-Mari Pili, estoy enamorada.
-No me extraña porque Pepe además de maniático, tiene muchos atributos. Sin duda vale mucho
-¿Quién te ha dicho que sea Pepe?
-¡Sacrílega! ¿No es Pepe? A tu edad poniéndole los cuernos, qué poca vergüenza tienes. No tienes perdón, eres peor que una sanguijuela caprichosa.
-No lo tendré, pero no es Pepe… Este amor es inofensivo, me inspira ternura. Es candor, inocencia, frenesí…
-Corta el rollo, Lola. ¿Cuántas novelas de Bárbara Carland te has leído este verano? Mírala si no es ella. Está poseída.
-¡Uy! ¿Quién? Cuenta, tengo ganas de chismorreo.
-¿Quién va a ser? Tú, mujer infiel, vanidosa y caprichosa… Toda tú terminada en osa.
-¿Yo? Es decir, ¿vamos que soy yo, dices? Tú, además de zorrilla, estás tarada Mari Pili. El sol te ha absorbido la masa cerebral. Fíjate estoy por decir a Pepe que nos muramos juntos cuando nos tengamos que morir. Esto es amor y lo demás poesía.
-… Y, ¿por qué te quieres morir con Pepe? Ya estás zumbada, eh…
-Yo a la humanidad no la puedo hacer esta faena de dejar solo a Pepe deambulando y pidiendo que alguien le lave y le planche sus calcetines y su camisa. Y si tienen agujeros los calcetines, más.
-Si Pepe siempre lleva los calcetines con tomates, Lola. No le tienes atendido. Y encima de apaleado, ahora cornudo.
-¿Mi Pepe cornudo? Dime Mari Pili, canta la gallina. ¿Qué sabes que no sepa yo? Mira que digo que no nos muramos juntos. Cuenta, ¿con quién me la pega? Ay Mari Pili que se ha buscado una que le cosa los calcetines…
-Lola, el cornudo es él no tú. ¿No me has dicho que estás enamorada?
-Sí, claro, y no es Pepe. Este amor me equilibra me da paz, no me exige… ¿Cuándo me ha dado todo eso Pepe? Jamás. Si lo dice mi madre “Lola antes de casarte estabas como un cencerro. Ahora estás loca”… Mi madre es muy sabia.
-¿Y quién es?
-¿Quién?
-Tu amor celestial, leñe.
-Sí, sí, es celestial… Quedamos todos los días.
-Pero qué moooorro. ¿Y a qué hora quedáis? ¿Cómo ha sido? ¿A qué se dedica?
-No te amontones, Mari Pili. Vamos por partes. Nos vemos cuando Pepe se va a la cama.
-Ay… Pecadora.
-Nos vimos de la manera más tonta. Miré al cielo y…
-¿Y qué? ¿Te tropezaste con él?
-Más o menos. No había luz y…
-¿Y qué? ¿Te besó? ¿Llevaba una linterna?
-Ni me besó ni llevaba linterna. Él es incandescente.
-¿Es electricista Lola? Me gusta más la profesión de Pepe de enterrador.
-Mi Pepe no es enterrador. Trabaja en una funeraria, guapa.
-A mí me encanta esa profesión. Es poco vista, vamos, que tiene glamour. Hay que tener madera para ejercerla.
-Uy pues con esto del ecologismo, se va a acabar la madera y se va a proceder al envoltorio con papel reciclado.
-¡Anda! Como en las carnicerías.
-Sí, más o menos… Mari Pili, ven que ha venido.
-¿Quién, dónde cuándo?... Lola, aquí no hay nadie.
-¿Y la Luna qué?
-¿Y qué tiene que ver la luna con tu amante?
-Es que la luna es mi talismán, mi…
-Oye Lola, por casualidad, ¿la luna es de quien estás enamorada?
-Pues claro, Mari Pili, como el torito o, ¿es que la luna es exclusiva de los astados?
-Tú me entierras, Lola… Pero sola, ¿eh? Contigo no quiero nada.
-Tranquila, te envolveré como a una sardina. Ahora si te aburres, no me invoques… ¡Esa Lola enamorada de luna tararí tarará…!
2 comentarios:
Lola y la luna ,dos frivolas de mucho cuidado.Pero las dos para comerselas ¡eh!
Besos
Yo no quisiera ser el torito enamorado de la luna, entre otras razones porque no me gustan los cuernos. Pero reulta que la luna, cuando está en cuarto creciente o en cuarto menguante, tambien asoma con unos buenos cuernos.
Asi que Lola, a ver si te aclaras. Es como si en lugar de estar enamorada del enterrador (es una decir) te enamoraras del muerto.
Por cierto, que esos ataudes ecológicos ya existen. No hace falta envolver en papel. Tienen la misma forma que los de madera, pero son de un cartón que se consume sin hacer polución o en las cremaciones, tambien se convierten en polvo.
Porque los de madera, y eso que te lo explique Pepe, querida Lola, una vez que se cierra la puerta del crematorio y antes de empezar la operacion, los separan del muerto, los reciclan y los vuelven a vender.
Un beso
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