-Lo que quieras, Mari Pili. Con las ganas de hablar que tengo como si me pides que te recite la Biblia en Morse. ¿Quieres?
-No, Lola, gracias. Lo que quiero que me digas es…
-Ya sé, Mari Pili, no me lo digas, sólo con mirarte lo sé… La raíz cuadrada de la felicidad es la incomprensión sostenida en un matrimonio.
-Lola…
-Calla, no me has dejado terminar, Mari Pili… Yo voto por el divorcio masivo.
-… Lola, el divorcio existe hace años.
-Imposible, Mari Pili. Si existiera realmente, Pepe hubiera hecho uso de ese derecho comunitario.
-Él, no tú…
-Sí, Mari Pili. Yo las grandes decisiones se las dejo a Pepe. Porque si me deja, ¿qué remordimientos iba yo a tener? La fashion victim sería yo… Esta noche le dejo el artículo treinta y tres del divorcio en la mesilla.
-¿Para qué?
-Para que se divorcie, Mari Pili. Yo quiero dejar de sufrir. Pobrecillo, tiene derecho a morirse feliz y yo no le dejo. ¿No lo comprendes?
-Lola, no comprendo nada.
-Ni yo, pero eso es lo de menos.
-De todas formas, Lola, lo que quiero que me digas es…
-Lo sé, lo sé todo. Nuestros vasos comunicantes se comunican. Constantemente están tus fluidos atrayendo a los míos y van y vienen y vienen y van. Están mareados.
-Entonces sabrás que…
-¿Cómo que si lo sé? Desde hace días.
-¿Sí? Ah… Oye deja de tocar todo, estás desbaratando la tienda.
-Son tus fluidos, Mari Pili, que en la conexión con los míos se desencajan y mis manos tiran todo… Mari Pili te has probado todas las botas de la tienda.
-No, Lola, me faltan las de la repisa de arriba, pero no llego.
-Voy yo. Sujétame el culo… Ahora que te digo una cosa: lo nuestro se solucionaba con la tormenta perfecta.
-Lola mira para arriba que vas a tirar todo. Ahora sigues hablando…
-Puedo hacer todo a la vez… ¡Hala! Mari Pili has tirado todo.
-Lola, ¿cómo voy a tirar todo si no me he movido de sujetarte el culo?
-Precisamente. No me has sujetado correctamente… Como te decía…
-Señora, disculpe… ¿Podía dejar de sobar los artículos?
-Pues no, joven, porque si no sobo no puede comprar mi amiga. ¿Comprende?
-¿Qué quieren ustedes? ¿Las puedo ayudar?
-No de nada… Mari Pili nuestros vasos comunicantes con los de la dependienta no se comunican. Vamonos.
-Sí, pero dime una cosa…
-Te digo lo que quieras. Ahora mismo te recito la Constitución española en clave de sí bemol.
-Noooooooooo, Lola, quiero que me digas por qué te pones esas diademas tan horrorosas en la cabeza.
-¿Ves? Es otra de las cosas por las que le diré a Pepe que se divorcie mañana mismo.
-¿Por qué, Lola?
-Es muy desgraciado cuando me ve con mis maravillosas diademas y yo, no pienso quitármelas.
-… Lola, ¿y qué harías tú solita?
-Vivir, hija, vivir. Amontonarme diademas una encima de la otra que es lo que me pide el cuerpo.
7 comentarios:
Uy! Se avecinan cambios radicales en la vida de Lola?
Un abrazo
Si Lola diferencia a William Makepeace con una ciclogénesis explosiva, Pepe lo ha tenido difícil, pero como todo reto, gratificante.
Mari Pili debería regalarle un traje de enfermera; y si Pepe ni fu ni fa: al lío con otro, Lola!
P.D.: El Dios Thor utilizaba su martillo cuando se enfadaba o recibía sacrificios.
Pobre dependiente con todos los zapatos caidos...Lola la terrible.
Estimada Mª Ángeles:
¡No te "divorcies" nunca de nosotros y sigue regalándonos estos relatos que nos hacen reír y disfrutar!
Un besote.
Nadie debiera perder el rumbo de su vida; nunca se tiene todo, pero, incluso en los tiempos de vacas flacas, la razón debe ser más fuerte que el sentimiento.
Ni predicador ni santo: experimentado.
Un beso y siempre, siempre, tu lector incondicional.
Divorcio masivo?
Que buena idea.
Si.
Obligatorio.
Besos.
Lola, ya te mandaré una diadema...pero de oropel. Las otras se reparten entre la Casa Real española y la torre de Londres....y la Casa de Alba, me olvidaba
Un beso
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