre que en vez de manos tiene muñones porque si tuviera manos con calculadora directamente conexionada con su cerebro que es grande y estructurado, a estas horas a mí no me habrían tomado el cabello, pero con sus muñones mandarle hacer algo es triturar tu destino, el de tus familiares, amigos y anexos… Por ejemplo, coge un vaso y, ¿qué hace la gente cuando coge un vaso? Pues cogerlo; él no, simplemente lo aprieta entre sus muñones y lo rompe. De ahí que tenga todo lo que él toca cojo, lesionado o directamente destruido, y yo me gaste los dineros comprando vasos… Encima, dice que tengo obsesión por comprar vasos. ¿Qué quiere, que bebamos con una cuchara?Por eso, por la culpa de sus muñones, hoy me han tomado la melena.

Claro, que todos estaréis pensando que si Pepe y sus muñones no me son válidos, pues que utilice a mis hijos… Es que mis hijos no tienen ni muñones, y cuando les pido auxilio se quitan las orejas para no oír a su madre.

Desde luego si hubiera tenido cerca de Paquito, ya sabéis, el insufrible marido de mi Mari Pili pues le hubiera dicho “Paquito, deja de dar la plasta a mi amiga y ayúdame”, porque Paquito, además de hacer las mejores paellas del mundo mundial, tiene manos - según mi amiga las usa poco-, pero cuando las usa, las usa sin utilizar la pesadez de su cerebro que es muy grande, sino con juicio bien condimentado del instrumento necesario para que lo que toca que está descuartizado vuelva a su ser, es decir, dejar de estar roto. Pero mi Paquito estaba en el pueblo…, y me han tomado las crines que me nacen en el cuero cabelludo.

Por cierto, ¿os he contado lo que me ha pasado?... es tan triste que no os quiero apenar… Aunque, qué leches, si no os lo cuento a vosotros que no me podéis llamar gilipollas, mas que nada porque estáis mudos, a quién se lo voy a contar que pueda entrar en el entendimiento de que soy carne de cañón de abusadores con premeditación y alevosía incandescente… Además, si llamo a Mari Pili, ya sé lo que me va a decir… ¿Qué me va a decir? Pues lo lógico y normal: Lola eres una gilipollas elevada al cuadrado por haber pagado ciento veintiún euros porque te pongan dos tornillos en la lavadora… Claro que yo la diré con una razón aplastante que la lavadora es como su dueña que la faltan los tornillos principales, pero como yo quiero mucho a mi lavadora no quiero que ella vaya sin tornillos como su ama… ¿Soy muy gilipollas verdad?... Ah, he pagado el IVA de los dos tornillos, soy muy legal.

miércoles, 20 de enero de 2010

ANIVERSARIO DE LOLA

Queridos amigos, para quien no lo leyo, asi comenzo, Lola, hoy es su aniversario...

¡Porca miseria, leñe!... Lo que era y en lo que me he convertido. No soy ni el prototipo de la sociedad actual, no figuro en los manuales. Antes sí. Estaba descerebrada y con múltiples síndromes: el de Mari Pili, Superwoman, Cenicienta…, pero dejé de trabajar y la sociedad dejó de rendirme tributo; me olvidó.

Soy un ama de casa histérica e histriónica.

Antes, tenía un jefe que me chupaba los sesos, me arrastraba por el asfalto doce horas al día en busca del autobús para llegar tarde a todos los lugares de mi vida pero, al final de mes, mi cuenta corriente se inflaba de una ridiculez de sueldo y en la SS existía mi nombre como ente independiente y con derechos. ¿Ahora?... Cada día más peripatética.


Soy muy mal hablada; digo palabrotas constantemente. Al pronunciarlas, siento como si mi impotencia se viera compensada al decir de una manera rotunda: “Tía puta, cabrón”etc… A mi Pepe – mi santo esposo- le pone de los nervios oírme hablar así. Dice que no es de personas educadas, ni es femenino, pero a mí a estas alturas, me importa un carajo ser educada y menos, ser femenina. ¿Para qué me sirve ser mujer?, ¿para ser una puta pringada toda la vida? Estoy hasta el moño de todo y de todos; pero claro, luego pienso en este hombre con el que me casé hace tantos años que ya ni me acuerdo, y me da pena, ¡es tan bueno! Él es, es… un hombre gris y cenizo, de hecho, trabaja en una funeraria, con eso digo todo. Serio, cauto, reflexivo, inteligente, cultísimo… Y yo, la alegría de la huerta, señores. Me he puesto el mundo por montera y me he fabricado mi propio espacio. Espacio ambivalente para que en cada ocasión, yo esté a la altura.... Ejerce de hombre (ya sabéis, de los que explotan a las mujeres, pero de manera sutil, y delicada) y, para colmo, se me ha quedado últimamente impotente, no del pene, que quede claro, sino emocionalmente. Al pobre le ha jodido una tía gorda en el trabajo y, en casa, la sección juvenil le ha metido una goleada mejor que la del Real Madrid. Lo de los monstruos compartidos, le he dicho que no se preocupe, que yo me encargo personalmente de ellos (¡Qué mal miento, dios!), pero el asunto de la gorda, no sé por dónde atacar. Me ha enseñado su foto y cuando la he visto he pensado -no dicho- ¡Date por jodido! Las mujeres somos víctimas, pero la que sale torcida… ¡Coño, coño, coño!


Y, hablando de todo un poco, ¿vosotros tenéis hijos en esa edad tan maravillosa que desequilibra a los padres? Yo recuerdo que si osaba subirme a las barbas de mi padre, me daba una leche que me dejaba como nueva. Vamos, a duras penas me movía en una semana, pero ahora, ¡no hijos no!, estáis muy equivocados, la situación es otra. Ellos no te piden permiso, lo has de pedir tú…, como os lo cuento. Pongo un ejemplo: me encanta recibir noticias de los amigos que viven fuera, y nos carteamos vía e-mail. Entonces yo tengo que decir al monstruo de turno:

-Peluche, si eres amable, -que jamás lo son, os informo de la primera realidad cruda- ¿me podrías dejar el ordenador?

-No tenía que hacer otra cosa.

Así que me tengo que resignar a levantarme a las seis treinta de la mañana, cuando los angelitos están aún dormidos, para escribir a mis amigos, pero mi dicha dura poco, porque a las siete, aparece un tío más grande que un castillo abrazado a su mascota de peluche, ¡manda huevos lo que hay que ver a esas horas!... Ellos son mayores y autodidactas, saben todo pero, de pronto, la niñez llama a sus puertas y no se pueden resistir.

La criatura me pide que no sea egoísta y le atienda porque tiene un gran problema. Como os podéis imaginar, tiro el ordenador y pongo toda mi atención -la que soy capaz a las siete de la mañana-, me quito las legañas de los ojos y le miro profundamente -antes me limpio los oídos para que nada distorsione el sonido- y espero expectante la confesión:

-Mamá, estoy obsesionado, no me lo puedo quitar de la cabeza y sé que me vas a decir que no, pero es que sueño con ello

-¿Qué te martiriza hijo?- pregunto inocentemente.

