-¿Mari Pili?
-Buenos días, Lola…
¿Qué tienes preparado hoy para que hagamos?
-¡Sorpresón, Sorpresón,
Mari Pili!... Siéntate y disfruta…
-Contigo jamás, ni
cuando he tenido cientos de orgasmos provocados por tus locuras.
-¡Leches, Mari
Pili!, saliendo del armario a tus años, quién me lo iba a decir…
-Cada uno sale
cuando puede, Lola.
-Es decir, que las
mujeres te provocan bilirrubina y, en concreto, yo te he gustado toda la vida…,
no me extraña, soy irresistible.
-Lola, a mí no me
gustan las mujeres, entérate, que desquicias todo.
-Ya, sólo te gusto
yo, lo sé. Tranquila, no se lo diré ni siquiera a la calva de mi Pepe pero… ¿se
lo puedo contar a tu Paquito? Más que nada para que no tenga celos de mí.
-Lola, tú tampoco me
gustas.
-Mari Pili acéptate,
quiérete. Sé de buena tinta que mis encantos son de tal envergadura, vamos que
arraso.
-Mira, Lola, no
quiero seguir con esta conversación, ¿vale?
-De eso nada,
monada, las cartas encima de la mesa. Si sientes, se siente y no hay más que
hablar. Tú a mí no me gustas, pero acepto de buen grado que yo te gusto… Todo,
menos estar escondida. A tus cuarenta y todos no puedes ser otra, has de ser la
genuina Mari Pili, eso sí, ahora en versión contractual, lésbica y a mucha
honra.
-Lola, de verdad,
¿tú eres gilipollas o mermada?
-De todo hay, Mari
Pili, soy tan completa para todo… Ay, quién me lo iba a decir, a mis años tan
jamona y mi amiga bebiendo los vientos por mí.
Lola, no tengo nada
contra las lesbianas ni con los otros.
-¡Coño! ¿Quiénes son
los otros?
-Los homosexuales,
Lola.
-Vamos, que también
eres homosexual. Si te digo que nos educaron en la represión y ahora se te
acumula tanto que no sabemos por dónde empezar. Tranquila, Mari Pili, yo te
ayudaré. Vamos a ver, ¿sabes cómo te apellidas? ¿Sabes qué talla de faja
necesitas? Son dos datos imprescindibles para encontrar tu esencia y así sabrás
con que bando quedarte.
-¡Vete a la mierda,
Lola!
-Hija, de verdad,
cómo eres… A mí plin, allá tú con tus diarreas sentimentales… Anda vamos a
recoger el coche.
-¿Qué coche, Lola?
-Pues el mío…
-¿Desde cuándo
tienes tú coche si ni siquiera tienes carnet de conducir?
-Pero sí carnet de
bicicleta, guapa de cara.
-Ese carnet no te
vale.
-Cómo que no… Tacho
donde pone bicicleta y pongo turismo y asunto arreglado… Eso sí, Mari Pili,
¿Paquito tendría a bien prestarme una rueda?
-¿Una rueda? ¿Es que
el coche es cojo, Lola?
-Un poco, tiene tres
ruedas solamente y una de ellas pinchada… Le pasa como a ti.
-Oye, yo tengo
piernas.
-Ya, y mi coche
ruedas, pero tú y él no os definís…El coche no sabe si quedarse conmigo o irse
al desguace, y tú no sabes lo qué quieres ser, ya me dirás, igualitos.
-Quiero ser
astronauta, Lola.
-Ya, ¿y de qué sexo
gastan los astronautas, Mari Pili?
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