miércoles, 30 de septiembre de 2009

LOLA Y LOS IDIOMAS

-Lola, loliiiiiiiiita, ya estoy de vuelta.
-Hola Mari Pili.
-Mi Lola, cuánto te he echado de menos.
-Menos lobos, Mari Pili. Si me hubieras amado como una buena amiga, hubieras puesto a Paquito a hacer un par de paellas y me habrías llevado a Alemania.
-¡Mujer!, Paquito iba a buscar trabajo y yo le acompañaba para que no le engañaran.
-¿Y qué?, ¿le has dejado en Alemania?
-Qué va… Dice que no soy de fiar, que no puede vivir sin mí y que se volvía para España.
-No me extraña, ¿quién se va a fiar de ti? Te quedas sola y la armas.
-Lo que tú digas, pero me valora. Me quiere. Dice que las alemanas a mi lado son pura fantasía.
-Ya, ya sé cómo dices… ¿Y en qué idioma Hablaba Paquito?
-En alemán, por supuesto. Añadía quiebros castellanizados que hacían mucha gracia a los alemanes. Fíjate, Lola, se paraban para escuchar a Paquito y antes de irse se partían de risa.
-¿No le contestaban, Mari Pili?
-Ah, pues no… Fíjate, Lola, no había caído. Ninguno le contestó.
-Ya… En cambio, tú hablabas con él sin problemas.
-Claro, Lola.
-¿Tratasteis de hablar en alemán entre los dos?
-Sí, sí; hubo un momento en que, de hablar tanto ese idioma, olvidamos el español.
-¡Jesús!... Y una cosita, ¿ahora que estáis en casa, seguís practicando?
-Sí. Ahora que hemos cogido carrerilla, es mejor hablar en alemán.
-Ah… Oye, ¿y qué os decís?
-De todo, Lola… Una delicia. Debías probar.
-Yo llevo años, Mari Pili, años…
-¿Sí? Nunca me lo habías contado Lola. Pensaba que entre nosotras no había secretos… Qué piojosa eres.
-Alemán no hablamos, ¿eh? No te enfades. Pepe, ya sabes que es un hombre cultísimo y le encanta el mandarín. Sobre todo lo habla al levantarse y al caer al día.
-Y entre medias, ¿qué habla?
-Ni idea, no estoy con él.
-Y tú, ¿también hablas mandarín, Lola?
-Mari Pili, bien sabes que no soy un cerebrito. Todo el estrellato y protagonismo se lo cedo a Pepe; soy buena esposa. Yo hablo arameo. Es un idioma virtuoso a la par que sencillo… como yo, Mari Pili.
-Y, ¿hablando distintos idiomas, os entendéis?

-No. Pero, antes hablando el castellano, tampoco y, para colmo, menudos globos nos cogíamos. Con el método actual esto es un camino de rosas.
-¿Sí?
-Sí. Esta mañana se levantó con un mandarín de las tierras internas, vamos, con fuerte acento. Fíjate como sería de fuerte, que le ví hasta la coleta. Su bigote subía y bajaba… Impresionante, Mari Pili.
-¿Qué decía?
-A esas horas es el hombre gramola. Llevaba en las manos un calcetín y un calzoncillo. Subía, bajaba las manos en perfecta coordinación… Me devoraba con los ojos.
-¿Sí?, ¿y tú, qué hiciste?
-Contestarle, claro, pero en arameo. No le contesté como yo hubiera querido, es verdad, porque como estaba medio devorada por su pasión, pues hice lo que pude.
-¿Qué hiciste, Lola?
-Le plantifiqué el cesto de los calcetines y los calzoncillos en la cabeza. Serena, decidida y con la misma mirada devora hombres que él me pone.
-¡Soberbio!, Lola, soberbio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Yo hablo arameo. Es un idioma virtuoso a la par que sencillo… como yo, Mari Pili."

JAJAJAJAJAJA, casi me da un ataque!!! Ay qué bueno, por Dios!!!!

Besazos... y gracias por hacerme reír de tan buena mañana.

José Luis López Recio dijo...

jajajaj Genial caricatura de lo que es la comunicación en las parejas jajaja
Lo de reaccionar con la cesta de los calcetines ha estado muy bien.
Un abrazo, sin pasión no sea que me plantifiques algo en la cabeza jajaja

ALBINO dijo...

Vuelven tus magnificos dialogos y me alegro porque estoy totalmente identificado con Lola y Mari Pili.
Lo del aleman es un tando dificil. De los idiomas habituales fue el que mas se me resiste. Cuando pronuncian un poco fuerte parece que te estan insultando. ¿No crees?
Para mi en cuestion de idiomas, si se entremezclan con el amor, están el francés, el italiano y el portugues de Brasil.
Aunque con el tacto me defiendo mejor.
Un beso