-Mamá, he visto unos calzoncillos de Kelvin Klein divinos, son muy caros, pero merecen la pena que te esfuerces en comprármelos. He pensado que dejes de comprar filetes durante dos semanas y con lo que te ahorras, puedes comprarlos; podemos comer mientras macarrones- ¡Qué generoso, el niño!, seremos en vez de los García, la familia Macarrón .
A duras penas me repongo del duro impacto que me ha producido la inquietud de mi primogénito, cuando me ataca de nuevo -noto que sus confesiones despiertan a mi estrés muy de mañana- y me dice:

-Mamá, ya sé que tú de elegancia y el vestir bien no tienes ni idea, el buen gusto te lo negó Dios- esta afirmación me jode; no por mi mal gusto, sino por meter a Dios en la pasarela Cibeles que de un momento a otro se va a convertir mi casa…

-Mamá, estoy indeciso, ¿qué me favorece más, el pantalón azul con la camisa pistacho, o con la verde musgo?... Espera, no seas impaciente -me está amenazando- me pongo ambas cosas y opinas- entonces comienza un desfile de modelos con tal rapidez que no asimilo el vestuario.

Por el rabillo del ojo miro el reloj que se acercan sus manecillas a las ocho; la tarifa plana de Internet se acaba… El reloj marca la hora mágica y la joya de mi niño sale disparado o llegará tarde a clase. Al fin, sola me digo, cuando una voz ronca, aguardentosa y desafinada me dice a la oreja:

-Buenos días, Madre.

Doy un salto del susto y me vuelvo. Es mi benjamín. Los pelos le caen lacios por la cara, parece el anticristo.

Con este panorama, termino cazando moscas… si no, al tiempo. Por mucho que me empeñe en ser como la masa incógnita que trasiega por el asfalto, se me ve venir de lejos. Tengo carisma, demasiado, pero si a eso añado que mis amigas están peor que yo, pues el resultado es una jaula de grillos tocando el ukelele y, en los descansos, tomando Limonchelo… Al menos somos originales, ¿no os parece?


Ellas son un abanico de posibilidades aunque quizá la que se lleve la palma es Mari Carmen seguida muy de cerca de mi alma gemela, Mari Pili. La primera defiende un sindicato, no sé de qué, la verdad, pero se la ve realizadísima y yo me alegro aunque el otro día me preocupó sobremanera cuando me dijo:

-Lola, si hicieras lo que yo, verías la vida con más colorido –hablaba con mucha vitalidad.

-Si tengo el arco iris, Mari Carmen, mis horas son un derroche de fantasía; lo que necesito es un poquito de monocromo para estabilizarme.

-Lola, escúchame: debes aprender a tener pensamientos ecológicos –segurísimo que había estado con el señor alcalde hablando de reciclar basura si no, no tenía explicación.

-¿Eh? No tengo sitio para colocar más basura y menos distribuirla en distintas bolsas.

-Ay, Lola, lo que te digo es que tienes que aprender a reconocer tus emociones y gestionarlas –esta criatura se había fumado un canuto…

-Vale, en cualquier ratito me pongo, tú tranquila. Hala, hija, ve con Dios… - colgué el teléfono; me dio mucha lástima una mujer tan estupenda hablando de reciclar pensamientos… Si es que lo que tengo que reciclar es… yo qué sé, no tenía ganas de pensar.


Al rato, llama Mari Pili… otra que…

-Lola, ¿vamos al mercadillo? Voy a devolver todo lo que me compré ayer, me he dado cuenta que no lo necesito.

-Ya, te entiendo, yo también lo quiero devolver.

-¿Te estaba mal?

-No, pero si lo devuelves tú, yo también. Además, me ha dicho Pepe que estoy viciada.

-¿Viciada de qué, Lola? Si es en el único lugar donde nos reímos… si ya sólo nos queda eso… Lola si nos lo quitan, ¿qué haremos? –la chica estaba angustiadísima de repente. Entonces reaccioné.

-Tranquila, siempre tendremos a nuestros maridos- mi tono no fue convincente porque dijo fulminante:

-Me suicido, Lola, que me suicido, ¿eh?

-Y yo contigo, Mari Pili – nos quedamos calladas, pero poco rato porque al segundo dijimos al unísono: “Vámonos al mercadillo cagando virutas”… Por supuesto, nos fuimos; volví como nueva… duró poco, sonó el teléfono:

-Lola, quiero un novio - ¡Joder…! era Pepita que, desde que se divorció, se siente trascendental.

-Pepita, estás muy zumbada, que lo sepas, me preocupas. Te dejo unos días a Pepe, ya verás qué bien. No tengo prisa… tú, hasta que se te pase el mono, bonita –como se quedó muda, colgué.


Menudo día… sonó de nuevo el teléfono:

-Lola, ahora mismo cuelgo la bandera de España en el balcón –era Monchita que le gusta mucho la decoración.

-Me parece una gran idea –le contesté-, Peluche tiene tres en su habitación, le cogeré una, la que tiene el torito.

-Lola, cuelga la auténtica, debemos defender España.

-Ay, Monchita, que no me entero, ¿es que pasa algo?

-¿Qué si pasa, Lola? Que nos disgregan Lola, que nos machacan…

-Ay, Jesús, qué disgusto. Te dejo, voy a forrar la casa entera…


No obstante, entre tanta llamada, echaba de menos a Pichu, seguramente estaría conduciendo, se pasa el día montada en el coche subiendo y bajando niños, para mí que tiene complejo de taxista. Así que la llamé:

-¿Qué haces, Pichu? –es perfecta, según mis hijos, qué asco… Y yo, la jorobada de “Notre Dame”, no te jode.

-Estoy con “la mixmix” –es la máquina infernal que vende Mari Pili cuando no está en el mercadillo-, tengo las dos a pleno rendimiento; he hecho las comidas hasta el 2007… -pobrecilla se le habrá quedado cara de hortaliza con tanto guiso.

-Pichu, deja de cocinar, bonita, es mejor que nos dediquemos a jugar al Bright.

-Lola, si no sabemos jugar.

-Pues al parchís, qué más da, Pichu, pero deja ya el aparato ese, hija, vas a enloquecer…

… ¿Estamos o no estamos más sonadas que el ukelele? Al borde de un ataque de nervios, diría yo… En fin, os dejo, me voy a poner en posición de loto un ratito… Tranquilos, no todas las mujeres están así, sólo unas pocas… redondeando un 98%, nada más.


Por cierto, no os he dicho que me llamo Dolores, pero llamadme Lola; tiene más personalidad, carisma, como que suena a mujer segura y equilibrada, que sabe lo que ha de hacer en cada momento sin que se le mueva una pestaña de su sitio.


martes, 19 de enero de 2010

LOLA Y SUS ADORABLES VECINAS

Hola… Soy Lola.

¡Joder! Esto de vivir revueltos los unos con los otros y Dios en casa de ninguno, es muy tomate. No quiero criticar y no lo voy a hacer; cortaré un par de trajes, no más. He hecho un cursillo acelerado de patronaje este verano y vosotros sois los idóneos para que apreciéis mis dotes. Como estáis mudos, puedo largar hasta haber echado la última bilis. Si para colmo, lo que os cuento, lo lee alguna vecina, mejor que mejor; me tienen hasta el último pelo del moño.

Mi Pepe, siempre tan prudente, no deja despacharme a gusto, me lo tiene tajantemente prohibido. Él observando, tomando nota. Jamás emite un juicio ni poniéndole un sacacorchos en el culo. Todo se lo queda para él ¡Qué egoísta! Con lo bueno y sabroso que es compartir. Tiene que entender que yo soy lo que soy: pura expresividad. ¿Acaso me imagináis muda? Pues no. Necesito compartir con alguien la mala leche que me producen ciertas convivencias vecinales que caen en el surrealismo vodevil hasta llegar a pensar que lo mejor que le puede pasar a una es vivir sola con uno misma mismamente, y olvidarse de la gentuza que da vidilla a la mala leche.


Normalmente yo no pienso, lo hace mi Pepe por los dos; tiene mucho cabezón. ¿Para que voy a gastar de lo mío? Es muy importante ser ahorrador para cuando lleguen los tiempos de vacas flacas, tener remanentes. Pero esta vez, se ha negado a pensar ni un minuto en esta comunidad que padecemos. Y, claro, lo tengo que hacer yo.


A la primera conclusión que he llegado es que hay mucha peripatética suelta. Normalmente son mujeres. Los hombres son más inocentes: la cagan directamente sin dar la vuelta al ruedo, y la mierda sacude a todo el mundo de una vez. Pero a la mujer, Dios no le dio el don de la inocencia. Son como los tornillos tuerca: para encajar, han de dar antes miles de vueltas y, cuando han llegado al final, van y te espachurran contra la pared. Yo no soy así, ni mis amigas Mari Pili, Panchita la Licores. Las cuatro somos unas benditas, la excepción que confirma la regla. Yo, si pienso que eres una hija de puta, voy y te lo digo, ¿para que voy a estar dándolo vueltas? Hay que ahorrar tiempo y energías.


Panchita, mujer serena donde las haya, es muy digna y dice que ella no se da por aludida a los desagravios y que no hace daño quien quiere sino quien puede ¡Es cojonuda, la tía! Por eso es amiga mía. Lo triste es que no “me se” pega su sabiduría; soy como los chubasqueros: impermeable.


Licores, es de esa raza que no se hace, sino que nace con ella puesta; genio y figura hasta la sepultura. Luego la pobre llora, pero la nobleza obliga, y ella, que es mucha mujer, no se la nota que le han pisado el juanete y se caga en silencio en los muertos más frescos de la mala gente. Y Mari Pili, que os voy a decir de ella que no sepáis; es coetánea a Santo Jo. Decididamente somos cuatro mujeres bestiales, ¿a qué sí? Además, pienso que ser mala, pero mala de verdad, cansa mucho y desgasta. Estar todo el rato pensando cómo puedo putear al prójimo, retorciendo y estrangulando la realidad, tiene que ser de lo más cansino, ¿no creéis?


Ay, dejadme que respire. La impotencia me acogota… Ya.


Bueno, a lo que iba: el problema de las mujeres peripatéticas es la envidia, las horas de asueto que tienen para descuartizar al vecino inmediato.


Dicen que los gordos, lo bueno que tienen, es su carácter afable ¡Y un mierda! Yo me he encontrado a dos gordas y las dos me han jodido viva: la jefa de mi santo Pepe que la ha padecido hasta erizarle la calva ¡Oj, qué horror! Si hasta soñaba con ella. A Dios, gracias, su porquería la mató.


La otra gorda es mi vecina Asunción. Mucho tomate para digerirlo de una sentada ¡Redíos, qué mala es! Va de tres C: caritativa, cariñosa y condescendiente. Te pasa la mano por el lomo, te presta una cebolla, te invita a higos porque saben que te pierdes por ellos. Te regala charlas estupendas, de tal forma, que cuando te das cuenta, le estás narrando cuando fue el último coito con tu marido. Te saca hasta las anginas si te descuidas. Te maneja con el disfraz de la buena samaritana, tú cantando La Travista y ya, una vez que te ha chupado la sangre, va y te da una patada. Soy tan buena, bueno, eso no, sino… soy tan gilipollas que hasta que no me duele el culo no me doy cuenta del patadón que me acaba de propinar ¡Es que no aprenderé en la vida, coño! Pero lo tomate es que soy desmemoriada, mi cerebro es tan limpio, que borra todo y, claro, a los dos meses vuelvo a que me atornille, la tía guarra.


Luego está mi vecina, La Negra- no tengo nada contra la raza negra, ojito al dato. Es que está tan renegrida de toda la mierda que lleva encima-. Te mira en un no mirar, clavando su pupila en tu pupila azul, como diciéndote: “Como te muevas, te extermino”… Seguro que es nazi. Es la clase de mujer que ha ascendido- visceralmente hablando, ha subido los peldaños del soborno y parece que manda, que tiene, pero en realidad, se pudre en la miseria-. Cuando la veo, me giro para no toparme con el demonio. Pero, claro, mi pena es aún mayor cuando me percato que me acaba de poner una sonrisa y yo voy y le sonrío también. La educación me mata. Si mi madre no me hubiera llevado a un colegio de pago, sería seguramente tan guarra como ellas ¡Qué placer!, ¿verdad?


Me da rabia, leches, que haya tanta gente mala gratuitamente con alevosía y premeditación, por el mero placer de hacer daño, con el don oculto de manejar a otros para que sigan haciendo daño por ellos, pisen cogotes ajenos y luego se rían y digan que no han sido ellos sino los otros.


Mi padre tenía un dicho que está para consolar- sin sexo- aunque a mí misma mismamente no me consuele en absoluto, que versa lo siguiente: “Todo cerdo tiene su San Martín” Pero hasta que llega Martín con la guadaña, los cerdos han dejado cadáveres por doquier, ¿a qué sí?


La envidia, si crece rabiosa, es dañina y mala consejera. Ahí tengo a mi vecina Leticia, que va de Letizia con Z, que se pone como el mismísimo árbol de santa Claus para que todos veamos que tiene mucho y de todo, y luego su vida es tan mísera, retorcida y oscura, que no enciende la luz para no verse. Nada que ver con mi vecina La Cacharros; esa es tonta del culo desde su bautizo. Todo el día hablando de yates y no tiene ni una barquita hinchable… ay que joderse. Yo misma soy envidiosa de altos vuelos: de la mismísima Angelina Jolie y sus morros. De hecho, me compro barras labiales, que hacen el efecto óptico de inflarte tu boquita de piñón. Y digo yo: “¿A quién puñetas hago daño?” A nadie, ni siquiera a Angelina que no tiene el placer de conocerme.


Entiendo a mi Pepe que se desespere conmigo; soy imposible. Dice que sufro gratuitamente y que cuando tenga que sufrir de verdad, no me va a quedar sufrimiento en la despensa. Como siempre, tiene razón pero cuando una es genio y figura, es hasta que se muere, pero ya veréis cuando me reencarne. Seré avispa, de las que pican. Iré y me pondré morada en los culos de las dos gordas y en el de la negra, y en el de Leticia, y en el de la Cacharros y en el que “me se” ponga por delante… Ya veréis. No se podrán sentar en siete años. Seré “Lola, la avispa justiciera” que pica y jode pero no mata. Porque si mato, a ver ¿cómo voy a seguir jodiendo? Se me acaba el chollo y encima voy a la cárcel… Y un jamón. Por indeseables, no pierdo mi estupenda libertad, autoestima, equilibrio psíquico, paciencia, tiempo, mala leche y todo lo que lleva implícito ser persona con mayúsculas. Así que acabo de decidir, si os parece bien, que como ya me he desahogado, que las den por el mismísimo trasero, que yo, vuestra Lola, he nacido para ser buena gente… he dicho.


PD. Un poquito de por favor: no las contéis a mis vecinas que yo digo que son unas cabronas. Lo son, no hay duda, tengo pruebas, me reafirmo… Ayyyyyyyyyy, qué mala y deslenguada soy; no siento arrepentimiento ¡Cachis! Bueno, en la otra vida seré más mejor.

¡Ah!, hoy he hablado mucho, ¿verdad?


sábado, 16 de enero de 2010

LOLA Y LOS PATITOS

-No me jodas, Madre, no me jodas…

-¿Qué te pasa, AntiCristo, quién te hace sufrir?

-Tú, Madre, tú.

-¿Yooo? Pero si no hay ser animado de dos patas que te quiera más que yo.

-Pues para esto, prefiero un inanimado de cuatro patas, madre. ¿Tú me has visto la cara que tengo?

-Guapísimo, hijo, guapísimo, igual que tu madre. Porque no te engañes, salimos a la rama décima quinta descendientes del Mío Cid por lo menos.

-¿Madre, te estás quedando conmigo?

-Eso, jamás, hijo, jamás.

-Madre, ¿cuántos años crees que tengo? No hagas mal las cuentas que soy consciente de que soy mayor que mi madre.

-Pues a ver…, déjame que me quite los míos, los reparta entre tú y tu padre, más los que regalo a Peluche tienes… dos más cinco, menos veintisiete, más sesenta dividido entre… Tienes veinte, hijo.

-Entonces, Madre, si tengo veinte años, dime, por favor, ¿por qué me has decorado con patitos el cuarto de baño? Póntelos tú, madre que aún no has nacido según tu calendario, coño…

-… Hijo, ¿es que acaso no te gustan la recua de patitos amarillos para el cepillo de dientes, jabón, peine, escobilla y papel higiénico que te he traído con todo mi amor del pueblo? Pues fíjate, ha sido adquirido con el asesoramiento de la tía Mari Pili que ya sabes que tiene un gusto exquisito.

-Otra chalada, Madre. Estáis las dos como dos sonajeros. No quiero patos, Madre… Dáselos a Peluche.

-No, no, hijo, Peluche tiene su recua de patitos, también, pero en rosa…

-¿En rosa, Madre, para mi hermano?... Oye, ¿y Mari Pili no ha comprado patitos para Luisito?

-Ah, pues no sé. Espera que la llamo… ¿Mari Pili? Soy Lola. ¿Eres tú?

-No. Soy mi doble.

-Oye, ¿tú sabes si tu original tiene patitos?

-Tengo un pato, es feo y se llama Paquito.

-¡Qué pena!, aunque, fíjate, nunca he visto a Paquito con cara de pato. De oca, sí, pero de pato…

-Lola, estoy haciendo la comida. ¿Qué quieres?

-Pues que dice AntiCristo que no quiere los patitos, que él ya es mayor, ¡qué descerebrado!, sale a su padre, ¿verdad?

-No, Lola, sale a ti, es cagadito.

-Pues será cagadito a mí, pero dice que no hace caca con el papel de patitos. ¿Tú qué harías en mi lugar, Mari Pili?

-Cortar por lo sano. Ahoga a los patos, Lola.

-¿Y eso es cortar por lo sano, Mari Pili?... Que sepas que eres una Barbie geriátrica asesina. Pobres patos, cómo los voy a matar.

-En tonces, tíralos por la ventana, Lola.

-¿Sí? ¿Eso no es asesinato en cuarto grado de asesina compulsiva? Claro, los patos vuelan, ¿no, Mari Pili?

-Rotundamente sí, Lola, un si rotundo a todo.

-Espera… ya, Mari Pili.

-¿Ya qué, Lola?

-Ya he tirado los patitos rosas y los amarillos, ya estan volando… Bueno, me he quedado con uno de recuerdo, le metere en una jaula.

-Lola… ¿Pero qué has hecho?

-Anda, ésta, pues lo que me has dicho. Ay, espera que llaman a la puerta.

-… Lola, llama a la policía, me han hecho una brecha. Me ha caído una lluvia de patos en la cabeza, pero cuando descubra quién lo ha hecho…

-Tranquilo, Pepe, tranquilo. Ven que te curo... Pobrecito mio que se le ha quedado cara pato y encima feo... Mari pili me ha engañado, los patos no vuelan, tienen caida libre.

viernes, 15 de enero de 2010

LOLA Y LAS MANZANAS DE MARI PILI

-Loooooooola, dame un beso, qué alegría verte, cuánto te he echado de menos… ¿Qué haces?
-Estoy leyendo un email de mi amigo Vinicius.
-A ver… Lola, ahí no pone Vinicius, pone Albino.
-Lo dirás tú. Pone Vinicius, es periodista y trabaja en el Sursuncorda.
-Lola que aún sé leer, eh, y pone Albino, es periodista y trabaja en la agencia EFE.
-Por Dios, Mari Pili, pone Vinicius y trabaja en la agencia Pepe.
-Lola, ponte las gafas ahora mismo.
-¿Para qué? Sabes que leo del derecho y del revés.
-Lola sin gafas lees del revés. Pone Albino.
-Mira, hoy tengo un día excelente y no me lo va a amargar mentecatas como tú. Si quieres que le rebauticemos a mi amigo, le llamamos Albino y punto pelota.
-No, Lola, yo no bautizo a nadie. Se llama Albino y punto redondo… ¿Qué dice Albino?
-Vinicius me dice que este año es el año santo de Campaspero y que hagamos la ruta del colorado.
-A ver… Lola, pone que es el año santo compostelano.
-Mari Pili, ¿acaso me estás insinuando que no sé lo que pone?
-Lola, si te pusieras las gafas, tal vez, verías la vida, leerías correctamente. Así, de esa guisa, sólo sobas, insinúas o te inventas las cosas que es lo que mayormente haces…
-¿Insinuarme yo a ti con lo vista que te tengo? ¿Inventarme yo? Veo correctamente y cuento lo que veo, ni más ni menos
-¿Ah, sí? Pues dime qué llevo puesto…
-A ver… Pareces el gato con botas, llevas dos manzanas raquíticas colgadas en las orejas, una blusa negra llena de manchas de grasa, a ver si pones la lavadora, guapa, y un medallón que pareces una obispa.
-Lola, ¿dónde tienes las gafas?
-Ni idea, pero tengo las de Pepe, espera que me las pongo… ¡Uy, Mari Pili!, qué escuchimizada te veo, en cambio, las manzanas de las orejas han engordado… Qué cosas, verdad, tiene el ver…
-Las gafas de Pepe no valen, él es bisojo. Tú, directamente no ves.
-Vaaale, acepto lata de bonito en aceite como sartén para freír huevos fritos… Déjame tus gafas.
-Mis gafas no te valen. Busca las tuyas.
-Déjame las tuyas, coña. Trae… ¡Uy!, desgracia, desgracia, no veo. ¿Pero qué llevas en los ojos puesto, Mari Pili?
-Miiis gafas. Anda, déjalo, leeré yo el correo de tu amigo Vinicius.
-¿Pero no decías que se llamaba Albino? ¿te das cuenta? No sabes ni leer.
-Lola, Lola, no me tientes… A ver, dice que hagamos el camino de Santiago, que nos espera en el pórtico y nos invita a una mariscada.
-…Mari Pili, ¿por qué llevas dos manzanas raquíticas en las orejas?
-¿Me estás escuchando lo que te he leído? Y no son manzanas, son perlas con un rabito, pesada… Qué bien, nos comeremos una mariscada, Lola, qué estupendo es Vinicius.
-…Albino, Mari Pili, y la mariscada me la como yo. Tú ya tienes las manzanas con rabito.
-¿Lola, para eso te hago yo de lazarillo?
-No puedo llevar a mi lado un lazarillo que no se lava. Mira qué blusa llevas llena de lamparones. Por Dios, San Anacleto, llévate a mi amiga a una lavandería. Toma un euro y que la frieguen bien.
-Lola, no dudes de mi capacidad de limpieza. Antes de salir de casa siempre me hecho abrillantador. Mi camisa es de seda marrón y lleva sombras de color beis… Ah, y no llevo manzanas con rabos en las orejas. Son perlas de Missisipi con rabitos dorados.
-… ¿Manzanas con rabos de cigala del Missisipi, has dicho? Anda que no eres historiada, hija…
-Y tú ciega, sorda y sin entendederas… Bueno, ¿hacemos o no el camino de Campoaspero?
-Compostelano, Magui Pili, que con las manzanas ya ni te enteras.

miércoles, 13 de enero de 2010

LOLA Y MARI PILI ESPÍAS

-Qué lugar más romántico, ¿verdad, Mari Pili?
-Sí, mucho. Lo que no me explico qué hacemos tú y yo aquí.
-Anda ésta, pues que somos la llama de una vela a media luz.
-¿Llama dices? Más bien humo.
-Ay… Agáchate, no te vuelvas, mira…
-Lola defínete. ¿Me agacho, miro, no miro?
-Haz todo, pero en orden.
-¿Qué pasa?
-Está ahí Peluche, ¡morreándose con una!
-¿Dónde, cuándo, cómo?
-Mira, mira, la toca la nariz… ¡Y a una desconocida, Mari Pili!
-Bueno, desconocida para ti, pero no para él… ¿Sólo la toca la nariz, nada más o la mete mano?
-¿De dónde la habrá sacado?
-Del mercadillo, Lola.
-¿Mi niño en un mercadillo? Si sus actos son los de un marqués. ¿Qué pinta un marqués en un mercadillo?
-A veces la nobleza desciende a los estratos más bajos.
-¿Para qué?
-Pues para ver el mundo real, Lola.
-Ah… Un momento, voy a consultar a Pepe… Pepe, soy Lola.
-¿Por qué hablas tan bajo?
-Calla y escucha… ¿Dirás Pepe?
-No digo, dime tú.
-Una gran desgracia, Pepe… Pobre chica.
-Pobre chica, ¿quién, Lola?
-Pues la desconocida, no sabe con quién se morrea.
-¿Quién se morrea?
-Ay, Pepe, preguntas todo. Peluche, Pepe, Peluche.
-Ah.
-¿Sólo se te ocurre decir ah? Tenemos el deber de advertirla, Pepe.
-Lola, ¿cuántas veces te he dicho que no te metas donde nadie te llama? Ya ves lo que es tu madre, nunca se metió
-Pues muy mal. Me tenía que haber advertido quién eras tú.
-Oye Lola, ¿seguro que es Peluche?
-Espera… Mari Pili, dice Pepe que si estamos seguras de que es Peluche.
-Dile que no tengo gafas, se me han olvidado en casa.
-Pepe…
-Ya la he oído. ¿Tú te has puesto las gafas, Lola?
-Sabes que nunca las llevo, Pepe.
-¿Cómo, carajos, vas a saber que es Peluche si no ves? Acércate, seguro que es una momia en vez de tu hijo.
-Ahora voy, Pepe, pero debemos prohibir ese noviazgo, Pepe, estamos en crisis.
-¿Qué tiene que ver el culo con las témporas, Lola?
-Mucho, hay que ahorrar de todo, hasta las energías y el amor.
-Lola, te dejo, hay mucho trabajo.
-Pepe, si estamos llegando a la recesión, ¿aún tienes mucho trabajo?
-Lola, La gente se sigue muriendo y con los sustos de la bolsa, más.
-Es verdad, Pepe, se me había olvidado que eres enterrador.
-Lola, trabajo en una funeraria, no entierro a nadie.
-Vale, vale, Pepe, yo ya me entiendo… ¡Adiós, querido!... Mari Pili vamos a acercarnos
-¿A dónde?
-A ver a Peluche y hablamos con la chica. Tú la dices que vuelva en un par de años, bueno, cuando haya acabado la crisis.
-Lola, no es mi hijo, no es mi nuera. Habla tú y que te odie la desconocida, que sepa como es su futura suegra… Pobre muchacha, la que la ha caído encima.
-¿Qué dices, Mari Pili?
-Nada, nada. Lola. Vamos… Lola, ay, ¿estás viendo lo mismo que yo?
-Ay, sí, Mari Pili… Oye, no contemos a nadie esto, ¿vale? Nos perjudicaría mucho.
-Sí, desde luego. No podemos decir que confundimos a Peluche con un anciano.
-Pobre anciano, se cae a cachos y está solo, ¿de dónde sacaríamos que se estaba morreando con una chica, Lola?
-Yo, que sé, Mari Pili, es inútil pensar, aceptémonos como somos, es lo mejor.
-¡Amén, Lola!

lunes, 11 de enero de 2010

LOLA Y SU TERMOMIX CASERA

· Me cago en todo lo que se menea. Otra vez…

· Lola, esa lengua. ¿Qué puñetas te pasa?

· Mari Pili vigila tu diccionario y habla con propiedad sinfónica. Puñeta es una puntilla que se pone a la bocamanga…

-… O molestar, fastidiar, Loooola.

· Cada vez eres más calcada a mi Pepe. ¿No te has dado cuenta que los redichos dais nauseas?

· Déjalo, siempre has de quedar de pie.

· Claro, sentada, engordo… Se me ha vuelto a pegar la jodía besamel en mi maravillosa cazuela.

· Tienes una lengua de estropajo. ¿Por qué de cada dos palabras, una y media dices tacos?

· Muy sencillo, Mari Pili, me desinfectan la mala leche y la impotencia.

· Si te hubieras comprado una Termomix…

· Pues la estaría llamando hija puta todo el día Mari Pili.

· ¿A mi mega máquina? Si es perfecta…

· Ahí, ahí duele, Mari Pili. No aguanto la perfección. Todo ha de ser imperfecto, irregular y bombeado como yo. Ya ves tú, si fueras ideal de la muerte no estarías conmigo, eso te lo aseguro.

· Anda, ¿y por qué?

· Porque tu luz, apagaría mis estupideces, hija.

· Envidiosa… Bueno, ¿me vas a comprar mi Termomix ahora que se te ha quemado, al fin tu mega cazuela?

· No, vamos que ni de coña. Ahora la friego, la restriego, la pulo y ¡voilá!, nuevamente en funcionamiento… Es como yo, trés, trés merveilleuse, Magui Pili…

· ¡Hala!, ya estamos de nuevo con la vena francesa.

· Vaaale, te hablaré en la lengua de Colón y de Cervantes. Por cierto, ¿tú sabes en que lengua habla el último premio Nobel de física y química?

· ¿Eh? Ni idea… ¿Desde cuándo te interesan esas cosas, Lola? ¿Vas a llevar a los Nobel a tu cazuela?

· Menos coña, sargenta Fernández. Es que me estoy acordando que mañana se examina AntiCristo y seguro que le podía echar un cable. Si supiera su idioma le llamaba en un momentin a ver si le podía enchufar. El que no tiene padrino, no se bautiza, ya sabes…

· Oye Lola, cada vez te pareces más a Gila, ¿no serás una prima suya? Llámale, seguro que quiere ser el padrino del niño, al menos en el examen se reirán.

· ¿A quién llamo, a Gila o al Nobel? Te advierto que tengo mucha amistad con el rey sueco, si le llamo, me dirá el idioma.

· ¿De qué conoces al rey de Suecolandia?

· Anda, casi todas las semanas le veo en las revistas. Me cuenta todos los pormenores de lo que sucede en palacio.

· … Lola…

· ¿Qué, Mein liebes Fräulein?

· ¿Pero ahora en qué me hablas?

· En alemán. De todas formas, qué más da en qué te hable, si hoy no me sigues, fräulein Magui Pili

· … Es cierto, me estás trastornando. Creo que me voy a mi casa.

· Ni de coña te vas. ¿No ves que está nevando y te espatarras… Y si te espatarras o espatarrieses, ¿quién me iba a aguantar en mi estado puro?

· Me voy aunque me espatarre y se me achique el pecho ¡Adiós, Lola!

· ¡Arrevoire, Magui Pili!

¡Puerca miseria!, todos me dejan, menos mal que tengo mi cazuela, ésta nunca falla.



sábado, 9 de enero de 2010

LOLA Y EL VIBRADOR

-Magui Pili, dime una cosita…

-¿Qué?

-¿Por qué tú sabes y yo no sé?

-¿Ah, sí? Y supuestamente, ¿qué es lo que sé, Lola, que tú no sabes?

-Además de todo, sin llegar, claro, a ser una enciclopedia de seiscientos tomos como tu Paquito que, de ahí, está en posesión de la verdad, eres el libro gordo de Lola.

-Pero si siempre me estás llamando esmirriada, Lola.

-… De cuerpo, pero no de mente. Y lo del cuerpo, no te engañes, es envidia.

-¿Qué te has bebido? Sabes que no toleras el alcohol.

-…Dos vasos de Cola Cao.

-El cacao es sano, te ha limpiado la lengua.

-Será… Oye, estoy deprimida, este chisme me supera. No vibra.

-¿Qué chisme, Lola?... ¿Te has comprado un vibrador?

-… Me lo han traído los reyes majos, pero las instrucciones vienen en checo.

-¿Ves? Te lo dije, los Reyes Magos no existen. Ellos nunca traerían vibradores… Y no sé checo.

-Ya empezamos, Mari Pili. Los Reyes magos existen porque no me han traído un costurero sino un vibrador, eso sí, checo. Nada hay perfecto.

-A lo mejor tus reyes vienen de Checolandia… Trae el vibrador.

-¿Lo sabes usar?

-Y yo qué sé, Lola. Soy de la generación manual, pero con perseverancia…

-¿Con perseverancia, qué, Mari Pili?

-Dame el jodío chisme y vemos qué podemos hacer…

-¿Pero tú crees que le harás vibrar? Dicen que suenan de puta madre.

-¡Anda! ¿Lleva música incorporada o sólo lamentos y pulsaciones aceleradas?

-Lo lógico es que suene y al sonar, tú bailes…

-Bailar… ¿En dónde, en la cama?

-O en la calle, si quieres, Mari Pili. No me seas retrógrada.

-Lola, ¿pero cómo vas a llevar un vibrador por la calle? No vuelvas a tomar Cola Cao.

-Mira, te fijas en el metro, en el autobús y todo el mundo lleva el vibrador colocado.

-¿Sí? ¿Y qué hacen?

-Pues, ¿qué van a hacer, Mari Pili? Mover la cabeza o los pies, según…

-¿Y no chillan, ni gritan, ni sufren espasmos?

-Van mudos, concentrados.

-¡Ah!... Yo pensé que esos chismes daban otras sensaciones. ¡Va!, prefiero mis reyes.

-Qué reyes ni que niño muerto. Si no crees, no crees y no te traen nada, Mari Pili.

-Y un jamón de bellota. Yo he tenido regalazos y no te los cuento porque vas y lo cuentas, Lola, eres una chismosa.

-Eso ya lo dice mi Pepe, no hace falta que también lo digas tú… ¿Bueno me ayudas o no?

-Sí… Saca el vibrador. ¿Tiene pilas?

-No lleva, se enchufa a la red.

-¿Y si me electrocuto?

-Pues te gastas una de tus vidas de gata… Venga, toma…

-¿Pero qué me das, Lola?

-Pues el vibrador, Mari Pili.

-Esto no es un vibrador.

-¿Y por qué sabes que no es un vibrador? ¿Cuántos has visto en tu vida?

-Cientos, millones, Lola y esto no es un vibrador.

-¿Ah, no? Entonces, ¿qué es, señorita sabelotodo?

-Un Ipod, Lola, un Ipod, hija…

-¿Ves, Mari Pili cómo sabes todo y de todo? A ver, explícame mi vibrador musical…

jueves, 7 de enero de 2010

LOLA DECORADORA

Hola, estoy solita… Mari Pili se ha ido de rebajas, a descambiar lo ya descambiado. Así se pasa las rebajas, con una sola prenda va y viene hasta que finiquitan las rebajas, y la devuelve definitivamente. Total, no se ha gastado nada y ha estado entretenida; mi amiga es la leche de lista.
Mientras ella vuelve, os voy a dar unas nociones de decoración ya que soy una experta en la materia aunque los hechos demuestren lo contrario, pero es que las apariencias engañan ¿eh? Siempre, antes de juzgarme, id a mi trastienda y comprobaréis que estoy plagadita de buenas intenciones y que el buen gusto me avala. Eso sí, no preguntéis a mi cuñada la roja, la impresentable, la descarada... dice la tía que mi decoración la produce claustrofobia, que no decoro, que abigarro el ambiente. Tranquilos, no hago caso ni a ella ni a mi Pepe, el eterno amante de las superficies vacías ¡El tío está frustrado conmigo! Según camina se va dando golpes con todo lo que encuentra, dice que soy la reina del chisme, que no tiene espacio para caminar (teníais que ir a casa de Mari Pili tiene un aparador de ocho por veintisiete en el pasillo; si quieres ir al baño, tienes que trepar por el aparador y la queda divino de la muerte)
¡Salte a la calle chiquillo, que Madrid es muy grande! Pero no, se empeña en andar por casa y claro, a mí me gusta aprovechar los espacios, dar utilidad a todo. He de reconocer que no me gusta el minimalísmo y sí, el estilo inglés con matices “lolahilos” y lo más importante, amigos: sin gastarme dinero. ¿Cómo lo hago? Tomad nota por favor, os pongo un ejemplo:
Estaba yo pensando en que -¡Dios, qué patética soy!- aunque no estaría mal es que cuando dice mi Pepe “Lola no pienses, que la cagas” procurara seguir sus consejos, pero es que no puedo, tengo mucha cabeza ¿cómo voy a desperdiciar tanto talento que hay en mi encefalograma plano? Así que la cagué una vez más ¡Joder, entendedme! Si hay un problema acuciante en vuestras familias ¿qué hacéis? Pues buscar soluciones; justamente lo que yo hice. Os cuento...
Era medianoche cuando me viene Peluche consternado y me dice “ A partir de mañana ya no podré ir más a la universidad” “¿Qué te pasa, qué mal mayor te impide que la cultura sensibilice tu cerebro despeñado?” Pregunté preocupada; ahora bien, os voy a hacer una confesión: a estas alturas de la película, ya no me altero tanto como antaño ante las confesiones de mis joyitas, sé que el trasfondo es más liviano, así que esperé a conocer más pormenores para comenzar a alterarme “No tengo nada que ponerme, estoy desnudo” Miré y taparrabos llevaba; mi niño es que es muy exagerado así que le mandé a la cama con la solemne promesa que subsanaríamos su desnudez ante el mundo cruel. Heteme aquí que el despertador suena y mi Peluche me ataca, esta vez, me pilla descolocada o dormida, según se mire “Mamá, necesito un armario, no tengo sitio para guardar tanta ropa” Mi subconsciente gritaba ¡Milagro, milagro! El taparrabos durante la noche se había multiplicado como los panes y los peces en Galilea, en esta ocasión, en casa de los García. Pero claro, si mi joya ya tenía ropa para ir a clase y no tenía dónde guardarla, era un problema ¿no? Menos mal que mi cabecita loca, pero con juicio a pesar de lo que mi Pepe diga, tuvo una genial idea y la puse en práctica por supuesto. Al principio Petronio decía “Pero mamá, si nos ve alguien conocido, yo me muero” ¿Morirse mi joya? Ni de coña, ha salido a su madre, con más vidas que un gato. Para tranquilizarle, nos pusimos unos pasamontañas ¡Ay qué pintas, Dios! Según bajábamos, la vecina del 3ºA me dijo “Buenos días Lola” “¿Ves mamá? Ni con pasamontañas; nos han conocido” No me inmuté, ¿para qué? Me sentía ridícula así vestida pero iba a solucionar un tema con lo cual los medios justificaban mi ridiculez. Dos calles más abajo se hallaba una linda cómoda abandonada, pero parecía que ya tenía dueño ya que estaba un gitano supervisándola con rigor. Le dejé que lo hiciera aunque por el rabillo del ojo siguiera sus pasos uno a uno hasta que manifesté a Peluche ¡Es una mierda esa cómoda! El gitano, va y me dice “Señora, es de estilo neoclásico, es mu guena, se la vendo” Voy yo y le contesto “Oye chaaacho, tú a mí no me engañas, eso no vale ná” Mi Peluche se ponía nerviosito por momentos “Mamá, vamonos de aquí”, pero yo me había empecinado con aquel armatoste que no sé si sería neoclásico, ahora, fea de narices, pero cabían de cosas... “Payo, di a tu máma que compre esta joya; 10€ y es tuya paya y te regalo unos malocotones” ¡Por fin había conseguido un chollazo! Un mueble antiguo y un kilo de melocotones por 10€ ¿A qué Lola compra de puta madre? Peluche seguía dándome la vara “Mamá, Papá siempre dice que confundes lo viejo con lo antiguo, además, estamos en febrero, no es época de melocotones” pero yo no le escuchaba, saqué el monedero y ¡Oh, desgracia! Sólo tenía 4€ ¡Menos mal! El gitano se fue zumbando y nosotros nos quedamos con una bolsa de naranjas, Peluche llevaba razón en el asunto de “los malocotones” y me temo que con la cómoda, también. Antigua no sé si lo sería, buena, sí ¡La madre que la parió, cómo pesaba! pero, como era tan antigua la pobre, se nos fue desarmando por el camino y, cuando llegamos a casa, sólo estaban intactas las naranjas ¡Qué sofocos para subir ese muerto hasta un quinto piso! Vino hasta el portero a ayudarnos y me hizo una recomendación “Señora Lola, quítese el pasamontañas, verá mejor los escalones” y era verdad, pero claro, me lo dijo cuando llegábamos al cuarto piso y tenía las piernas magulladas de cardenales.
Nos costó lo que no está escrito colocar semejante muerto, pero lo malo es que por el camino habíamos perdido algún trocillo de madera; Peluche volvió a bajar corriendo a recuperarlos ¡Lástima vivir en una ciudad tan limpia! Los barrenderos habían limpiado la calle y se llevaron los restos de la antigüedad neoclásica ¿Qué hacer entonces? El positivismo invade mi espíritu, lo negativo lo dejé para cuando llegara mi Pepe y lo utilizara convenientemente. Fui a la frutería para que me diera una caja de las de madera y tapar los agujeros. Reconozco que ¡Vaya mierda de cómoda! Pero, por mis muertos que yo aquel trasto no lo volvía a bajar a la calle, comprendedme, estaba magullada, además, es cuestión de acostumbrarse, yo después de días, hasta la veo, bonita no, sí, decorativa y que hace su apaño aunque se cuele la ropa de un cajón a otro.

Esta noche, mi Pepe se levantó a por un vaso de agua y Peluche, al sentirle, le pidió otro vaso; al llevárselo a la habitación, tuvo un encontronazo con el neoclasicismo: se tragó entera a la cómoda. Le fui a socorrer y me dijo “¡No te tolero ni una más, Lola!”
¿Sabéis lo que me habrá querido decir con esto? Yo, ni idea, es un poco exagerado, igual que su hijo.

lunes, 4 de enero de 2010

LOLA Y MARI PILI Y LOS REYES MAGOS

- Mari Pili es fundamental que nos centremos…
- ¿En qué, Lola?
- Pues en el papel.
- ¿En una cuartilla en blanco, Lola?
- Sí, petarda… Vamos a hacer magia potagia.
- Ah… comienza, entonces, tú…
- Descreída, más que descreída, te voy a dar una lección que en la vida se te olvidará… Comienzo… Queridos Reyes Magos de oriente occidental, dos puntos:
- Lola, el encabezamiento es más viejo que tú y yo que ya es decir
- ¿Por qué quitas la poesía a todo, Magui Pili? Te advierto que cuánto más andas con Paquito, más te pareces a él… Sigo… Majestades me pongo a vuestros pies como cada año que llega, punto.
- ¿Para que te agachas después de escribir, Lola?... Y no digas mentiras. No me parezco a Paquito, no me cabrees. Tú no te pareces al enterrador de muertos con el que te casaste…
- … A Dios gracias, amén… Pues si no quieres que te diga que te pareces a Paquito, ten otro espíritu. Y me agacho para dar más realismo y énfasis a la carta.
- ¿No crees que escribimos un poco tarde? Llegan esta noche. Mientras mandamos la carta, se van a cruzar por el camino, Lola.
- Ay qué leñe, Magui Pili, ¿pero dónde crees que está, entonces la magia?
- … El prestidigitador que me desprestigie, buen prestidigitador será…
- ¿Pero qué estás diciendo, zumbada?
- No sé, Lola, no sé… Yo creo que sólo creo en la presdigitación digital… Ya sabes, los tiempos avanzan…
- ¿Y?... ¿Quieres decir, hija, que ahora en vez de usar camellos, usan avión, cohetes?
- Lola, ¿por qué no maduras un poco? Los Reyes Magos no existen.
- ¡Aaaaaaaaalto! ¿Quieres decirme que vas a empezar como todos los años de nuestra santa y laaaaarga vida, desde que estábamos en el colegio, a decirme que no existen los Reyes Magos?
- Sí. A lo largo de la longitud de mi vida no he variado de opinión, Lola.
- ¿Y para eso te he criado a mis pechos, al calor de mis carnes, para que no hayas aprendido naaaaaaaada?
- Lola sólo me has enseñado gilipolleces.
- ¿Qué yo sólo te he enseñado gilipolleces, dices? ¿Que mis Reyes Magos son gilipollas? … ¿Y cuando te enseñé Ibiza, qué, eso es también una gilipollez?
- Ibiza es una excepción, Lola, pero los Reyes Magos, sí… ¿Pero no les ves qué caras de mermados tienen, leñe?
- …Un poquito de por favor, Mari Pili Fernández, de la saga de los Fernández y Asociados, ¿te has mirado la cara que tú tienes?
- ¿Qué la pasa a mi cara? Al menos es real y no la de esos tres que parecen que son tres aparecidos.
- Es que lo son, Mari Pili Fernández, de la saga de los Fernández y Asociados.
- ¿Qué son, qué, Lola? ¿tres gilipollas inventados por la mente humana y retorcida?
- Son tres aparecidos, Mari Pili, en nuestras mentes infantiles para generarnos ilusión.
- Pero yo es que no soy infantil, Lola. Ponte las gafas, un poquito de por favor, y mírame qué cuerpo tengo…, de mujer, mujer, mujer hasta sus últimas consecuencias.
- ¿Qué quieres, echarte un kiki con sus majestades los Reyes de Oriente Occidental? Ellos sólo traen juguetes, ilusión, magia…
- ¿Sabes si traen en sus mochilas espaciales alta joyería, cosmética de alta precisión para borrar arrugas, lencería de quitar la impotencia…, vamos, cosas prácticas?
- … No sé, a mí todos los años me traen un costurero a ver si de una puta vez aprendo a coser.
- ¿Y eso es mágico, Lola?
- No, pero yo creo en que algún día se aburrirán, o dejarán de fabricar costureros, Mari Pili.
- ¿Ves? No existen, Lola
- Qué sí, coño, existen, Mari Pili… Esta mañana he seguido a mi Pepe y no se ha metido en ninguna mercería. Este año es el año del milagro… ¡Viva a los Reyes Magos!

domingo, 3 de enero de 2010

LOLA Y LA LAVADORA

-¡Jesús, Lola!, ¿de qué vas?
-De desteñida. ¿Pasa algo?
-El año nuevo ya te ha hecho efecto. Volvamos al viejo, un poquito de por favor… ¿te equivocaste de programa?
-La vida no es como uno quiere, sino como sale de la lavadora. ¿Te enteras, Magui Pili?
-Pues… no, Lola.
-Pues está muy claro. Alguien me tocó y…
-¿Qué te tocó, Lola?
-Pues los botones, Magui Pili, que hay que explicarte todo.
-Ah… ¿Dónde tienes los botones?
-En el ombligo, no te fastidia.
-Lola…, podemos arreglar el desaguisado.
-¿Tú eres capaz de que una camisa de Pepe que usa la talla XXXL y ahora está en la S, vuelva a la XXXL? Mira los calzoncillos de Peluche han quedado de diseño en formato pañal.
-Hija, no soy Santa Milagritos, Lola. Además de ser los García, ahora sois los desteñidos encogidos… Qué desgracia, ¿no?
-Encogidos, pero con mucha honra, eh…
-¿A cuántos grados has lavado, Lola?
-A doscientos ochenta… Bueno, tal como ha quedado todo, tal vez un poquito más.
-… ¿Y Pepe?
-¿Y Pepe, qué?
-Que qué te ha dicho…
-Nada… Se miró, me miró, nos miramos y…
-¿Se fue?
-¿A dónde se fue?
-Pues, ¿a dónde se va ir, Magui Pili? A enterrarse con los muertos mientras se lamenta de su desgracia. Ellos le entienden mucho mejor que yo.
-Ay qué tierno es tu pepe, y qué sentido…, y tan alegre, ¿verdad?
-Sí, se sale. Es tan alegre que un día me voy de fiestuqui al cementerio.
-Oye, ¿y siempre llora por los muertos?
-No…, sólo a veces.
-¿Qué veces?
-Cuando le destiño, Magui Pili. ¿Es que no lo entiendes?
-Pues no, Lola. Hacer sufrir gratuitamente a un pobre hombre tan triste…, reconoce que es doblemente triste… Oye, ¿y si metes a Pepe en la lavadora?
-¿Para qué, para que se me cueza?
-No, piensa un momentito, Lola…
-Magui Pili, ¿cómo voy a pensar ya a tres de enero si me sienta fatal? Además si empiezo a pensar ya en estas fechas, cuando llegue diciembre se me habrá acabado el pensamiento…
No, Lola, tranquilidad. Es que si metes a Pepe…
-¿Qué le voy a meter a Pepe, Magui Pili?
-Meterle, no. Lavarle.
-Pero si mi pepe es muy limpio… No escatima agua, ni brocha de depilar la cara… Ni siquiera pasta de dientes.
-Lo sé, Lola, lo sé. Pero si le metes en la lavadora…
-Oye, Magui Pili, no habrás estado con Monchita y la Pichu, ¿verdad?
-No, claro que no.
-Pues yo creo que sí, y es más, sé lo que habéis estado haciendo.
-¿Ah, sí?
-Sí
-¿Y según tú, ¿qué hemos estado haciendo?
-Pues poner vuestras lavadoras por supuesto que no, porque si las hubierais puesto…
-¿Qué, Lola?
-Ahora seriáis unas viudas alegres y con la cara que traes… Queréis primero garantías…
-¿Eh?
-Queréis primero que pruebe con mi Pepe y si da resultado, metéis a Paquito, a Juanito Botellas y a Monchito en la lavadora… Y yo a mi Pepe le quiero hasta desteñido… Claro que él a mí creo que no… ¡Hace! Quiero la patente.
-¿La patente de qué, Lola?
-De encoger maridos y que dejen de dar la brasa. Pero… Magui Pili, si se les encoge todo menos el cerebro, ¿qué hacemos?
-Lola, el desteñido te sienta fatal.
-¿Ves? Te lo dije, pensar me sienta fatal…Anda, vamos a escribir a los Reyes Majos aunque, ¿tú crees que me reconocerán tan desteñida, Magui Pili?
-Tranquila, Lola sólo hay una.
-Menos mal porque si no, pobre mundo...

viernes, 1 de enero de 2010

LOLA SIN PELOS EN LA LENGUA

-Magui Pili, ¿por qué tu maguido no me ama?
-Te lo he dicho mil veces, Lola, Paquito dice que me quitas la poca cabeza que tengo.
-No, tiene que ser otro cosa, Magui Pili porque, debajo de esta capa de estrógenos envueltos en carne magra soy una tía seria.
-Lola, menos cuando te da el nervio, que ni oyes ni conoces, te ríes de tu sombra, y mi Paquito es un tipo serio, cerebral…
-…Gilipollas, añade, Magui Pili… Tenía que caer con una de esas amigas tuyas tan rancias, a ver qué cómo le iba la vida… ¿Tomamos las uvas?
-Ya es día uno, Lola, se nos ha pasado el arroz, Lola.
-Por culpa de Paquito, Magui Pili, pero ahora mismo pongo el reloj a las doce menos cinco y tomamos las uvas.
-¿Llamo a Paquito y a Pepe?
-Y a mi madre, si quieres, no te fastidia… No, tú y yo solas. Esos tres cenizos cuánto más lejos mejor
-Toma un cacho de mi liguero, es rojo, trae suerte.
-Magui Pili, tu liguero es para un muslo de pollo, no cabe el muslito de vaca.
-Vaaale… Voy a descorchar el cava y traigo los mazapanes.
-Ni cava ni mazapanes… Esos para Paquito. Tú y yo con gaseosa. Es barata, burbujeante, sensilla, vamos que somos dos gaseosas y no necesitamos de artificios.
-Lola, ¿tú me quieres?
-Te quiero, Magui Pili .
-Yo a ti también.
-¿Nos querrá alguien más?
-No tientes a la suerte, Magui Pili, hay cariños que matan.
-Comamos las uvas… ¿Cuántas has puesto?
-Treinta y seis, Magui Pili antes que sobre y no que falten.
-¿Formulamos ya los deseos del 2010?
-Sí, Magui Pili.
-¿Qué, Lola?
-Humor y salud… Ah, y “los toca pelotas” como tu Paquito fuera de mi vista, una buena temporada.